Dos aniversarios

La conquista del espacio por el Hombre, tiene un número bastante grande de aniversarios de muy diversas hazañas tecnológicas y humanas que aparecen ya descritas en La Historia.
Sin embargo, cuando vemos la cronología, no hay muchas que pertenezcan al mes de marzo. Quisiera recordar dos de ellas, de las primeras, pero muy importantes, logradas hace años, tanto por la Unión Soviética como por los Estados Unidos, en el mes que ahora transcurre.
La primera ocurrió el 1 de marzo de 1966, cuando la Unión Soviética hiciera llagar al planeta Venus la primera sonda espacial que llegó a otro planeta.

La nave Venus-3 (Венера-3) había sido lanzada el 16 de noviembre de 1965. Pesaba casi una tonelada, y con fuerte impacto, llegó la superficie del planeta Venus el 1 de marzo de 1966, hizo ahora 53 años, no podía esperarse otra cosa, ya que no contaba con sistemas para el aterrizaje suave. No obstante, al llegar a la superficie del planeta Venus, se convirtió en la primera sonda terrestre en hacerlo en otro planeta, aunque su llegada haya ocurrido a la manera de impacto, lo que ocasionó su destrucción. Además, el sistema de comunicaciones falló antes que los datos planetarios pudieran ser enviados a La Tierra.
El impacto se produjo en el hemisferio nocturno de Venus, cerca de la línea divisoria entre el día y la noche, posiblemente entre -20º y 20º Norte y 60º y 80º Este.
Hubo que esperar todavía 4 años para que otra nave del mismo programa Venus (Венера), la Venus-7, realizara un aterrizaje controlado el 15 de diciembre de 1970 en los 5° S, 351° E, convirtiéndose así en la primera nave espacial en posarse suavemente y enviar datos desde otro planeta. Hubo que esperar, sin embargo, a que las naves Venus 9 y 10, pudieran tener la capacidad de enviar imágenes directamente desde la superficie de Venus.

También es el aniversario en marzo, de la primera sonda espacial en llevar un mensaje visual (una Placa) y explorar el Sistema Solar exterior y la Heliósfera o región espacial que se encuentra bajo la influencia del viento solar y su campo magnético, que se extiende más allá de la órbita de Plutón.

Dicha sonda espacial fue la Pioneer 10, lanzada por los estados Unidos el 2 de marzo de 1972. Además de lo que ya les he contado, fue la primera sonda que atravesó con éxito el llamado cinturón de asteroides y que llegó hasta el planeta Júpiter, que resultaba, el objetivo principal de su misión.
La placa que llevaba a bordo la Pioneer 10 (y otra similar en la Pioneer-11, lanzada pocos años después) son planchas metálicas que fueron colocadas a bordo de las sondas espaciales de ambas naves con un mensaje visual.
Las placas fueron diseñadas por el astrónomo y divulgador científico estadounidense Carl Sagan y por Frank Drake. De hecho, fue el propio Sagan quien persuadió a la NASA y los convenció para que las naves Pioneer llevaran la placa. En ellas aparecen: a la derecha, la imagen de la sonda con el único fin de dar proporción a las dos figuras humanas dibujadas delante, una femenina y otra masculina. A la izquierda, un haz de líneas que parten radialmente de un mismo punto, que es el Sol. Las líneas indican la dirección de los púlsares más significativos cercanos a nuestro sistema solar, y en cada uno, en sistema de numeración binario, su secuencia de pulsos. Este apartado constituye nuestra «dirección» en el universo. El esquema situado en la parte superior izquierda de la placa representa una inversión en la dirección de spin del electrón, en un átomo de hidrógeno, el elemento más abundante en el universo. En la parte inferior se representa un esquema del sistema solar, con los planetas ordenados según su distancia al Sol y con una indicación de la ruta inicial de las Pioneer. Como se ve, una civilización extraterrestre técnicamente avanzada, podría interpretar la información contenida en las placas, saber de dónde vinieron y quiénes las enviaron.
En junio de 1983, Pioneer 10 se convertía en el primer objeto fabricado por el hombre en atravesar la órbita del planeta Neptuno. Cruzó cerca del planeta Júpiter el 3 de diciembre de 1973.
Después de numerosos estudios de gran importancia para la Ciencia y la futura práctica astronáutica, la sonda se encontraba el 21 de diciembre de 2020 a 125,94 Unidades Astronómicas (o la increíble cifra de 18.840.350.543 km) de La Tierra, y continuaba alejándose en dirección a la estrella Alderabán, adonde podría llegar en unos 1,69 millones de años.
