La conexión cafetalera de Santiago de Cuba y Francia
Las montañas y el café son emblemáticos de la cultura de Santiago de Cuba. Sin embargo, esos elementos tan representativos de dicha localidad, también la conectan con culturas alrededor del mundo, como la francesa, por ejemplo.
Excelencias News Cuba conversó con Omar López Rodríguez, conservador de la ciudad de Santiago de Cuba sobre este y otros temas.
Hace 40 años la Universidad de Oriente y la Universidad de Burdeos III colaboran en temas científicos, y mi reciente visita a esa ciudad francesa fue precisamente para conmemorar este hecho, a través de una conferencia donde se pone de manifiesto cómo se han comportado los lazos de la presencia francesa en Cuba, especialmente en oriente, indicó.
Estamos hablando de la incidencia que tuvo ya desde el siglo XIX, luego de la revolución de Haití, cuando muchos emigrantes franceses vinieron a las lomas orientales y se dedicaron al cultivo del café y esto se convirtió, y aun todavía es, uno de los renglones básicos de la economía cubana, detalló.
O sea, el café nos une a Cuba y Francia como elemento de la cultura. La cultura del café ya hoy cuenta en el oriente de la Isla con dos sitios patrimonio mundial de la humanidad: las antiguas haciendas cafetaleras que fueron declaradas en el año 2000 y la tumba francesa que fue declarada en el año 2002, agregó.
Entonces –continuó el experto- esta relación ha estado marcada por el intercambio interuniversitario, son muchos los profesores y estudiantes del oriente de Cuba que han estado en Burdeos y muchos los de allá que han venido a conocer las maravillas y las situaciones del Caribe.
¿Y solo va a centrarse en lo académico o podría exportarse a otros renglones?
Bueno, los contenidos trascienden por fuera del mundo académico –comentó- o sea, estamos hablando de un proyecto de puesta en valor del patrimonio, eso, como tu acabas de decir está muy vinculado con el desarrollo turístico también.
La presencia francesa en el oriente cubano es uno de los temas a explotar, a evaluar, a ampliar la participación dentro de turismo cultural, el turismo de naturaleza, el turismo de senderismo, etc., porque eso se desarrolló en el mundo de las montañas orientales, en el mundo de las montañas del centro del país, incluso en el occidente del país también hubo un nivel de cafetales, o sea, eso es algo que puede asimilar un pensamiento de desarrollo turístico como ruta del café a nivel de todo el país, consideró.
¿Podría abordar un poco más en lo que dejó Francia en Santiago de Cuba?
Bueno, son muchos los elementos que podemos hablar, hay que, primero quizás tener claro el momento histórico, verdad, o sea, estamos hablando de principio del siglo 19, se produce la revolución de Haití y ellos encuentran en el oriente de Cuba en primer momento, un lugar semejante en el sentido de las condiciones físico-geográficas para el desarrollo del cultivo del café”, agregó.
Es por eso que deciden asentarse en la ciudad de Santiago de Cuba, donde había gobernadores ilustrados, o sea, que vieron en la llegada de los franceses una oportunidad para el desarrollo económico del sitio y, por lo tanto, permitieron ese asentamiento, relató.
Para el Conservador de la llamada “Ciudad Héroe” de Cuba, ese asentamiento francés posibilitó dos grandes cosas, una, un desarrollo a nivel urbano con la presencia de elementos típicos de la cultura francesa que van a movilizarse dentro de la sociedad santiaguera de aquel entonces, como la moda del vestir, los tejidos, el deporte, una concepción distinta hasta del arte de disfrutar la vida.
Por otro lado, la presencia francesa en las montañas, transforma el cultivo del café.
Los gobernadores ilustrados posibilitan que los franceses logren asentarse en las montañas que rodean la ciudad, ellos traían de Haití el cultivo del café, pero no como un método tradicional donde el campesino en pequeñas proporciones lo desarrollaba, aclaró.
Ellos manejaban los métodos de beneficio húmedo del café, conocían la maquinaria necesaria y el empleo del agua para el beneficio del cultivo y por lo tanto, lograron con bastante inmediatez producciones importantes que rápidamente se colocaron en Europa, por lo que posibilitaron un desarrollo económico importante de la zona oriental, indicó.
Esos serían los elementos básicos de aquel momento, esa tradición quedó, hoy tú vas a Santiago, a Guantánamo, etc. y te encuentras a infinidad de personas que mantienen los apellidos franceses, refirió el historiador.
De una industria en el siglo XIX a patrimonio de la humanidad…
De acuerdo con Omar López Rodríguez, la cultura material que quedó un poco relegada ahí en los campos, se transforma a patrimonio, y hoy están siendo recuperadas esas antiguas haciendas como lugares para ser visitadas, evaluadas, analizarle los cultivos etc.
Pero también se evalúa la cultura del café, nosotros aprendimos a tomar café, a colar café, a tostarlo y a apilarlo, o sea, hay todo un modo de hacer que hoy se estudia como elemento etnográfico, como elemento cultural importante para ponerlo en valor y darle este conocimiento al mundo, señaló.
No podemos olvidar ese conjunto de cafetales que fue aprobado patrimonio de la humanidad, fue el primer sitio del mundo vinculado con el café que adquirió la condición de patrimonio de la humanidad y eso pues le da un peso también significativo, resaltó.
Hoy, ante el inminente desarrollo turístico y el aprovechamiento de esos atractivos patrimoniales, estas haciendas donde se escribió la historia del café cubano se están organizando por circuitos cafetaleros, están siendo restauradas, destacó.
En la actualidad uno va a Santiago y puede decir yo quiero visitar el circuito uno que se llama Circuito Gran Piedra y va al cafetal La Isabelita, Las Mercedes, La Gran Sofía, etc. O voy a visitar el circuito dos y entonces va a Santa María del Loreto y puede visitar La Fraternidad, San Juan de Escocia, Santa Paulina, refirió López.
En su opinión “El mundo del café está delante de nosotros y como es una producción en activo, se han sumado a La Ruta del Café los centros de beneficios actuales, los campos actuales, para que vean como ese renglón económico de nuestra economía tiene un trasfondo cultural extraordinario que hemos rescatado precisamente para ponerlo en valor”.