Palacio del Segundo Cabo: El Enigma de las Piedras Negras
Uno de los edificios patrimoniales más importantes que atesora la Ciudad de La Habana, es el Palacio del Segundo Cabo, abierto hoy como sede del Centro de Interpretación de la Cultura Europea en Cuba. Por su arquitectura es uno de los exponentes más relevantes del Barroco Cubano, construido entre 1769 y 1772.
Los planos del edificio, que ya tiene casi 250 años de existencia, fueron trazados por el coronel de ingenieros del ejército español Antonio Fernández de Trebejos. Proyectado originalmente para la Administración de Correos, acogió también a la Tesorería del Ejército y a mediados del siglo XIX, las oficinas del Subinspector Segundo Cabo, por lo que todavía hoy se le conoce como Palacio del Segundo Cabo.
Fue el primer inmueble colonial construido en un mesurado estilo barroco, llamado “cubano” con posterioridad, caracterizado por la sobriedad de su ornamentación. Arcos y columnas resaltan en su fachada, al igual que en su patio interior de estilo andaluz que se abre a una bella escalinata que conduce al piso superior.
Originalmente el edificio fue cubierto por un revoque para tapar las disímiles oquedades de sus piedras, pero este le fue retirado en la restauración de 1930, dejando al descubierto la sillería en su estado original, tal como lo vemos en la actualidad.
No se sabe si fue durante su construcción en el siglo XVIII o en la mencionada restauración de la primera mitad del siglo XX, cuando a cada una de las ocho columnas de la fachada, algún alarife las rodeó con una especie de collares de diminutas piedras negras basálticas, incrustadas con cemento, a las que todavía nadie ha podido encontrar un significado.
Quien lo hizo, se tomó mucho empeño en cortar las piedrecitas, probablemente sacadas de alguno de los adoquines de origen volcánico traídos a la ciudad para pavimentar las calles.
No se ha visto nada igual en ningún otro edificio colonial de La Habana, por lo que tales “collares” de piedras negras pudieran tener muchos significados de carácter esotérico, simbólico, religioso o simplemente ornamental, relacionados con el edificio, sus constructores y restauradores.
Parece poco probable, que sean un simple ornamento, pues las piedras son tan pequeñas, que hay que mirar con mucha atención para distinguirlas. Queda entonces un probable significado simbólico, quizás de origen masónico o relativo a los cultos de origen afrocubano, prácticas espirituales de muchos de los constructores cubanos a través de los tiempos. Para sus practicantes, las piedras negras, tienen un poderoso significado telúrico.
Quizás el mensaje codificado en ellas, es que lo esencial puede estar oculto a la vista, aunque esté delante de nuestros ojos…, quien sabe. Si tienes alguna explicación mejor para este enigma, háznoslo saber.
