Lujo, historia y vistas únicas en Trinidad
El Hotel Mystique La Popa se alza con distinción sobre la Loma de la Vigía, en Trinidad, al centro de Cuba. Su ubicación privilegiada permite contemplar la ciudad colonial desde las alturas y disfrutar del horizonte marino del Caribe durante el atardecer. La instalación combina elegancia arquitectónica, confort elevado y un servicio que busca la excelencia.
La mayoría de los trabajadores son jóvenes que ofrecen atención personalizada. Este rasgo distingue al hotel, perteneciente al grupo Cubanacan, clasificado con cinco estrellas y gestionado de forma mixta por la cadena internacional Royalton Hotels & Resorts. La presencia de esta firma en destinos turísticos reconocidos refuerza el posicionamiento de Trinidad como enclave de interés global.
La especialista de Relaciones Públicas, Dariane Zilegas Rodríguez, confirma a medios locales que el hotel mantiene un alto nivel de repitencia entre clientes nacionales y extranjeros. Durante la actual temporada de verano, la ocupación se sitúa entre el 55 y el 60 por ciento. Oriarisis Mesa-Hernández, especialista comercial, destaca el protagonismo del mercado interno y menciona a Alemania, Francia, Suiza, Canadá y China como principales emisores internacionales.
El hotel cuenta con 52 habitaciones distribuidas en las categorías suite, junior suite, superior deluxe y estándar. Ofrece restaurante, piscina y un bar contiguo que atiende tanto a huéspedes como a visitantes que optan por la modalidad de pasadía. Este servicio está disponible entre las 10 de la mañana y las 6 de la tarde e incluye toalla, acceso a internet y almuerzo opcional.
Los visitantes externos también pueden acceder a la terraza del lobby bar para disfrutar de la puesta de sol. Allí se ofrecen cocteles, alimentos ligeros y presentaciones de música en vivo con artistas locales. Esta propuesta amplía las opciones de disfrute más allá del alojamiento.
El hotel se encuentra junto a las ruinas de la antigua iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Candelaria de la Popa. El acceso a la instalación se realiza por un sendero escalonado que fue reconstruido por la Oficina del Conservador de la Ciudad de Trinidad y el Valle de los Ingenios. Este detalle añade valor patrimonial al entorno y conecta la experiencia turística con la historia local.
