Cuba estrena curso escolar pleno de novedades

alina
03 September 2015 8:09am
Cuba estrena curso escolar pleno de novedades

Tras unas vacaciones de verano de intenso calor, disfrutadas a todo dar en playas, piscinas y sitios campestres,  el curso escolar arrancó este año con renovadas energías y un visible entusiasmo, que convirtió a todo el país en el escenario de la mayor y más alegre fiesta de la familia cubana.

Desde un extremo a otro del territorio nacional, en pueblos y ciudades, o en remotos parajes montañosos, las niñas y niños de la educación primaria, los adolescentes y jóvenes de nivel medio,  preuniversitario o de la enseñanza técnica, así como los universitarios, marcharon desde temprano a sus aulas.

Tal vez parezca exagerado, pero por alguna especial razón o rasgo de la cubanía, no creo que haya otro país donde padres y madres  consagren tanta dedicación y esmero a ese primer día de clases. Y en muchos casos, a ellos se suman abuelas y abuelos,  la tía o el tío que vive en casa y también vela por su educación.

Uno los puede ver acompañando a sus hijos, presentes en los  actos de inauguración, en ese primer contacto o el reencuentro con la maestra o el profe, como suelen decirles cariñosamente.

Es cierto que en Cuba se viven todavía días de estrecheces económicas, carencias y limitaciones, pero todos los escolares van de estreno, con sus coloridos uniformes nuevos, los varones con el pelo recién cortado, las niñas arregladas, relucientes.

Y si uno se fija bien podría ver este año a los pequeñines que caminan acompañados de mamá o papá, con sus zapatos de sport o escolares nuevos, sus mochilas y la bolsa de la merienda, como se ve en las películas de países de alto poder adquisitivo.

Cierto, no hubo reparo en sacrificios o gastos extraordinarios, lo más importante, la escuela con su mobiliario, los libros y libretas, el material escolar y los educadores están ahí, a pocas cuadras de casa, porque en Cuba la escuela está en el barrio, es la misma para todos, igual a la del resto del país.

Y por eso se distingue del resto del mundo, donde en muchos lugares se proclama una gratuidad en el papel,  de acceso condicionado  a encontrar matrícula en el colegio cercano o poder cubrir gastos de transporte, vestuario, alimentación. Y ni hablar de las diferencias entre los del campo y las ciudades.

En Cuba  ocurría igual. Datos de una encuesta realizada en 1953 revelan que 550 mil niños de 6 a 14 años no tenían escuelas. Por  tanto, tampoco asistían a clases y la mitad de la población escolar carecía de aulas de enseñanza media.

Más de 2 millones de cubanos eran analfabetos plenos o funcionales, en un país de 6,5 millones de habitantes.

Por supuesto, la educación universitaria era un privilegio de las élites y ni por asomo se escuchaba hablar de enseñanza de adultos o de escuelas especiales para discapacitados. 

El derecho conquistado a partir de 1959 de una educación igual y gratuita a todos los niveles para todos los ciudadanos, desde la edad preescolar hasta la universitaria, sin distinción de género, raza o edad, hizo realidad una de las mayores aspiraciones  de la sociedad.

Tal vez por eso, por la esperanzadora certeza de un desarrollo cultural para sus hijos e hijas, garantía de una vida digna y de una real igualdad de oportunidades de desenvolvimiento, es que padres y madres, se empeñan en garantizarles  un alegre estreno del período escolar.

Este año se notó un particular esmero de las autoridades del sector por extraer el máximo al presupuesto asignado para la educación, que sobrepasa el 13 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) una proporción entre las más altas del mundo.

Según informó la ministra de Educación Ena Elsa Velázquez, casi un millón 800 mil alumnos ingresarían a las aulas este curso.

El país dispone este curso de 10 350 instituciones, a las que se garantizó la base material  de estudio y de vida de todos los que intervienen en el proceso educativo, por lo que la titular estimó que este año existen condiciones superiores al anterior.

A manera de ejemplo reveló que se destinaron 17,5 millones de dólares para la importación de materiales, entre ellos lápices de escribir y de colores, acuarelas, cuadernos de dibujo, libretas y otros medios de artes manuales.

Al comenzar las clases ya se habían distribuido en todo el país 188  de un plan de 247 títulos de libros de texto o de bibliografía, con una tirada total de 12,7 millones de ejemplares. La cifra es ilustrativa de la masividad y el empeño en garantizar calidad.

Hasta el 1 de septiembre 2 584 escuelas habían sido reparadas, muchas más que las 1 831 previstas, con el apoyo laboral en algunas  comunidades de los propios familiares de alumnos.

El 89 por ciento de las escuelas secundarias básicas tienen ya sus flamantes laboratorios de Física, Química y Biología, cifra que llegará al ciento por ciento el año entrante.

Las universidades también recibieron una fuerte inversión para obras de mantenimiento ascendiente a 20 millones de pesos, así como un fuerte equipamiento de medios de computación y una notable mejoría de la conectividad.

Los datos de la Educación en Cuba pueden resultar abrumadores, pero su significado se materializa en una población cada vez más culta, que según la premisa martiana le permita ser más libre.

Al abordar las prioridades de este curso para los alumnos, la titular del sector enumeró la Historia de Cuba, la lengua materna y el idioma inglés, en tanto los docentes tendrán que acentuar su superación profesional.

Es cierto, faltan maestros en algunas provincias, pero entre alumnos universitarios, profesionales de otros sectores y el esfuerzo extra de maestros en activo –uno de los sectores más sacrificados- se irá compensando el déficit.

El país asiste a un reordenamiento y profundas transformaciones económicas y sociales, que requieren una formación educativa y de valores a la altura de los nuevos retos y desafíos.

El  ejemplo de los maestros, el empeño de madres y padres para que sus hijos salgan airosos en los exámenes -cada vez más rigurosos- y el aporte de la sociedad, se imponen como requisito para que este curso escolar, convierta en certezas las esperanzas y confirme el efecto de su aire alegre y renovador.

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