Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso

alina
07 October 2015 11:15pm
Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso

Un recorrido por el complejo cultural Gran Teatro de La Habana es adentrarse en lo más profundo de la cultura cubana, por su emblemático edificio, considerado una de las joyas arquitectónicas de la capital cubana, la más antigua de las salas –aún funcionando- del hemisferio occidental y además por ser sede de los más lúcidos espectáculos de relevantes artistas de todas las latitudes.

·       En 1886 la Corte Suprema de Estados Unidos admitió que el teléfono había sido inventado en el Gran Teatro de La Habana.

·       Fue aquí donde se tocó por primera vez la marcha del Himno Gallego.

·       El teatro posee 90 palcos, más de 20 filas y capacidad para recibir a unos 2 000 espectadores.

Pero antes de adentrarnos en el maravilloso mundo de la danza, las voces, sonidos y acordes que encierran estas añejas y muy bien conservadas paredes del GTA debemos significar que recién y de manera excepcional por decisión del Consejo de Estado de Cuba este histórico recinto lleva el nombre de la leyenda viva de la danza, Alicia Alonso, por sus “aportes significativos a la danza cubana y universal, su extraordinario prestigio nacional e internacional, su amor a la patria y fidelidad a la revolución cubana”.

Y es que, por demás, una parte importante de la labor pedagógica y danzaria de la Prima Ballerina Assoluta, fundadora y directora del Ballet Nacional de Cuba, está vinculada estrechamente a este teatro, que dirigió durante varios años y fue escenario también de sus grandes triunfos.

El Gran Teatro está situado en la popular barriada de Centro Habana, en la manzana que comprende las calles Consulado, San Rafael, San Martín y Prado; y tiene muy próximos el Capitolio Nacional, próxima sede de la Asamblea Nacional e Cuba; el Parque Central y el Hotel Inglaterra, con su heladería El Louvre que da nombre a toda la acera.

Mientras caminamos hacia el Gran Teatro de La Habanavienen a la memoria algunos datos y documentos históricos que refieren de los inicios de este centro cultural.

Recordemos que tras la construcción del Paseo al Prado, a fines del siglo XVIII ya esa zona era punto de encuentro de la sociedad habanera de la época, realidad que marcó la construcción de grandes edificaciones aledañas, las cuales se extendieron por el año 1834.

Cuatro años más tarde, el 15 de abril de 1838 se inauguró el Teatro Tacón, el más importante de la capital y uno de los mayores del continente. Fue dotado como los mejores teatros europeos de la época.

La obra correspondió al arquitecto Antonio Mayo, quien lo concibió con un estilo predominante ecléctico, con 90 palcos, más de 20 filas y capacidad para recibir a unos 2 000 espectadores, devenido el escenario por excelencia de la aristocracia criolla. Se dice que fue por sus cualidades técnicas el tercero del orbe, después de la Scala de Milán y el de la ópera de Viena.

Más tarde, en 1906, la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Galicia compró el teatro primigenio y la manzana entera en la cual estaba ubicado y en ocho o nueve años construyó el edificio actual, con un costo de un millón 800 mil pesos. Se instaló aquí la sede del Centro Gallego de La Habana y fue donde además se tocó por primera vez la marcha del Himno Gallego.

La obra corrió a cargo del arquitecto belga Paul Beleu y de la  firma constructora Purdy & Henderson. El estilo es descrito como renacimiento español o francés, también con elementos del barroco.

Los elementos se colocaron de forma equilibrada, los balcones, ventanas, cornisas, la proporción de sus torres y la unidad de las molduras logran un ritmo elegante. Sus fachadas ricamente decoradas con esculturas y otros adornos en mármoles y bronces, tienen en lo alto, cuatro grupos escultóricos de mármol blanco.

Esas piezas, del escultor italiano Giuseppe Moretti, son alegorías que representan la beneficencia, la educación, la música y el teatro.

Pero no solo en las fachadas hay evidencias de exquisitez del Gran Teatro de La Habana. Sus interiores muestran igualmente el lujo y la elegancia de la época, como sus escenarios han mostrado la mejor factura artística de todos los tiempos.

La sala principal llamada Federico García Lorca tiene una capacidad para 1500 personas y es sede del Ballet Nacional de Cuba, además acoge las temporadas de ópera ofrecidas por el Teatro Lírico Nacional. Cuenta con otras salas más pequeñas como la sala Lecuona y espacios como el Café Adagio, donde se ofrecen recitales de música de cámara.

El arquitecto Antonio Mayo, logró dotar al edificio de los requisitos necesarios en cuanto a comodidad, capacidad, ventilación y condiciones acústicas. Por sus  escenario desfilaron en ese entonces grandes figuras de la ópera y el ballet, la revista musical y la zarzuela como Fanny Elssler (1841) y la actriz de teatro francesa, considerada a menudo la mejor actriz de todos los tiempos, Sarah Bernhardt  (1887), además de Eleonora Dusse.

También Enrico Caruso, las bailarinas Anna Pavlova y Alicia Alonso, los bailaores Carmen Amaya y Antonio Gades, los músicos Arturo Rubisteim y Serguei Rachmáninov, las sopranos Adelina Patti y Victoria de los Ángeles, entre otros destacados artistas de realce internacional de los siglos XIX y XX.

Desde 1960, el Gran Teatro de La Habana es principal escenario del Festival Internacional de Ballet de La Habana, prestigioso encuentro al que asisten bailarines de todos los continentes como del Royal Ballet de Londres, de la Scala de Milán, el New York City Ballet y del Gran Teatro Colón de Argentina, entre otras grandes compañías danzarias.

En esa atmósfera de gran arte, llama la atención del visitante dos placas en distintos lugares del teatro que recuerdan que fue allí donde por primera vez dos personas pudieron establecer una conversación telefónica: el dueño del teatro Francisco Marty y el tramoyista italiano Antonio Meucci.

Eso ocurrió en 1849, pero el invento del mecánico teatral  fue opacado  por la celebridad que cobró el norteamericano Graham Bell, al que muchos le tienen todavía como el verdadero inventor.

Al fin, en 1886 la Corte Suprema de Estados Unidos reconoció la precedencia de Meucci sobre Bell y admitió que el teléfono había sido inventado en el Gran Teatro de La Habana, y que fue en el Gran Teatro Tacón donde funcionaron los primeros cuatro teléfonos.

Quedan muchos detalles que dejamos a su elección descubrir en una interesante visita a este emblemático sitio de la cultura cubana y universal. La Habana invita… le pide nos acompañe en otro recorrido por la capital de todos los cubanos.

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