Cuba es linda: En lugares calientes deben ser angostas

Les llamó la atención este título ¿verdad? Pues ahora les comentamos de qué se trata. Resulta que en 1555 se produce un momento histórico importante en el trazado de la planta urbana de La Habana, Cuba, justo después de los estragos sufridos por la piratería en la villa, cuando el Cabildo asume la rectificación de las irregularidades en el trazado de calles y caminos, y los vecinos se ven obligados a derribar cercas y vallas que obstaculizaban el libre tránsito.
Todo este proceso de ordenamiento y urbanización de la ciudad, como cabe pensar, fue mucho más complicado de lo que aquí contamos y no pocos se opusieron, de manera abierta y con velada resistencia, a la pérdida de parte de sus terrenos en aras del bienestar público.
La burocracia, las multas y los reglamentos pondrían definitivamente medida y orden en el trazado de las calles, que con cierta flexibilidad tendrían el aspecto típico de las ciudades hispanoamericanas, con manzanas cuadradas o rectangulares y vías mejor orientadas.
Aquellas protocalles habaneras, resaltaban por su estrechez, aspecto que todavía hoy se observa al transitar la famosa La Habana Vieja. Esto se debe a las regulaciones del Código Indiano, el cual planteaba que “en lugares fríos sean las calles anchas y en los calientes angostas".
Con esto también La Habana se prevenía de las inclemencias del trópico. Así, permitía que sus moradores pudieran gozar de las sombras de los toldos colocados por los vecinos. Con el tiempo esa tarea la cumplirían los portales sobre columnas, que ahora forman parte de la identidad de la capital cubana.

Nota: Las fotos de este reportaje fueron tomadas antes de la epidemia de la COVID-19.