Entrevista al Doctor Alfredo González Lorenzo, viceministro de Salud Pública de Cuba

alina
25 April 2015 12:33am
Entrevista al Doctor Alfredo González Lorenzo, viceministro de Salud Pública de Cuba

La salud cubana asiste a un proceso de transformaciones enfocadas en la reorganización, compactación y regionalización de sus servicios, afirmó el doctor Alfredo González Lorenzo, vicetitular del Ministerio de Salud Pública.

El doctor Alfredo González Lorenzo, viceministro del Ministerio de Salud Pública de Cuba, dedicó parte de su agenda en la Convención Internacional Cuba Salud 2015 para aclarar algunas curiosidades surgidas en el marco del evento, y otras asociadas a procesos naturales que gravitan sobre los cubanos.

Aunque apremiados por el tiempo, la sagacidad de este hombre seducido por la Neurocirugía y la innovación, permitió que nos diéramos cuenta con solo cruzar algunas palabras de que estábamos en presencia de un hombre que domina todos los detalles que conforman la evolución de los servicios médicos en Cuba, los cuáles según explicó se atemperan a los desafíos de cada momento histórico.

Precisó que para hablar sobre la salud hay que remontarse al siglo pasado, donde se definen los orígenes de la política sanitaria en la Isla: “La semilla la sembró Fidel Castro, en 1953, en La Historia me absolverá”.

Recordó que las transformaciones prácticas de los servicios sanitarios se ejecutan luego del triunfo de la Revolución y que la definición de un sistema de Salud único, estatal, accesible, gratuito, universal —fundado en los años 60 del pasado siglo— establece desde entonces cuáles son las prioridades y la orientación de nuestro modelo de Salud Pública.

El vicetitular del MINSAP refirió que los conceptos de acceso y cobertura de los servicios de salud, reclamados en muchos lugares del planeta, se empezaron a materializar en la Isla luego de 1959 y constituyeron las primeras transformaciones del modelo sanitario.

Estas, según alegó, comenzaron con el Servicio Médico Rural, el desarrollo del Policlínico Integral, la creación de los institutos de investigaciones, y la lucha contra las enfermedades transmisibles que entonces marcaban el cuadro de salud de la población cubana.

Dijo que los años 70 se atemperaron a las situaciones de la época, con especial énfasis en los programas básicos del área de salud, el desarrollo de las universidades y de la Higiene y Epidemiología, mientras que la década de los 80 fue cuna y fragua del Programa del Médico de la Familia, fundado por Fidel.

Es en esa época, también, cuando cobran impulso en todo el país el desarrollo de las especialidades médicas y la introducción de tecnologías de avanzada en el sector.

González Lorenzo define a los años 90 como los de resistencia, cuando se adoptaron medidas para continuar perfeccionando la atención primaria y preservar lo alcanzado en materia de salud. Incluso, a finales de esa década se impulsan las misiones médicas en países hermanos.

Al remitirse a los primeros años del siglo XXI se detiene en la Batalla de Ideas, la cual se extiende hasta nuestros días y comprende inversiones cuantiosas y la recapitalización tecnológica para medios de diagnósticos y terapéuticos en la rama de la salud, que como otras fue abatida por el Período Especial. En medio de ese proceso el sector continúa desarrollando la colaborando internacional.

¿Cómo hacer posible que la sostenibilidad que se pretende ganar no atente contra la calidad de este servicio?

Hay un conjunto de acciones que están dirigidas justamente a reforzar y gestionar permanentemente la calidad.

El Programa del Médico de la Familia surgió con una cobertura de un médico cada 120 familias, lo cual se traduce en que un galeno podía atender entre 500 y 600 habitantes. Posteriormente, a partir de ciertas situaciones de los servicios, hubo que ampliar la cifra de personas por médico y se aplicaron diferentes medidas, como la clasificación de consultorios en categoría: tipo 1 y 2, los que jugaron su papel en la primera década del 2000.

Después trabajamos en la reorganización de esos servicios, a partir de la referencia de 120 familias por médico. Entonces pudimos valorar que un solo galeno con la enfermera u enfermero podía atender en términos prácticos entre 250 y 300 familias. No todo está resuelto en un grupo de consultorios.

Hay que hacer mucho más por mejorar las condiciones estructurales de estos. Hay que seguir trabajando para que todos los médicos tengan lo necesario para trabajar con calidad. Al unísono están ocurriendo en el sector otros procesos que garantizan la superación de nuestros médicos. Velamos constantemente por la calidad de su formación y por el perfeccionamiento de su trabajo.

Las estrategias de superación están dirigidas a las urgencias y necesidades de las enfermedades del cuadro de salud que tiene la población en estos momentos. Eso está acompañado del principio de que nuestras universidades llegan a los escenarios comunitarios.

Se han implementado en otras oportunidades diferentes acciones con propósitos específicos. Desarrollamos un grupo de servicios en todos los policlínicos, porque la vida nos demostró que cuando se habilitan determinados servicios, cuya demanda es pequeña en un policlínico, el técnico que la ejerce no adquiere las habilidades que garantizan el aprendizaje y la calidad, solo consolidadas con la práctica.

Así se reorganiza el servicio bajo el principio de la sostenibilidad que también debe estar presente en la asistencia médica, que aunque es gratuita para el pueblo tiene costes elevados.

¿Cómo se están concibiendo los servicios de salud para cuando en el 2030 el 30,3 por ciento de la población tenga más de 60 años?

Se trata de una situación compleja, cuyo abordaje sin duda constituye un reto teniendo en cuenta que no solo estamos hablando de envejecimiento de la población, sino también de una reducción de las tasas de reproducción y los índices de fecundidad y natalidad, por lo tanto estamos hablando de un conjunto de elementos que integran lo que se llama transición demográfica.

Cuando el 30 por ciento de la población tenga más de 60 años, estaremos hablando de personas que necesitan calidad de vida, que pueden estar enfermas al prolongar más su existencia, por lo que pueden padecer de varias dolencias a la vez.

Para entonces, predominarán las enfermedades cardiovasculares, degenerativas, metabólicas y el cáncer. Por tanto el reto del sistema de salud es ir creando condiciones para garantizar un escenario con un envejecimiento satisfactorio.

La responsabilidad nuestra es colosal, pero tenemos una fortaleza: el Programa del Médico y el Enfermero de la Familia que está en la comunidad, donde se desenvuelve la mayor cantidad de las personas que componen la tercera edad.

Desde estos momentos se capacitan a esos profesionales y a los que forman parte de los grupos básicos de trabajo en los temas de Gerontología y Geriatría. También contamos con el policlínico, que ofrece servicio de rehabilitación para responder a las discapacidades que se asocian a esa edad. Además se garantizan las consultas de los diferentes especialistas que proceden de los hospitales.

Estamos, incluso, trabajando para gradualmente facilitar la consulta de los geriatras a los policlínicos y al resto de los especialistas, para que puedan atender la gama de enfermedades que se presentan en ese grupo etario.

Como parte de la estrategia para asumir ese reto contamos, además con instituciones como las Casas de Abuelos y Hogares de Ancianos. Las primeras se encuentran en la demarcación de las áreas de salud, donde durante el día se atienden a los ancianos y no solo se les ofrece alimentación, sino también se les facilita un grupo de actividades para mantener en condiciones favorables su salud física y mental.

En el caso de los Hogares de Ancianos se les garantiza la atención tanto a los que permanecen internados como a los que se benefician de estos lugares durante el día. No menos importantes dentro de las estrategias son los Círculos de Abuelos, lugares donde se les facilita a los ancianos la integración, mediante sinergias y relaciones con otros organismos.

Para abordar esta problemática el principio de la integralidad debe articularse. Hay un aspecto que me gusta siempre aclarar: el incremento de la esperanza de vida de las cubanas y cubanos hay que verlo como un resultado del desarrollo de programas sociales de la Revolución que ha enaltecido los programas de salud desde su triunfo.

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