Villa patrimonial camagüeyana celebra aniversario con sonora fiesta

Esta vez la ciudad de leyendas y tradiciones, la del enmarañado centro urbano de centenarias plazuelas coronadas por iglesias, unidas por torcidas callejuelas adoquinadas, celebró su cumpleaños 503 con una sonora fiesta “de sol a sol”, que se hizo sentir tambores y trompetas en todos sus barrios.
La originalmente Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, una de las siete primeras fundadas por los españoles en Cuba, el 2 de febrero de 1514, en la costa norte, de donde partió a su asiento actual entre los ríos Tínima y Hatibonico, armó una Semana Cultural que sonara alto y fuerte, dentro y fuera del país.
Una sucesión de conciertos de música popular bailable se apoderó de varios escenarios, desde horas tempranas del martes hasta la salida del sol este miércoles, en uno de los mayores y poco frecuentes encuentros de las mejores orquestas de Cuba y de esta ciudad, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.
Ni el cansancio de una jornada laboral propia de un martes, o un sorpresivo aguacero en las primeras horas de la noche, impidió que en su mejor momento la extensa Plaza de la Revolución camagüeyana, donde se calculan caben 150 000 personas, se viera repleta de un público alegre, dispuesto a gozar sin descanso, durante nueve horas sucesivas, de un espectáculo inédito.
La jornada tendría una nota inicial luctuosa y lamentable, al anunciarse la muerte del camagüeyano Nené Alvarez, quien a los 90 años se mantenía activo como el sonero más longevo del país, fundador de una familia de músicos relevantes, como sus hijos Enrique y Adalberto, directores de dos de las más populares orquestas cubanas.
Sin embargo, como ya es tradición, los buenos músicos perduran en su obra y la fiesta fue su mejor homenaje. A él dedicaron sus actuaciones José Luis Cortés, director de NG la Banda y Robertón, cantante de Van Van.
Fue al ritmo de Van Van, la orquesta más aclamada aquí, como en toda Cuba, con quienes amanecieron los seguidores de Sonido Camagüeyano, desde cerca de las 6:00 a.m. y durante más de una hora.
Entre las sorpresas que reservó la madrugada se destacó la presencia de Telmary, una cantante que juega con el rap y el jazz a su antojo, quien subió junto a la agrupación rumbera camagüeyana Rumbatá, considerada una de las más genuinas del país.
El espectacular concierto, animado por fuegos artificiales que dieron la bienvenida a los artistas invitados al amplio escenario, dotado de la mejor técnica de luces y sonido hizo sentir la música en varios kilómetros a la redonda.
Al cierre subió a la tarima Manolito Simonet y su Trabuco, el músico camagüeyano organizador del evento.
En declaraciones a la prensa Simonet dijo que "de aquí saldrán un DVD y un CD” y anunció que para el próximo Sonido Camagüeyano se espera ya esté funcionando “un nuevo estudio de grabación en Camagüey, cuyas producciones tendrán los sellos de Bis Music y Colibrí, en un local que además ofrecerá atractivo para el turismo cultural, con una sala de escucha".