Las sorpresas de Zaida del Río
No hay estigmas, prejuicios o verdades a medias en los nuevos mundos de Zaida del Río. La artista pasional y desinhibida, la de las mujeres míticas y volátiles, llega ahora con una propuesta absolutamente desprejuiciada, libre, franca, pero sobre todo oportuna, en la Cuba de hoy.
La muestra Todo empezó en la sorpresa es un canto a la vida desde la libertad del ser humano y la pasión. Una exposición que puede apreciarse en toda su dimensión en la Galería Orígenes del Gran Teatro de La Habana, Alicia Alonso, hasta el 5 de noviembre.
A pocos minutos de ser inaugurada, Zaida se encuentra con su público y la prensa. Ninguna de sus muestras es igual. Y esta es algo nuevo para ella, así nos lo confirma con la complicidad de quien ha hallado nuevas inspiraciones y sensibilidades.
“Hace años que estoy trabajando en este tema, en una exposición que toque la parte masculina, el mundo gay y las parejas. Quiero enaltecer y sobresaltar los aspectos de estos hombres y que siempre estemos por la parte libre de la humanidad”.
Y así es Todo empezó en la sorpresa. Son 21 cuadros. A veces son hombres solos, otras no. A veces en pareja, en diferentes momentos y colores. Se respira mucha nostalgia, soledades, pero todo, pasión, fuerza e identidad.
Zaida del Río nos dice que no ha trabajado con modelos físicos. Toda ha salido de su imaginación y de unas pocas fotos. Y es que para ella, la idea de la muestra es “Que no haya prejuicio. Que las personas se sientan libres con sus decisiones y con su manera de ser. Básicamente, esa ha sido la inspiración. Generalmente, son personas con un poco más de sensibilidad que otras”.
En las palabras del catálogo, la crítica Virginia Alberdi define a Zaida como La artista que rehúye de lugares comunes, lo cual para nada es una sorpresa. Es parte del rigor con que ella ha asumido un compromiso estético que va mucho más allá del oficio, y a la vez de una consecuente manera de entender, por encima de prejuicios y tópicos, los valores humanos.
Si el poeta proclamó con la palabra que “el amor no tiene sexo”, la artista lo hace mediante auténticas metáforas visuales de profundo calado y alto vuelo. Eros se instala en un territorio donde el entendimiento espiritual constituye el alfa y omega de la entrega física.
Y por si alguien aún le quedaran dudas, casi al final de sus palabras, Virginia Alberdi confirma que Todas y cada una de estas obras cuentan una historia, ellas reflejan la indecisión, la pasión, el recuento de la vida amorosa, el disfrute de la belleza, el placer… pero todas poseedoras de ese lirismo que sublima la tregua y aviva la pasión.
