Veinte años con el Almirante Cervera (I)

alina
06 November 2015 10:17pm
Veinte años con el Almirante Cervera (I)

El terrassense Teodoro Rubio viaja por enésima vez a Santiago de Cuba, donde es considerado un experto de la batalla naval que se desarrolló en el año 1898, (Primera Parte).

Teodoro Rubio volvió a Cuba en julio. Parece que este electricista de 52 años, apasionado del submarinismo y experto de la batalla naval española de 1898 no se cansa del país. Y eso que ha estado una treintena de veces. Aunque en esta ocasión no fue para bucear. Fueron las autoridades cubanas quienes le invitaron como ponente en el Simposub Cuba 2015 (Simposio Internacional de la Actividad Subacuática) para que hiciera una conferencia.

Y es que ya son veinte años yendo al país. Un país que le recibe con los brazos abiertos cada vez que llega y que le considera un experto en el desastre de Cuba.

 Todo empezó, según cuenta, en 1994, la primera vez que quiso ir a bucear al pecio del crucero acorazado Cristóbal Colón, pero por desconocimiento no pudo. “Fíjate cual era mi ignorancia -cuenta Teodoro Rubio- que me instalé en Santiago de Cuba sin saber donde debía ir”.

Ten en cuenta que entonces no teníamos Internet. Cuando decidí ir a bucear me desplacé hasta la playa Daiquiri, porque allí fue donde desembarcó el ejército norteamericano, que está a 40 km de Santiago de Cuba hacia el este.

 Y en realidad el Colón está a 48 millas náuticas al oeste de Santiago, es decir, hacia el otro lado. Así que técnicamente me encontraba a casi 200 kilómetros de distancia. Era imposible ir, recuerda. Y de una situación de fracaso, que ya no hubiera vuelto más a Cuba, salió mi verdadera pasión”, revela el egarense.

“El último día antes de volver, que estaba en la Habana, me interesé por la Escuadra del Almirante Cervera y encontré a un viejito apasionado del tema. El abuelo me dijo que si volvía al día siguiente me traería libros que tenía referentes a la Escuadra de Cervera.

Pero le tuve que decir que era imposible, que esa misma noche volaba hacia Barcelona. Entonces él se ofreció a venir al aeropuerto para traerme tres libros ¡Y lo hizo! Y no solo eso. Me propuso que si al año siguiente regresaba me prepararía más libros y además me haría una simulación hecha por ordenador -computadora que dicen ellos- de la Batalla Naval de Santiago de Cuba.

Y como dice mi mujer ahí se me paró el reloj”, explica Teodoro sonriendo.

UNA VERDADERA PASIÓN

A partir de ahí, el electricista de profesión comenzó a interesarse cada vez más por el tema hasta que se convirtió en su verdadera pasión. Recuerda que cuando finalmente pudo ver aquel crucero de guerra sumergido le pareció algo increíble.

Y una cosa llevó a la otra hasta que por casualidad se dio de bruces con el director cinematográfico Omelio Borroto. A este le impresionó cómo un electricista “podía saber tanto sobre aquel episodio histórico” y le cautivó la vertiente humana de toda la situación.

Así que decidió coger a Teo -como le llama con cariño- como asesor de una serie documental sobre el desastre de 1898. A resultas de todo aquello, Rubio es conocido en Cuba como el historiador e incluso le llamaron “el devenido experto en la flota de Cervera”.

Rubio también ha participado un documental que realizó el programa del Canal 33 (TVC) titulado Thalassa. Este año se celebra el 500 aniversario de la fundación de Santiago de Cuba.

Y entre los actos de festejo ha coincidido la celebración del Simposub Cuba 2015 (Simposio Internacional de la Actividad Subacuática) que tuvo lugar del 1 al 4 de julio.

Fueron cuatro días de conferencias magistrales, homenajes y ceremonias cuyas sedes principales fueron dos: el Salón de los Vitrales de la Plaza de la Revolución y la zona arqueológica de los pecios de la Escuadra del Almirante Cervera. Para Rubio hubo dos grandes actos.

El primero, el del 3 de julio en el Castillo del Morro San Pedro de la Roca. Allí, coincidiendo con el día en el que se realizó el combate naval, se realizó una declaración oficial y se colocó una placa para señalar el lugar como Patrimonio Cultural de Santiago de Cuba.

Al día siguiente, otro gran evento: la ceremonia submarina en la que se honró a los marines que perecieron en el combate naval de 1898. También se colocó una placa, en este caso en el crucero acorazado Almirante Oquendo, en la playa Juan González.

El mismo Teodoro Rubio, junto a una arqueóloga submarina, fueron los encargados de bajar al Oquendo. Algo que para Teo “tiene su aquél, pues fuimos una basca y un catalán los que rendimos el homenaje en las profundidades a los marines fenecidos en aquella batalla”. Sin duda, toda ella una experiencia “muy gratificante” para Rubio, que se siente muy satisfecho por todo lo logrado.

Además, con estos actos no sólo se ha conseguido proteger el patrimonio arqueológico de la zona, sino que ahora se quiere ir un paso más allá y lograr que la UNESCO, participante del evento, declare el lugar Patrimonio de la Humanidad.

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