Arte cubano, de Key West a La Habana y viceversa

alina
19 February 2014 2:02pm
Arte cubano, de Key West a La Habana y viceversa

Del 20 al 24 de febrero en Key West ocurrirá —desde el punto de vista cultural— un suceso de gran relevancia para EE.UU. y para Cuba: en cinco respetadas galerías quedarán inauguradas siete exposiciones de artistas de la plástica cubana, lo que se considera el primer intercambio oficial entre dos instituciones gubernamentales de estos dos países: el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) y The Studios of Key West, dirigidos por el señor Jed Dodds.

En este proyecto —que se engloba en el sugerente título de One Race (Una raza) — participan Manuel Mendive, Roberto Fabelo y Rocío García, quienes expondrán tres muestras personales en las galerías de The Studios of Key West a inaugurarse el 20 de febrero. Mendive llevará obras que tratan el tema afrocubano, Fabelo continuará representando el mundo existencial del hombre en su sentido más abarcador y Rocío García ha organizado una exposición titulada El regreso de Jack el castigador, de tema marcadamente erótico.

The Merger (compuesto por Mario González (Mayito), Niels Moleiro y Alain Pino), se enfocará en la figura del Premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway. Esta exposición será inaugurada el 21 de febrero en The Ernest Hemingway Home and Museum, institución que atesora el paso por Key West del novelista norteamericano.

Por otra parte, el mismo 21, Reynerio Tamayo y Rubén Alpízar expondrán sendas exposiciones en el emblemático The Historical Gato Bulding, antigua fábrica de tabaco devenida galería. La muestra de Tamayo se titula A ritmo del baseball porque la pelota es un deporte que, históricamente, ha unido a cubanos y norteamericanos.

Sandra Ramos incluirá algunas piezas que fueron parte de la muestra Puentes: entre lejanías y cercanías llevadas a cabo, exposición colateral realizada durante la XI Bienal de La Habana. Esta propuesta se inaugurará el 22 en Mel Fisher Maritime Museum.

A propósito de la próxima presencia de estos importantes artistas de la plástica cubana en espacios expositivos estadounidense La Jiribilla conversó con el también asesor y curador del MNBA, Máximo Gómez Noa, para quien One Race nace como “un gesto de reciprocidad” con nuestro país dado el interés que se mostró en la obra del ya fallecido pintor naif de ascendencia cubana Mario Sánchez, que se expone en las salas de la institución habanera. En el diálogo también salió a relucir su relación profesional con Ernest Hemingway, otra personalidad que ha servido de puente entre las dos naciones.

“El pasado 17 de enero y hasta el 23 de marzo en el Edificio de Arte Cubano del MNBA está abierta al público una preciosa exposición de Mario Sánchez, artista naif de gran vuelo. El pasado año Nance Frank, también curadora de la muestra, se acercó al Museo con el objetivo de exhibir parte de la obra de Sánchez, quien falleció con el anhelo de exhibir en La Habana y fue hijo de inmigrantes cubanos —ambos lectores de tabaquería— en Key West. 

“Cuando el proyecto cae en mis manos de inmediato me di cuenta que era viable no solamente por la calidad de las obras sino también porque la temáticas abordadas por Sánchez tenían muchos nexos con nuestro país: estaban los lectores de tabaquería que han sido tan importantes para la historia de la nación, aparecía nuestro apóstol, José Martí, e igualmente estaba representado Ernest Hemingway quien vivió durante diez años en Key West y también residió en la habanera Finca Vigía.

“En la exposición aparecen muchos personajes de Key West, varias costumbres de la época y la arquitectura juega un papel decisivo; considero que Mario Sánchez fue un cronista de su época. Por otra parte, la técnica que emplea es muy interesante porque pinta sobre madera, pero antes de intervenirla la desbasta y construye los personajes en bajo relieves, técnica que se conoce como intaglio. El resultado es muy hermoso porque los cuadros tienen una gran textura y los personajes salen de la planimetría.

Mucho colorido…

Es rica en color y en imaginación y va ofreciéndonos una galería de personajes que, por cierto, en cuanto a costumbres tienen muchos puntos de contacto con las nuestras: son estampas del Key West de aquel momento.

¿Y cómo usted se inserta en el proyecto de Key West?

Este proyecto es eminentemente de artes plásticas. Pero, durante los días previos a la inauguración de la muestra de Mario Suárez, el director del Ernest Hemingway Home and Museum visitó Cuba y aquí nos conocimos. Durante más de diez  años trabajé en el Museo Hemingway de La Habana y debido a mis conocimientos sobre su vida y obra me invitaron a impartir una conferencia que he denominado Curar Hemingway y en la que narro cómo la casa de Hemingway se convierte en Museo Hemingway.

Durante años trabajó en Finca Vigía y sé de su marcado interés por sacar la obra de Hemingway del museo hacia la comunidad…  

Cuando llegué a trabajar a Finca Vigía —enviado por la entonces Directora de Patrimonio, Marta Arjona—, comencé a hacer una serie de encuestas en la comunidad; una de las conclusiones que resultó de esas investigaciones fue que los pobladores de la localidad denominaban la casa de Hemingway como ‘la casa del americano’ y aseguraban que ahí no se podía entrar y que era, exclusivamente, para el turismo y muchas personas creían que a los niños tenían prohibido el acceso.

Me dije: ¡esto está mal y hay que cambiarlo! y, poco a poco, se fue convirtiendo la casa en Museo. Cuando llegué a Finca Vigía estaba Aracelys Feria, quien con mucho esmero hacía el trabajo de conservación de las piezas, las limpiaba, ofrecía visitas dirigidas, pero no se había realizado una labor verdaderamente científica.

Recuerdo que abría una gaveta y me encontraba el documento que acreditaba a Hemingway como el Premio Nobel, pero abría otra y aparecían billetes de lotería —porque a él le encantaba jugar a la lotería—, es decir que empecé a descubrir el Hemingway persona, el Hemingway humano.

Se hizo un inventario científico extremadamente riguroso de todas las piezas y en este momento está considerada la colección más valiosa que existe en el mundo sobre Hemingway. Siento el gran privilegio que conocí a Hemingway no solamente por su biógrafo Carlos Baker o por los críticos que tanto han hablado de su obra literaria, sino porque pude tocar, describir e inventariar desde el yate Pilar hasta cartas, documentos, fotografías y esta experiencia es la que llevo a Key West.

Creo que mi conferencia puede ser de interés para el público de ese lugar que se ha caracterizado por ser un sitio muy abierto, porque nunca se marginó a ningún ser humano por su raza, ni por su religión, ni por sus ideas políticas, ni por orientación sexual; es decir que siempre fue un lugar muy desprejuiciado y atípico dentro de contexto norteamericano.

Mi presencia —junto con la de Hortensia Montero, curadora por la parte cubana  y los nueve artistas de la plástica que viajarán con sus respectivas exposiciones—, creo  que será un momento importante para continuar los acercamientos culturales entre la Isla y EE.UU. Algo beneficioso para ambas partes.

La Jiribilla

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