La autenticidad del patrimonio y el turismo

alina
07 October 2015 10:56pm
La autenticidad del patrimonio y el turismo

Turismo y patrimonio constituyen un binomio con interacciones de mutuo beneficio siempre que se desarrolle sobre la base del conocimiento de ambos conceptos y una gestión que permita tanto el desarrollo turístico como la conservación del patrimonio. 

Las influencias e interconexiones del turismo y el patrimonio cultural se producen por las relaciones temporales de los grupos implicados o sea la comunidad residente del país receptor y los turistas que provienen de países emisores. Los turistas se trasladan de un lugar a otro –cualesquiera que sean sus motivaciones de viaje- llevando en su equipaje espiritual pensamientos, sentimientos y maneras muy particulares de expresar su identidad cultural.

El turismo en las regiones y naciones receptivas, incluyendo a Cuba, crea condiciones -muchas veces sin proponérselo sus actores- para que este viajero deje parte de este ajuar espiritual e incorpore otros elementos: nuevas imágenes, nuevos sentimientos y experiencias.

Por estas características de la actividad turística como fenómeno tanto económico como sociocultural, se hace necesario el estudio de sus interconexiones con áreas tan importantes como el patrimonio cultural y natural.

En el turismo actual, calificado como megaindustria, existe una fuerza –estimulada por el mercado –  de atracción por las áreas de fragilidad sociocultural y el poderoso deseo de los turistas por examinarlas en busca de la cultura auténtica. Este fenómeno es una de las causas de sus impactos en la sociedad y fuente de conflictos.

Además del valioso sentido humanista del turismo como vía para incentivar el conocimiento del arte y otras expresiones culturales y de los aportes económicos, que posibilitan la restauración de sitios de interés histórico y la conservación de los mejores paisajes, el turismo es un fenómeno que incide, de algún modo, en la mayoría de los habitantes de las áreas turísticas.

Puede ser también una fuente de frustración para muchas personas, pues los residentes de bajos ingresos son meros espectadores de un espectáculo en el que no pueden participar; la presencia del turista acentúa su pobreza, aunque sea de forma relativa.

En relación con el vínculo necesario patrimonio cultural y turismo se cometen no pocos errores, sobre todo si se trata de tradiciones religiosas y de la cultura popular tradicional. El más común es el de construir una falsa cultura, mostrada como genuina, para el consumo turístico que distorsiona los valores esenciales de la cultura local. Se conocen ejemplos de la erosión de costumbres y tradiciones en la misma Europa desarrollada.

Greenwood condena la comercialización turística de rituales públicos en la comunidad vasca de Fuenterrabía (Boissevain, 2005). El ritual del Alarde comenzó a ser promovido por el ministerio de turismo y empresarios privados, por consiguiente se decidió que se realizara dos veces el mismo día y permitir la observación de más espectadores. La consecuencia fue su transformación de representación y tradición -de más de doscientos años-  para sus participantes a espectáculo público para turistas.

No obstante, muchas veces el turismo fomenta el desarrollo de artes manuales - tejidos, bordados, artesanías - y se establecen nuevos mercados para artesanos, donde coexisten lo auténtico y las meras imitaciones baratas. De esta forma la presencia turística permite que sobrevivan expresiones artísticas tradicionales casi olvidadas.

El arte nacional también puede formar parte de la decoración hotelera, pues favorece un intercambio de la demanda de estos objetos. Pero en todo caso se demanda cierta vigilancia crítica por parte de diferentes institutos sociales para el enfrentamiento al mal gusto o a la suplantación pseudoartística de la cultura popular.

Sobre la base del conocimiento de los impactos del turismo en otros contextos en Cuba se estableció el Convenio de Colaboración entre el MINTUR, el Ministerio de Cultura y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en el que se proponen líneas de trabajo para ofertas que contemplen expresiones de la cultura popular tradicional presentes en fiestas y carnavales entre otras.

La proyección de los anfitriones de este convenio se centra en el desarrollo sustentable de esta relación orgánica entre cultura y turismo regida por la concepción básica de que “no es posible diseñar ni realizar una cultura para el turismo, ni desarrollar tampoco un turismo exitoso, ni consolidarlo, sin la presencia orgánica de lo cultural, nacional y local, como parte misma del atractivo turístico” (Convenio de Colaboración MINCULT, MINTUR, UNEAC, 2000:2).

Patrimonio cultural, turismo y autenticidad

El turismo como mecanismo compensatorio ha propiciado la búsqueda de la “autenticidad”. Contradictoriamente con frecuencia la búsqueda de esa autenticidad queda frustrada al ser permeada por falsas fachadas como si fueran genuinas.

En la Carta del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) para Interpretación y Presentación de Sitios de Patrimonio Culturalse expresan y desarrollan una serie de principios entre los cuales se destaca el de preservar la autenticidad del patrimonio cultural.

La interpretación y presentación de los sitios de patrimonio cultural deben respetar los principios básicos de autenticidad siguiendo el espíritu del documento Nara (1994)  “comunicando la importancia histórica y su valor cultural y protegiéndolo del impacto adverso de infraestructuras interpretativas intrusivas, la presión de los visitantes e interpretaciones inexactas o inapropiadas” (ICOMOS, 2008:4).

Sin embargo hay algunos matices que afloran en la práctica turística de la relación turismo, patrimonio y su autenticidad. Siguiendo la teoría de Cohen (2005) autenticidad y representación se podrían ver como dos conceptos contrarios, donde la autenticidad de una exteriorización de la cultura popular en el ámbito turístico se vería como lo positivo y la representación de esta exteriorización sería un término menos valorado, residual.

Sin embargo, no se debe entender esta relación entre lo auténtico y lo que no lo es (representación) con un enfoque maniqueísta. O sea la exteriorización de lo auténtico como atractivo enel turismo unas veces puede ser buena, pero otras veces no, respecto a la conservación de esa autenticidad de la tradición o manifestación cultural.

Así otro tanto pasa con la representación de la cultura ante el turista, en este caso hay que establecer una distinción entre representación encubierta y representación manifiesta.

En términos de Cohen (2005: 13), la representación encubierta de la expresión de cultura popular consiste en una falsificación en la que el foráneo no llega a conocer lo verdadero, es una atracción espuria vendida como genuina. Por otra parte la representación manifiesta, a pesar de no ser lo auténtico y de constituir, explícitamente, metáforas de los originales, tienen una gran aceptación en el turismo actual.

Las obras de teatro, representaciones de tradiciones, colecciones de museos, etc. son parte de la diversidad de formas de representación manifiesta que tiene el turismo actual de trasmitir valores y conocimientos sobre las características del patrimonio cultural y sus manifestaciones populares.

Sin embargo otras manifestaciones como las celebraciones populares en determinadas fechas, deben ser de un total grado de autenticidad popular para convertirse en un atractivo turístico.

La autenticidad a la que se hace referencia está en que no son actividades organizadas y realizadas para el turismo, sino para la satisfacción de las comunidades y su desarrollo espiritual y los turistas tienen la posibilidad de compartir esa experiencia con la población o comunidad determinada. Es concretar el concepto básico expresado anteriormente de “no es posible diseñar ni realizar una cultura para el turismo” es llevar el turismo hacia nuestra cultura.

El patrimonio cultural y su autenticidad significan para el turismo su atractivo, sin patrimonio cultural no hay atractivo y sin atractivo no hay desarrollo del turismo.

 

Clemente Hugo Ramírez Frías es Profesor de la Facultad de Turismo de La Universidad de La Habana. Doctor en Ciencias y Master en Gestión Turística.

 

Referencias

- Convenio de Colaboración entre el Ministerio de Cultura, elMinisterio de Turismo y La Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, (2000).  En Compendio Cultura e identidad. EAEHT.

- Boissevain Jeremy (2005): “Rituales ocultos. Protegiendo la cultura de la mirada turística”. En Pasos. Revista de Turismo y Patrimonio cultural. Vol 3, págs. 217-228. Traducción de Ramón Hernández Armas

- Cohen Eric (2005): “Principales tendencias en el turismo contemporáneo”. Política y Sociedad, 2005, Vol. 42 Núm. 1: 11-24 11.

- ICOMOS (2008): Carta para Interpretación y Presentación de Sitios de Patrimonio Cultural. ICOMOS – 16a AG – Québec – Interpretación y Presentación de Sitios de Patrimonio Cultural.

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