Día Internacional de la Cerveza: Una Rubia y Grande Por Favor
Texto y fotos: Rolando Pujol
Dorada, desbordada de espuma y en una jarra de proporciones épicas, se expende la cerveza, en los bares y tabernas de Münich, Baviera o Berlín. Y los parroquianos, la solicitan alegremente, tal como dice el título de esta crónica: ¡Ein großes Helles, bitte…! (Una cerveza rubia y grande, por favor) y tras beberla de un tirón hasta ver el fondo de la jarra, los alegres bebedores las elevan al cielo y exclaman: ¡Prost! (¡Salud!), y repiten la ronda tantas veces, como puedan mantenerse en pie…
Pero la cerveza, no sólo alegra a los alemanes, considerados entre los mayores bebedores de cerveza del orbe y bendecidos por una tradición que sitúa a la cerveza como un patrimonio nacional, sino que, en el mundo, no existe prácticamente un rincón, donde los seres humanos, no consuman alguna de las más de mil marcas reconocidas de este líquido dorado, espumoso, amargo y divino, sobre todo si se sirve bien frio en los meses de verano.
De hecho, cada 6 de agosto, pleno verano para el hemisferio norte, los productores de muchos países del mundo, celebran el Día Mundial de la Cerveza, lo que no impide, que también en el hemisferio sur, a pesar de encontrarse en invierno, se celebre de igual forma, pues la cerveza, también puede consumirse… caliente y con un notable aporte de calorías y nutrientes naturales, que benefician al cuerpo para resistir, tanto las altas, como las bajas temperaturas.
Considerada como la más antigua de las bebidas alcohólicas, con un contenido espirituoso entre el 2 y el 6%, la cerveza se obtuvo de la fermentación del trigo en los antiguos imperios de Mesopotamia y Egipto, aunque otras civilizaciones aplicaron este proceso al centeno, mijo, arroz y al maíz, dando origen entre otras al kvas ruso, el sake japonés, o las chichas de los pueblos originarios de América del Sur.
En Cuba, la tradición cervecera se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, sobre todo con la introducción de los primeros sistemas de refrigeración, pues aquí, el clima y la tradición, la prefieren bien, pero bien fría y si se sirve con elegancia, en un vaso o jarra, escarchados previamente en la nevera, se bebe como si se tratara de un regalo de los dioses.
La industria cervecera cubana, alcanzó gran prestigio en las primeras décadas del siglo XX, con marcas como la Polar, Hatuey, Cristal, Tropical, entre otras, que consolidaron al gremio de la industria cervecera como uno de los más prestigiosos y competitivos del país, empleando a miles de trabajadores.
En los últimos años, del siglo XXI, las fábricas artesanales de cerveza inauguradas en La Habana Vieja, “La Muralla” y el “Almacén de Maderas”, han alcanzado un gran éxito, a pesar del cierre transitorio de sus locales de venta, debido a la pandemia. Las cervezas clara y oscura, que en estas factorías se producen con tecnología alemana y el toque de los maestros cerveceros cubanos, son reconocidas por su agradable sabor, temperatura, transparencia y hermosa corona de espuma.
Cuba posee hoy unas 17 marcas de cervezas reconocidas, lideradas por la Bucanero y la Cristal, que mantienen su supremacía en el mercado interno y en las redes hoteleras y turísticas del país.
A pesar de la crisis económica internacional provocada por la Covid-19, la industria cervecera cubana trabaja por mantener su liderazgo y asumir creativamente, los desafíos futuros de la nueva normalidad.
En próximos trabajos, seguiremos abordando el tema de la cerveza, que todavía tiene mucha espuma para pintar bigotes.