Humidores, los cofres del tesoro
Texto y fotos: Rolando Pujol
En el mundo de los habanos febrero es un mes que adquiere especial significación, pues la cosecha de tabaco se encuentra en su cenit, como resultado del esfuerzo y dedicación de los vegueros en las tierras del occidente cubano. A mediados de febrero también se celebra el Festival de Habanos, que desde 2020 ha sido pospuesto por las medidas de restricción impuesta por la Covid 19. Sin embargo, en las redes sociales, no ha decrecido la atención de los amantes del habano, sobre todos los temas relativos a la presentación de nuevos productos, el cultivo, la industria, el comercio y las artes aplicadas para el disfrute de los habanos Premium cubanos.
En sus ediciones presenciales, celebradas desde 1994, el momento culminante del Festival de Habanos, es la subasta de una docena de suntuosos humidores en la cena de clausura del evento, donde algunos de estos muebles para guardar los puros, han llegado a subastarse hasta en un cuarto de millón de euros en anteriores festivales.
Hermosas y singulares piezas de ebanistería, los humidores, son confeccionados por carpinteros ebanistas muy especializados, pues no se trata de un mueble cualquiera. Para su elaboración se utiliza fundamentalmente el cedro, que mientras más antiguo y curado esté, será mejor para conservar los habanos en un rango adecuado de humedad entre el 65 % y el 72 %, con una temperatura no mayor a los 20 grados.
Las gruesas vigas de cedro de las casas coloniales, demolidas por el tiempo y los huracanes, son muy codiciadas por los carpinteros para realizar estos cofres, lo cual es un maravilloso renacer para una madera que se ha curado en los techos de los viejos inmuebles al menos durante más de 150 años.
Los humidores que cada año se subastan, son un secreto que sólo es revelado el último día. Los más portentosos pueden contener hasta 250 habanos, algunos de ellos en ediciones únicas e irrepetibles.
