Qué es una ola de calor

A veces en los medios, una frase gusta o sienta cátedra, y luego se aplica, a lo mejor, a algo que no es. Por ello, quiero tratar hoy del concepto “Ola de Calor”.
Cuando hablamos de “ola”, entendemos de algo que llega, que se mueve. Las olas en el mar, por ejemplo, son movimientos ondulatorios de la superficie del agua, que se producen en un lugar, y entonces se trasladan, hasta llegar a otro lugar diferente de donde surgió.
Las olas de frío, o invasiones de aire frío, en invierno, también está claro para todos que es aire muy frío que de un lugar es trasladado a otro por un flujo predominante en la atmósfera. Las “invasiones” de aire frío continental en invierno, por ejemplo, llevan una masa de aire frío y seca desde la zona de la provincia de Alberta, en Canadá, hasta el Sudeste de los Estados Unidos, y que a veces llega, claro que más modificada, hasta el área del Caribe.

Las llamadas “olas de calor” ocurren en los continentes, donde el aire se calienta mucho y se traslada a otras zonas continentales. Un buen ejemplo de ello es la segunda ola de calor de este año que justamente acaba de ocurrir en España y en países de Europa occidental.


En este caso una cuña de alta presión, o dorsal anticiclónica situada al Este de la península ibérica, en las cercanías de Argelia, en el Norte de África, indujo un flujo de vientos de componente Sur en la mayor parte de la Península y las Baleares. Vino con una masa de aire, de origen sahariano, muy cálida y seca, acompañada de polvo del Sahara en suspensión sobre casi toda España. Y esto, unido a la estabilidad que proporciona este centro anticiclónico y a la alta insolación propia de la época del año, ocasionó un importante aumento de temperaturas en que llegó a valores de 45 a 48 ºC, casi rozando los 50 ºC, en la porción Sur y Este de España, dando lugar a un nuevo episodio de ola de calor, la segunda de esta temporada.

Aquí, podemos descomponer las causas en dos principales; primero, el traslado de aire muy cálido y seco desde la zona del desierto de Sáhara, en el Norte de África, acompañado por añadidura por polvo, debido al flujo general de aire provocado por la porción sudeste de la cuña o dorsal anticiclónica; y segundo, la estabilidad producida por el anticiclón, que al brindar lo que se llama subsidencia, o movimiento del aire desde arriba hacia abajo, ocasiona compresión y aumento de las temperaturas.
¿Puede haber “ola de calor” en el Caribe? Me atrevería a decir que no. El área del Caribe está compuesta por islas, algunas de mayor área como Cuba y La Española. No hay zonas continentales cercanas donde se puedan originar grandes zonas con masas de aire cálidas que se puedan trasladar. Y, de hecho, eso no ocurre.
Entonces ¿por qué tanto calor el que se ha sentido en estos días, con temperaturas de 36 – 37 ºC o algo superiores, y con sensaciones térmicas de 38 a 42? No ha habido traslado de masa de aire cálida, pero sí la influencia constante de una cuña de altas presiones. Por eso, ahora voy a extenderme más en este factor.
Como ya expresé, en la cuña de altas presiones, como en un centro de altas presiones, el aire se mueve desde arriba hacia debajo, y al hacerlo se comprime, lo que eleva la temperatura por compresión.

Pero, además, suele haber poca nubosidad y una gran insolación, que, dada la época del año, en pleno verano, es muy alta. A ello se le suma la alta humedad del aire, pues las islas están rodeadas por mar, no así los continentes, donde el aire es seco. Esta última característica proporciona una diferencia muy notable desde el punto de vista de la salud de las personas.
Sucede que el mecanismo de refrigeración de los seres humanos depende de la secreción y evaporación del sudor. Cuando uno suda y ese calor se evapora, es el cuerpo humano el que le da la energía necesaria para esa evaporación, y al cederla, el cuerpo se refresca y enfría. El grado de evaporación del sudor, depende del grado de saturación del aire circundante, o en otras palabras, de la humead relativa.
En las islas, donde el aire es húmedo, el sudor casi no se evapora, se queda “pegado” al cuerpo, y sentimos mucho, mucho el calor, que parece que nos sofoca…. Pero usualmente no es peligroso, pues el cuerpo no pierde agua, a no ser en personas muy vulnerables, con alguna dolencia de fondo y en condiciones extremas. Si una persona de salud normal toma agua y trata de no exponerse o hacer ejercicios al sol durante las horas de máxima insolación, entre 11 am y 4 pm, por lo general, no hay mayores problemas.
También está el caso de las que las islas “se ventilan”, pues la brisa marina trae aire más fresco, sobre todo en zonas costeras. Ese mismo efecto del ventilador, el are en movimiento, que es lo que llamamos viento, remueve el exceso de humedad de alrededor de la superficie de nuestra piel, posibilitando que haya más evaporación, con lo cual nuestro cuerpo cede energía y se refresca. No es el caso del aire acondicionado, que además, enfría el aire, lo cual es otra consideración diferente.
En los continentes, exceptuando las zonas costeras, el efecto de la ola de calor más la compresión del aire en el anticiclón, junto a la fuerte insolación, provoca temperaturas muy altas, pero como el aire es seco, el sudor ocurre, pero se evapora instantáneamente, el cuerpo pierde liquido continuamente, y casi no se dan cuenta de ello. Esto puede dar lugar a lo que se conoce como “golpe de calor”.
El “golpe de calor” es un trastorno ocasionado por el exceso de calor en el cuerpo, generalmente como consecuencia de la exposición prolongada a altas temperaturas o del esfuerzo físico en altas temperaturas. El golpe de calor es la forma más grave de lesión por calor y puede ocurrir si la temperatura del cuerpo alcanza los 40 °C o más. Esa dolencia es grave y requiere tratamiento de urgencia. El golpe de calor sin tratar puede dañar rápidamente el cerebro, el corazón, los riñones y los músculos. El daño empeora cuanto más se retrasa el tratamiento, lo que aumenta el riesgo de sufrir complicaciones graves o la muerte.
Las personas mayores y los niños son las personas con peor respuesta termorreguladora, por lo que en los continentes, donde se producen las olas de calor, son las que mayor atención hay que darles. En el verano de 2003 hubo una ola de calor en Europa de características históricas, tanto por su duración como por su intensidad.
En algunos países, como Francia, el número exacto de muertes relacionadas directamente con el fuerte calor no se conoce bien, aunque se sabe que fue algo inaudito. En principio, el gobierno francés anunció 3000 muertes, pero posteriormente 5000, y las proyecciones elaboradas por las empresas funerarias calcularon un exceso de unas 10 400 muertes en relación con años anteriores, susceptibles de ser imputables a esta ola de calor. Según un estudio publicado el 25 de septiembre, fallecieron 14 802 personas entre el 1 y el 15 de agosto, lo que supone una sobremortalidad del 55 %. Los días 11 y 12 de agosto del 2003 fueron particularmente funestos debido a la ausencia de viento. Además, los efectos de esta histórica ola de calor, fueron acentuados por temperaturas nocturnas muy elevadas.
El golpe de calor no puede ocurrir en las islas. Simplemente, aunque la alta humedad haga que pensemos a veces que el calor es irresistible, éste no nos mata, una persona en plena salud no se muere por ello en una isla tropical, la elevada humedad nos protege de la deshidratación pero, además, la ventilación producto de las brisas y vientos por la cercanía del mar, evita que las temperaturas se eleven tanto como pueden hacerlo en el interior de los continentes, donde temperaturas de 44 a 48 ºC pueden ser alcanzadas sin gran dificultad durante una ola de calor.