EN BLANCO Y NEGRO: Iglesia de Jesús de Miramar

Rolando Pujol
13 May 2020 9:39am

Junto a la 5ta Avenida de Miramar, entre las calles 80 y 82, se levanta en toda una manzana, la hermosa Iglesia de Jesús de Miramar, un templo católico que resalta por sus monumentales proporciones arquitectónicas y por los valores artísticos de sus murales interiores, imágenes y altares, así como por el elegante y amplio diseño de su estructura, considerada como uno de los templos católicos más grandes de Cuba.  

Las obras constructivas de esta iglesia comenzaron en 1948 y casi cinco años más tarde, un 28 de mayo de 1953 quedaba inaugurada. Su estilo es románico-bizantino, que destaca en su planta de cruz latina, sus tres naves, el ábside, la bóveda de cañón y la gran cúpula de base octogonal entre sus otros muchos elementos constructivos. En el Altar Mayor, los bajo relieves de la "Crucifixión y la Ascensión" así como las demás esculturas son hechas con mármol de Carrara.

De gran calidad artística son los murales del "Vía Crucis", ubicados a ambos lados de la nave central, pintados sobre finas planchas de metal, entre 1952 y 1959, por el pintor vasco César Hombrados Oñatina, donde el propio autor sirvió de modelo para los verdugos y contó también con la ayuda de su esposa y varios frailes capuchinos barbados, que representaron a otros personajes "buenos y malos" del legendario suceso.

El órgano, construido in situ, en el coro de la iglesia, es una joya instrumental que consta de 5 mil tubos, capaces de generar 73 registros reales distribuidos en tres consolas de caoba bellamente labradas. En la instalación del sistema neumático electro-mecánico del órgano se emplearon 80 mil metros de cable. Su constructor fue el maestro organero español Guillermo de Aizpuru.

Un hermoso retablo de piedras en el exterior de la iglesia, representa la aparición de la Virgen de Lourdes a la pastorcita Bernadette Soubirous, entre 1844 y 1879, cuya imagen también está representada en una delicada escultura de mármol blanco, orando al pie de la virgen.

El inspirador de la construcción del templo fue el padre capuchino español Fray Aniceto de Mondoñedo, erigido con las donaciones de los fieles. Hoy la iglesia es atendida por la orden y resalta por la pulcritud de sus espacios y la paz espiritual que embarga a todos los que la visitan.

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Foto> Rolando Pujol, tomadas antes de la Covid-19

 

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