Fidel será inhumado en el Cementerio de Santa Ifigenia

alina
26 November 2016 4:00pm
Fidel será inhumado en el Cementerio de Santa Ifigenia

La visita al santiaguero Cementerio de Santa Ifigenia, lugar donde descansarán las cenizas del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, constituye un verdadero encuentro con la historia cubana y universal. Este camposanto, inaugurado el 22 de abril de 1868, el más antiguo de Cuba, rinde verdadero homenaje a quienes dieron su vida por causas justas. Una rica arquitectura elaborada en mármoles de origen francés e italiano, conforman el patrimonio de esta necrópolis en la que predominan monumentos funerarios de verdadero arte. Un ejército de madonnas y ángeles velan el descanso eterno de hijos naturales y adoptivos de esta ciudad.

Salta a la vista el Mausoleo del Héroe Nacional de Cuba José Martí, construido de hormigón y mármol de cantería, de más de 23 metros de altura y frente al cual permanece encendida la llama eterna, perpetuo homenaje a los caídos en defensa de la Patria. Significativo es, alrededor de este monumento, la guardia de honor realizada con impecable marcialidad.

Impresionantes también por sus diseños la tumba del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes; la de Don Emilio Bacardí, primer alcalde de la ciudad y fundador del museo más antiguo de Cuba, cripta que fue traída a la Isla por encargo de sus familiares desde Arizona, EEUU. Los panteones de los Mártires de San Juan de Wilson, el de los Mártires de la Revolución y el Retablo de los Héroes son otros sitios de inevitable visita.

«La página más hermosa de la historia de los pueblos es honrar a sus héroes», dice la lápida de una hermosa bóveda en la cual descansan los restos de 481 soldados españoles caídos en los combates de San Juan y El Viso, en el año 1898.

Encontrará también en su andar por el cementerio el Sendero de los Trovadores, donde el destino ha traído a su descanso eterno a personalidades de la cultura cubana, como es el caso de Pepe Sánchez, iniciador del bolero en Cuba; Ñico Saquito, cantante y compositor santiaguero; Miguel Matamoros, fundador del famoso trío Matamoros, y el no menos célebre músico Francisco Repilado (Compay Segundo). Reposa además en esta área del Campo Santo el polaco Nicolay Yavorky, profesor de danza de Alicia Alonso, directora general del Ballet Nacional de Cuba.

Casi a la entrada se encuentra ubicada la bóveda No. 116, propiedad de los Marqueses de las Delicias de Tempú, sitio en el que descansan los restos del doctor Francisco Antonmarchi Mettei, prestigioso médico nacido el 6 de julio de 1789, en Córcega, Francia.

 

Estudió medicina en Florencia, Italia, distinguiéndose por el tratamiento de enfermedades tropicales. Ejerció como médico en el Ejército Imperial Francés. Su reconocida labor profesional unida a la amistad con el Cardenal Fech, tío paterno de Napoleón, hace posible que sea convocado para sustituir al Dr. O´Meara, en la Isla de Santa Elena, donde se encontraba exiliado el emperador francés.

Vencida la predisposición surgida entre Napoleón y el médico, este llega a convertirse en su amigo y es por eso que escucha de su boca sus últimos deseos: «Quiero que después de mimuerte abráis mi cadáver y saquéis el corazón y lo llevéis a Parma, donde lo entregaréis a mi amada María Luisa. Id después a Roma, ved a mi madre y a mi familia y decid a todos los míos que el gran Napoleón ha expirado en esta triste roca en la situación más desfavorable careciendo de todo, abandonado a sí y a la gloria».

De este modo, el 5 de mayo de 1821, el doctor Antonmarchi cierra los ojos a uno de los hombres más enigmáticos y famosos de la historia. No sabía el médico francés el ambiente de discordia e incomprensión que le aguardaba a su regreso, situación que influenciada por las corrientes migratorias francesas hacia Cuba lo hacen decidir probar suerte en la Isla.

Primeramente llega a La Habana, pero allí no encuentra una atmósfera propicia para su estancia y se traslada a finales de 1837 a Santiago de Cuba. Se le reconoce en esta ciudad por su incesante labor profesional, pero cuando más comprometido estaba, enfrentando una gran epidemia de fiebre amarilla, se contagia y muere en esta ciudad, la mañana del 3 de abril de 1838.

Por los elementos patrimoniales que atesora Santa Ifigenia, cuyo legado se extiende desde la época colonial santiaguera hasta nuestros días, y por sus valores arquitectónicos, donde predomina el neoclacisismo, es declarado el 7 de febrero de 1937, y ratificado el 20 de mayo de 1979, como Monumento Nacional. Título merecido para un sitio que representa importantes páginas de la historia de Cuba y donde se ha infiltrado también una parte de la historia universal.

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