El científico cubano que siente pasión por los murciélagos

El científico cubano que siente pasión por los murciélagos

La noche del 12 de febrero del presente año, durante la entrega de los Premios Excelencias Cuba 2019, en el Teatro Nacional de La Habana, recibió su galardón el científico cubano Gilberto Silva Taboada, a sus esplendidos 92 años, al tiempo que era ovacionado por el público asistente.

Fue por la lejana década de los años 40 del pasado siglo que a Gilberto Silva Taboada (La Habana, 1927) se le despertaron las ansias por explorar, por conocer, por sumergirse en los misterios de la naturaleza cubana. Luego conoció a Antonio Núñez Jiménez, con quien recorrió el país para transitar los ocultos senderos de las cuevas. Cobijado por la penumbra, vio la luz cuando se topó por primera vez con los murciélagos y, por supuesto, quedó irremediablemente fascinado.

Así cuenta el destacado científico cubano, reconocido por sus aportes a la mastozoología cubana, especialmente en el orden de los Quirópteros, así como en la fauna cavernícola, y en la museología de la historia natural cubana, en entrevista exclusiva con Excelencias.

Rememora Silva Taboada que su vida dio un giro cuando leyó el libro Un naturalista en Cuba, de Thomas Barbour, un científico norteamericano muy relevante de aquel período que realizó más de 30 expediciones para estudiar la naturaleza cubana. «Entre los 15 capítulos de ese volumen hay uno llamado "Murciélagos" y cuando lo leí me dije: "tengo que dedicarme a estudiar esos bichos", porque me cautivó lo que ahí se narraba”. La lectura de este libro fue decisiva».

A partir de ese momento dedicó años de estudio a esos animales y finalmente publicó una monografía que fue premiada. De esa manera, el explorador se convertía en un especialista en estos singulares mamíferos, una pasión que se mantiene viva y pujante.

Asegura Gilberto que lo que más le llamó la atención fue «esa particular característica que poseen, de ser mamíferos que vuelan; y lo hacen en la oscuridad, sin luz. Aunque ellos tienen ojos y ven, cuando están volando de noche no utilizan la visión, se orientan por el sonido que emiten y reciben por los oídos. Esa información va a su cerebro y les indica por dónde tienen que ir y los obstáculos que hay, para ir librándolos en su recorrido nocturno», explica el también autor de decenas de artículos científicos que han sido publicados en revistas de Cuba y varias partes del mundo.

Hijo de un venezolano que había sido oficial en el Ejército de Estados Unidos, Gilberto creció amando la naturaleza. Importantes son también las contribuciones que ha hecho a la agricultura, estudiando los beneficios del guano (excremento) como fertilizante. Prueba de ello fue la labor realizada en una cueva localizada en la Sierra de Cubita, en la provincia de Camagüey, de la cual se extrajeron más de 100 000 t de guano.

Su último libro, publicado en 2007 y escrito con aproximadamente 80 años da cuenta de una labor incansable. En el Compendio de los mamíferos terrestres autóctonos de Cuba, vivientes y extinguidos (de su autoría son también otros dos libros fundamentales para la zoología cubana: Los Murciélagos de Cuba y Sinopsis de la espeleofauna cubana), se recogen importantes datos. Se habla, entre otros temas, de las 26 especies existentes y las ocho que nada más se conocen por los restos fósiles, entre esos destacan aquellos descubiertos por él y pertenecientes a los murciélagos vampiros.

Asimismo, se abordan detalles de otros animales extintos, como perezosos y monos, que fueron abundantes en siglos anteriores. «Los ancestros de esos animales vinieron de Suramérica y Centroamérica, invadieron las Antillas, y al llegar a Cuba se aislaron de sus parientes y empezaron a evolucionar en otra dirección, en ambientes totalmente nuevos, distintos, y por supuesto se convirtieron en individuos nuevos para la ciencia y, por lo tanto, autóctonos de Cuba», refiere.

Silva Taboada es un hombre sencillo, hace caminatas diarias, explora cuevas y sube montañas. Sin embargo, detrás de su modestia, se esconde un consagrado estudioso. Es la única persona fuera de Estados Unidos que ha ganado el premio Spallanzani, a la obra de toda una vida.

Al respecto, comenta: «Lazzaro Spallanzani fue un gran científico italiano que se dedicó a estudiar los murciélagos. Una sociedad científica norteamericana creó el lauro que lleva su nombre para premiar a científicos de cualquier parte del mundo que se hubieran destacado en esta área de estudio. Es un gran honor y una inmensa satisfacción saber que la primera vez que esta sociedad de Estados Unidos entregó el premio Spallanzani fue a mí».

Además de este galardón, Gilberto atesora otros muchos, como el que entrega la Academia de Ciencias y la Medalla Carlos J. Finlay, que concede el Consejo de Estado de la República de Cuba a personalidades nacionales y extranjeras, así como a colectivos científicos por sus méritos y aportes al desarrollo socioeconómico de la Isla.

El notable científico ha estado en África, Asia, Europa, Estados Unidos y Canadá, Suramérica, Centroamérica… «Le he dado la vuelta al mundo y en todos lados he tenido que ver con estos maravillosos mamíferos voladores, cada uno me ha impresionado y he aprendido en cada lugar, porque la fauna varía». Y aunque asegura no tener favoritos, sí destaca algunos ejemplares que lo han impresionado, como el mariposa, que es el más pequeño del mundo y vive en Cuba.

Aunque se jubiló casi con 90 años, se mantiene activo y ahora labora como Curador de mamíferos del Museo Nacional de Historia Natural. «Sigo haciendo exploraciones, descubriendo cosas y formando jóvenes, porque hay en las nuevas generaciones mucho interés por continuar el estudio sobre los mamíferos cubanos, especialmente, de los murciélagos. Son pocos, pero ya llevan algunos años, y yo he estado asesorándolos. Han descrito especies nuevas extinguidas, fósiles», y eso para él es motivo de inspiración.

Gilberto Silva es una persona espectacular. Sus méritos, su grandeza, su incansable labor son razones más que suficientes para situarlo entre los galardonados con los premios Excelencia de 2019. Y así se lo hicimos saber: «No seremos tan importantes como otros que ha recibido usted, pero queremos que tenga nuestro cariño y afecto». Porque, no hay que dudarlo, el agradecimiento y reconocimiento sinceros son también dignos de ser exhibidos en las más valiosas vitrinas.

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