Entrevista con el Dr. José Luis Di Fabio, representante de la OMS/OPS en Cuba

alina
22 April 2015 12:39am
Entrevista con el Dr. José Luis Di Fabio, representante de la OMS/OPS en Cuba

Para el Dr. José Luis Di Fabio, representante de la OMS/OPS en Cuba, la Convención Internacional “Cuba Salud 2015” en tiempos en los que las diferencias sanitarias se están acentuando en todo el mundo, es una oportunidad de lujo para “debatir los temas claves y prioritarios de la agenda internacional sobre salud. Esta Convención de Salud 2015 es una más, aunque diría la principal, de una serie donde se exponen los avances sobre la salud en Cuba y el resto del mundo desde un enfoque de la Atención Primaria de la Salud”.

“Varios temas fundamentales para la Salud Pública serán presentados y discutidos, pero me gustaría destacar el acceso y cobertura universal en salud, donde veremos cómo diferentes países han y/o están desarrollado sus estrategias particulares para que el sistema de salud pueda responder a las necesidades de la población; que las personas y comunidades tengan acceso, sin discriminación alguna, a servicios integrales de salud, adecuados, oportunos, de calidad, determinados a nivel nacional, de acuerdo con las necesidades, en base a sus contextos históricos, económicos y culturales diferentes.

“También es muy importante el punto de las determinantes sociales y la equidad en salud, pues las inequidades en materia de salud se deben a las condiciones de la sociedad en las que una persona nace, crece, vive, trabaja y envejece. Y como elemento fundamental sobresale la colaboración médica internacional, con el ejemplo especial y particular de Cuba y la cooperación Sur-Sur, ya sea manifestada en la colaboración directa, respondiendo a las necesidades de salud de la poblaciones especialmente en áreas rurales, aisladas y vulnerables, como en la formación de recursos humanos, o en la respuesta a desastres naturales o epidemiológicos como el Ébola en África Occidental”.

¿Cómo repercuten las políticas económicas, sociales y ambientales en el desarrollo y trabajo médico a nivel global?

La buena salud se basa tanto en el acceso a intervenciones médicas, como en las condiciones de vida y las opciones y decisiones personales. Muchas fuerzas externas afectan la calidad de la salud de las personas y estas son los determinantes de salud, entre ellas la enseñanza, el empleo, el nivel de ingresos y la distribución de los mismos, la vivienda, el medio ambiente, la seguridad alimentaria y la nutrición, la raza, el género y el estrés. Diversos ejemplos nos muestran cómo estos factores y sus combinaciones tienen marcadas relaciones con los riesgos para diferentes enfermedades y la esperanza de vida.

Por lo tanto, hablar de buena salud no depende exclusivamente de las medidas tomadas por las instituciones y la prestación de servicios, sino también del desarrollo coordinado de la sociedad en su totalidad, donde además de salud participan otros sectores y actores. Es fundamental reconocer y aceptar que de una colaboración coordinada e intersectorial se logren formular políticas integrales que tengan en cuenta las necesidades de toda la población, prestando una atención especial a los grupos vulnerables y las zonas de alto riesgo.

¿Cuál es el papel de la OMS y la OPS en un mundo cada vez más consciente de la importancia de equilibrar la balanza en términos de salud, pero condicionado por las imposiciones de las industrias farmacéuticas y el negocio que hoy constituye la medicina?

Los costos en salud están aumentando en forma alarmante y las expectativas públicas por la atención también están aumentando. Al mismo tiempo, muchos países están buscando estrategias que le permitan caminar hacia la cobertura universal para proteger sus poblaciones más vulnerables. El aumento de las enfermedades crónicas no transmisibles está alcanzando a todas las poblaciones, ricas y pobres. Enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes y cáncer pueden representar hasta un 80% de la carga de enfermedad de países de bajos y medianos ingresos y muchos de estos pacientes requieren de tratamientos de largo término, por no decir de por vida, con medicamentos muchas veces muy costosos que afectan los sistemas de salud y la economía de los pacientes.

Lo mismo sucede con la tecnología y alta tecnología médica.

Hay informes que reportan que los países podrían ahorrar hasta un 60% de sus gastos farmacéuticos si cambiaran los medicamentos de marca por genéricos. Recientemente la globalización de la protección de patentes ha agregado una nueva carga al tema de acceso a medicamentos, haciendo más difícil la producción y compra de estos productos genéricos de más bajo costo. El actual sistema de incentivos para la innovación farmacéutica sigue estando conducido por las fuerzas del mercado y no por las prioridades globales de salud. Con este esquema, el desarrollo de nuevos productos para las enfermedades que afectan mayormente a los pobres falla por la falta de capacidad de pago, aunque las necesidades sean enormes.

Las preguntas que debemos hacernos entonces son las siguientes: ¿El precio de una nueva medicina debe reflejar el valor que esta medicina tenga para los accionistas o la sociedad? ¿Son los medicamentos esenciales bienes públicos? ¿Debe el precio de un nuevo medicamento estar basado en lo que el mercado esté dispuesto a pagar?

La OMS promueve el acceso a medicamentos asequibles, seguros, eficaces y de calidad, y ante esta problemática se ha embarcado en la aplicación plena de la estrategia mundial y plan de acción de la OMS sobre salud pública, innovación y propiedad intelectual, que entre varias acciones fomenta las actividades de investigación y desarrollo, apoya la creación de capacidades de innovación en materia de investigación y desarrollo, fomenta la transferencia de tecnología entre los países desarrollados y los países en desarrollo, apoya la aplicación y la gestión del régimen de propiedad intelectual, y asegura y potencia mecanismos sostenibles de financiación de las actividades de investigación y desarrollo.

Atención médica pública, universal y gratuita, ¿una utopía?

El preámbulo de la constitución de la OMS dice: “El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social;” y este es el valor central para el acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud.

La cobertura de salud se define como la capacidad del sistema de salud para responder a las necesidades de la población, lo cual incluye la disponibilidad de infraestructura, recursos humanos, tecnologías de la salud (incluyendo medicamentos) y financiamiento. La cobertura universal de salud implica que los mecanismos de organización y financiación son suficientes para cubrir a toda la población, pero no es suficiente por si sola para asegurar la salud, el bienestar y la equidad en salud.

La República de Cuba en el artículo 50 de su Constitución, establece el derecho que tienen todos los ciudadanos del país a que se les atienda y proteja su salud, y la obligación que tiene el Estado de garantizar ese derecho con la prestación de la asistencia médica de forma gratuita mediante la red de instalaciones de servicios médicos.

Lo anterior, en la ley 41 del 1983 se concretó en un sistema nacional de salud único, gratuito, accesible, universal e integral, basado en la Atención Primaria de Salud, que entre muchos logros ha mantenido la tasa de mortalidad infantil por debajo de 5 por cada mil nacidos; con una mortalidad materna directa de 21, 5 por cada 100 mil nacidos vivos y una expectativa de vida de 78 años; y con varias enfermedades inmunoprevenibles eliminadas. Por lo tanto, la respuesta a su pregunta es: no es una utopía, es posible siempre que los gobiernos le den a la salud la prioridad que tiene y que la salud de las poblaciones no sea considerada como un gasto, sino un eje del desarrollo humano, y que exista un compromiso de toda la sociedad para promover la salud y el bienestar.

De cualquier manera, cuando hablamos de acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud estamos hablando de que todas las personas y las comunidades tengan acceso, sin discriminación alguna, a servicios integrales de salud, adecuados, oportunos, de calidad, determinados a nivel nacional, de acuerdo con las necesidades, así como a medicamentos de calidad, seguros, eficaces y asequibles, a la vez que se asegure que el uso de esos servicios no expone a los usuarios a dificultades financieras, en particular los grupos en situación de  vulnerabilidad.

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