La Giraldilla, símbolo de la ciudad

alina
30 July 2015 9:41am
La Giraldilla, símbolo de la ciudad

La Giraldilla,  la misma estatuilla de la marca Ron Havana Club que distingue a ese producto cubano en el mundo, es uno de los símbolos más antiguo y representativos  de la capital cubana.

Estatuilla de mujer fundida en bronce que se yergue en la atalaya del Castillo de la Real Fuerza (1539),  baluarte colonial al extremo noroeste de la entrada de la Bahía habanera, llamada entonces Puerto de Carena. 

Una hermosa historia de amor, de arte, de buques y travesías encierran este atractivo habanero por el que hoy le invitamos a iniciar un recorrido por la Habana Vieja, cada vez con mayores bríos, de calles mejor engalanadas, que reabre negocios, bares, comercios, da espacios a otros tantos y reafirma con nuevos encantos  su condición de Patrimonio de la Humanidad y sitio obligado a recorrer en un andar por La Habana.

La Giraldilla es obra del escultor habanero Jerónimo Martín Pinzón en la tercera década del siglo XVII. Es la figura de una mujer en forma de veleta, que sostiene en su mano derecha una palma y en su izquierda, en un asta, la Cruz de Calatrava. Y aquí comienza la historia.

El 12 de mayo de 1539 partió del Puerto de Carena  hacia la Florida  Hernando de Soto, séptimo gobernador en Cuba nombrado por la Corona de España al frente de una expedición de nueve buques, 900 hombres y 300 caballos escogidos de entre los mejores de Cuba. 

A cargo de la administración del país quedó su esposa, doña Isabel de Bobadilla y Peñalosa, quien desde el primer día, lejos de ocuparse del gobierno, pasaba horas enteras en lo más alto del castillo a la espera de una nave que trajera a su esposo de regreso. 

Soto jamás regresó de la misión dada por los reyes para afianzar el poder de España en La Florida. Murió en el río Mississippi, víctima de una fiebre mortal,  el 30 de junio de 1540, pero Isabel continuaba esperándolo, en la torre de vigía del Castillo, en ese entonces residencia del Gobernador de la Isla, hasta que falleció de amor. Pasión que inspiró años después al escultor Martín Pinzón.

Cuenta la historia que el artista quedó fascinado con la fidelidad conyugal, esperanza y amor de Isabel por su esposo y decidió esculpir la figura para perpetuar su recuerdo.

Fue el gobernador de la ciudad (entre 1630-1634) don Juan Bitrián Viamonte quien mandó a fundir la escultura en bronce y colocarla, a modo de veleta, sobre la torre. Bautizó la veleta con el nombre de Giraldilla, en recuerdo de la Giralda de su ciudad natal, Sevilla.

Durante siglos, la banderola soportó decenas de huracanes, pero el ciclón del 20 de octubre de 1926 la arrancó de su pedestal y la lanzó al patio. 

Por ello, esa que se observa hoy en el Castillo de la Real Fuerza es una réplica. La original está protegida de los desmanes de la naturaleza en el Museo de la ciudad, en el antiguo Palacio de los Capitanes Generales.

La estatuilla representa una mujer de pie, con 110 centímetros de altura. La saya la tiene recogida a la altura de sus rodillas. En su pecho luce un medallón con el nombre del escultor y una corona en la cabeza. Sus rasgos evocan las facciones de la mujer española, modelo propio de la época.

Por cinco ciclos marcando la dirección de los vientos, La Giraldilla, como símbolo de La Habana,  está en lo más alto, erguida, desafiante.

Ella remonta su fama también en la mística de la marca Havana Club, ron cubano que se comercializa con gran éxito en 125 países, especialmente en el mercado europeo.

La historia de ese otro “genuinamente cubano” data desde 1878 cuando José Arechavala abrió la destilería “La Vizcaya” en Cárdenas, provincia de Matanzas, a más de 85 kilómetros de la capital.

Pero de ello estaremos conversando en otro recorrido en La Habana invita, que comenzaremos por el Museo del Ron Havana Cuba, situado en la Avenida del Puerto… no se lo pierda, pero sobre todo no deje de visitarlo en sus recorridos por el casco histórico.

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