El Templete acoge otra Ceiba

alina
25 February 2016 2:50pm
El Templete acoge otra Ceiba

La Ceiba es parte de sueños, añoranzas, es tronco fundador de lo cubano. En  1515 la villa de San Cristóbal de la Habana fue trasladada desde la costa del sur cerca de Batabanó, al lugar y puerto que ahora ocupa, y que entonces tenía el nombre de Carenas.

Una, otra y la misma ceiba agasajan al visitante, para algunos historiadores es el primer asiento de la población habanera, por ser de terreno más sólido y adecuado.

En ese entonces el mar se introducía hasta la banda del Norte, cubriendo todo el espacio que media entre las iglesias de la Catedral y el  Ángel, llegando incluso a los terrenos de Monserrate. Razones entre otras que hicieron fuera elegido este lugar para la primera misa y primer cabildo que se celebraron en la ciudad.

Y es que el tiempo no perdona, siglos de vida es imposible y las ceibas dicen adiós. Por estos días expertos cubanos anunciaron que otra Ceiba sustituirá en breve a la que por casi 60 años fue abrazada por millones de personas  cada 16 de noviembre,  para celebrar la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana.

Enfermo, carcomido por comejenes,  el añejo árbol da paso a otro, como en otros momentos, otra dio paso a otra, desde mediados del siglo XVIII cuando murió la primera Ceiba y varias veces fue reemplazada hasta llegar a la actual ya sexagenaria.

La Ceiba es un símbolo entre los habaneros, quienes en cada aniversario fundacional de la villa concurren para dar tres vueltas en silencio al tronco, depositan una moneda en sus raíces y por cada giro piden un deseo al santo patrón de La Habana.

En pleno corazón de La Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad, en el entorno de la Plaza de Armas del Castillo de la Fuerza, el Palacio del Segundo Cabo o el imponente Palacio de los Capitanes Generales, símbolos significativos del poder español en Cuba durante el período colonial, está El Templete, y en su regazo La Ceiba, nombres que aparecen indisolublemente unidos. Si se habla de la Ceiba al habanero le viene a la mente El  Templete, y viceversa. 

El Templete, arquitectura de forma de templo dórico griego reflejo de la influencia de la cultura greco-latina u occidental en América,  tiene en su  fachada un pórtico de seis columnas dóricas que sostienen un friso decorado y un frontón con la inscripción conmemorativa de la inauguración.

La parte de atrás tiene igualmente cuatro pilastras con capiteles dóricos y otros adornos; el techo es plano y de cornisa amplia, zócalos áticos y los pisos interiores son de mármol. Se realizó en el corto plazo de cuatro meses, bajo un presupuesto inicial de 10 000 pesos, que al final costo el doble de lo prefijado.

En el interior del monumento hay tres cuadros; uno al frente que representa el acto de su inauguración, y dos a los lados, relativo el uno a la primera misa, y el otro al primer cabildo que según la tradición se celebraron bajo la ceiba primitiva. Todos fueron pintados por el profesor Juan Bautista Vermay, cuyos restos descansan en este lugar.

Desde 1828 data su construcción y según registros corresponden a los planos del coronel Antonio de la Torre, con la batuta arquitectónica del Regidor Francisco Rodríguez y Cabrera, quienes cumplieron los deseos y las órdenes del capitán general Francisco Dionisio Vives, pues en este lugar se cree fue fundada en 1519 la Villa de San Cristóbal de La Habana. Obra que, acorde con especialistas, fue la primera construcción de carácter neoclásico de La Habana  y entre las de mayor influencia en la arquitectura cubana.

En los jardines, una Columna de Cajigal, de don Francisco Cajigal de la Vega, la cual tributa al gobernador español que mandó a construirla en 1753, al morir la primera ceiba plantada. Comentó el historiador José Martín Félix de Arrate que fue  robusta y frondosa hasta 1753.

Para perpetuar el hecho en la historia, Cajigal  dispuso que se levantase en el propio punto un obelisco, el mismo que hoy se ve en el centro del enverjado que está al frente de El Templete, y que tiene por nombre el Padrón de la Habana, pues están clavadas en sus lados las armas de la ciudad en láminas de bronce

Para la memoria del árbol inicial se sembraron por orden del Rey tres nuevas ceibas en torno del obelisco y los leños de la vieja derribada  se dice algunos fueron  los compró el cónsul de los Estados Unidos para el museo de Washington.

Muchas historias atesora este lugar y su entorno que le llevarán al visitante más de un día de recorrido, en un lugar de subyugante belleza, sugerencia en esta ocasión de La Habana invita… y que puede concluir justo en el restaurante El Templete, excelente oferta gastronómica.

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