Filomena: Las tormentas Invernales también llevan nombres

Esta semana han sido noticia las grandes nevadas ocurridas en España, a las que al intenso temporal de nieve se le sumó la lluvia, las grandes marejadas y los vientos en Canarias, Ceuta, el mar de Andalucía, y después en los mares al Norte de la Península Ibérica, como es el caso de Asturias, donde en Gijón pudieron verse olas gigantescas rompiendo junto al litoral. Espesores de 20 centímetros de nieve en zonas del Centro y Este, e incluso hasta un poco más en algunas áreas, con muy bajas temperaturas, hicieron que se recordara al temporal de 1971 con sus extensas nevadas en esa nación europea.

La borrasca “Filomena”, que se desplazó desde las islas Canarias hacia el Sur de la Península Ibérica y el Mediterráneo, fue la causante de la referida situación meteorológica de esta semana. A su paso al Sur de España, llegaba aire muy frío del Nordeste, Norte y Noroeste, mientras que desde el Sur y Suroeste llegaba aire muy húmedo; circunstancias que desataron las grandes nevadas que durante dos días convirtieron a Madrid y grandes zonas del Centro y el Este de España en áreas cubiertas de nieve, con el consecuente cierre de carreteras y aeropuertos, junto a un frío nada usual.

Filomena-España-Mapa espesor capa de nieve
Mapa que muestra el espesor de la capa de nieve prevista sobre España y Europa occidental; valores entre 20 y 30 centímetros en una vasta zona, válido para el 9 de enero de 2021. (Centro Europeo de pronósticos a plazo Medio, ECMRWF)

 

De seguro se preguntarán ustedes, ¿por qué Filomena? ¿Qué es una borrasca? Les daré las respuestas a continuación; solo que antes, algunas imágenes que nos fueron enviadas, incluyendo la de la portada, gracias a la gentileza de Mercedes Martínez Navas, Dalié Rivera Vega, y Rafael A. Navarro Martínez, quienes las tomaron en Arganda del Rey y en Madrid. No puede negarse que el invierno tiene su encanto… a pesar del frío.

Nevada en Madrid y Arganda del Rey

 

Nevada en Madrid y Arganda del Rey1

 

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Nevadas causadas por Filomena en España durante el más reciente fin de semana

 

Y después del gélido ambiente traído por estas fotografías, retomo qué significa el término “borrasca”, muy usual en España, pero no tanto para el resto de los hispanohablantes del Mundo.

Una borrasca es lo que llamamos, un ciclón extratropical o fuera del trópico, usualmente entre los 30 y 60 grados de latitud. Como todo sistema de baja presión, los vientos giran en sentido contrario a las agujas del reloj en el Hemisferio Norte del Planeta y suelen ocasionar fuertes vientos e inundaciones. Se les diferencia notablemente de los ciclones tropicales, en que: las borrascas o ciclones extratropicales son sistemas muy amplios, poseen frentes atmosféricos, o sea, frentes fríos, cálidos u ocluidos (estos dos últimos, sobre todo el último, no se conocen en latitudes tropicales), y en que obtienen su energía de las diferencias de temperatura entre masas de aire distintas, una fría y seca, y otra cálida y húmeda.

Los Nombres en los Ciclones Tropicales.

Estamos acostumbrados a emplear nombres en los ciclones tropicales. Sin embargo, encontramos algo extraño en nombrar a las borrascas. Así que abundaré sobre este particular.

Primeramente, no se nombran todas las borrascas; sino solo aquellas que pueden ocasionar un gran impacto en los bienes materiales y en la vida de las personas, no siendo necesario que tengan un desarrollo explosivo.

Una diferencia importante con los ciclones tropicales, es que en este caso se nombran absolutamente todos los que alcancen categorías de Tormenta Tropical o Huracán, según la velocidad de sus vientos máximos sostenidos, y que el sistema de nombres, aunque puede diferir entre los propios de persona, flores, animales, u otros entes, según la zona geográfica; siempre se realiza mediante listas oficiales establecidas por las asociaciones regionales de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en esas regiones, sea el Comité de Huracanes para el área del Atlántico, mar Caribe y Golfo de México, o el Pacífico mexicano, o el Comité de Tifones, para el Pacífico occidental, u otras que existen en otras cuencas oceánicas.

Esas listas para varios años, son aprobadas por los Representantes oficiales de todos los países de cada cuenca oceánica donde existen ciclones tropicales, y se toman medidas para impedir que surjan nombres ofensivos de alguna índole, bien sea por relación a personas, nacionalidades u otra causa. Por ello, cualquier país puede proponer y también tiene la capacidad de vetar un nombre.

Los acuerdos sobre el poner o retirar nombres de la lista se toman por unanimidad. El Sistema prevé la eliminación de un nombre para evitar su repetición, en caso, por ejemplo, de un huracán muy intenso y devastador. En pocas palabras: es un verdadero Sistema Internacional.

Por cierto, la historia alrededor de los nombres de los ciclones tropicales es rica, y la contaré en algún momento. Puedo adelantarles que fueron los españoles los que por primera vez emplearon nombres en ciclones tropicales durante los siglos XVIII al XX en la América española, para lo que se utilizaba los nombres de Santos del Santoral del Día… sólo un adelanto de la interesante historia.

Huracán Wilma
Huracán Wilma. Obsérvese que es un sistema meteorológico muy bien definido (foto: NOAA).

 

Mi intención ahora es destacar el hecho de que en el caso de los ciclones tropicales existe un Sistema Internacional basado en la Organización Meteorológica Mundial (OMM), organismo especializado del Sistema de las Naciones Unidas.

Nombres en las Tormentas Invernales

Nombrar las tormentas invernales tiene como atractivo el ser también un recurso nemotécnico para recordar casos individuales, bien por su fuerza, los vientos, la cantidad de nieve, el desastre que ocasionó, o cualquier otra causa que lo haga memorable.

En 1954 desde la Universidad Libre de Berlín (FU) inspirada en la forma en que se nombraban los ciclones tropicales, propusieron hacerlo con todos los sistemas de bajas y altas presiones; práctica que nunca fue aprobada por las organizaciones meteorológicas europeas ni por la Organización Meteorológica Mundial.

El esquema de la FU se expandió por Europa, fundamentalmente por los Medios de Difusión, siempre ávidos de cuestiones interesantes e inverosímiles. Pero cuando organizaciones meteorológicas, como el Servicio Meteorológico de Noruega, y otras no meteorológicas, se sintieron con derecho y empezaron a nombrar a las tormentas invernales, cada una por su cuenta, la posibilidad de que una misma tormenta pudiera recibir varios nombres y confundiera, fue una preocupación real, tanto para los Medios como para el público.

Mas, el “nom plus ultra” de esta anarquía parece haber venido cuando entonces la UF adoptó un esquema llamado “Adoptar un Vórtice”, en el cual cualquier persona u organización, si tenía dinero, podía comprar un nombre para ponérselo a una tormenta.

Con el dinero recaudado, la FU mantendría las observaciones meteorológicas en la universidad. Aunque Ud. no lo crea, se dice que más de mil 800 personas de 15 países europeos, además de Brasil, Japón y los EE.UU., habían comprado un nombre, y ya en el 2012, noventa centros de bajas presiones en Europa habían recibido un nombre por las personas que los habían comprado. Nada más parecido al caos… que por suerte ha durado muy pocos años.

Athena
“Athena” fue la primera tormenta invernal nombrada en América, en noviembre de 2012, por el canal privado de TV “The Weather Channel”. No existe procedimiento oficial en esta área del Mundo para nombrar a los ciclones extratropicales. (foto: NOAA).

 

Mientras tanto, en los EE.UU. el panorama parecía tranquilo…, hasta el invierno de la temporada 2012-2013, cuando “The Weather Channel” (Canal del Tiempo), un canal privado dedicado a la meteorología, anuncio que un grupo de sus meteorólogos había escogido 26 nombres para designar las tormentas invernales a partir de ese momento.

Los Medios, principalmente la TV, le siguieron el paso como la mayor sensación del momento. Los criterios para nombrarlas fueron: que no se hubiera usado en ninguna lista de tormentas tropicales y huracanes; que debían nombrarse solo las tormentas invernales fuertes; y que debía hacerse con una antelación de tres días lo que aseguraba, con cierto grado de confianza, que la tormenta impactaría de manera significativa en un número grande de personas.

Sin embargo, no había listas, ni centro meteorológico nacional, ni siquiera ninguna institución gubernamental de los EE.UU. que monitoreara y regulara tal procedimiento.

La ventaja que puede tener el nombrar a las tormentas invernales es clara: es más fácil comunicar información sobre la tormenta dada, al referirse a ella por su nombre, mientras que también son más fáciles de recordar individualmente, sobre todo las significativas, y referirse a ellas después que ocurrieron.

No obstante, tal proceder tiene también manifiestas desventajas si se aplica a todas las bajas extratropicales sin ninguna otra limitación: a diferencia de los huracanes, que son sistemas meteorológicos muy bien definidos, las tormentas invernales son generalmente muy amplias y no poseen gran organización ni intensidad. Cuando tenemos una tormenta invernal, las condiciones del tiempo pueden ser muy diferentes en distintos lugares. En unos los vientos, en otros solo la nieve, o la lluvia, y esto puede confundir a la población.

Asimismo, una tormenta invernal, siendo tan amplia, puede debilitarse en una zona y volverse a desarrollar en otra. Si esto ocurre, puede ser difícil definir dónde termina una y dónde empieza la otra, ¿podrían tomar otro nombre o llevar un nombre nuevo? Por ello, no se puede nombrar a todas.

Pese a todo ello, lo más grave seguía siendo que, al no haber ningún organismo oficial que nombrara a las tormentas invernales, podía suceder que cualquier persona u organización lo hiciera sin ninguna restricción, o que se le dieran nombres diferentes al mismo organismo, dando al traste con los propósitos originales y produciendo caos y desinformación.

Esto no puede ocurrir en el caso de las tormentas tropicales y huracanes, pues las listas de nombres son oficiales, producto de acuerdos internacionales de los representantes de los servicios meteorológicos gubernamentales de cada país, bajo la égida del organismo rector de las Naciones Unidas para el Tiempo, el Agua y el Clima, que es la Organización Meteorológica Mundial (OMM); sistema que garantiza el buen uso y la homogeneidad del sistema de nombres para los ciclones tropicales en todo el planeta.

Se arregla el problema: ¿Qué se hace actualmente en Europa?

Paso ahora nuevamente a las borrascas… Aunque no se tiene un sistema mundial establecido como el de los nombres de los ciclones tropicales, últimamente se han dado pasos muy significativos en la solución del problema para nombrar a las borrascas, pasos muy positivos e importantes.

La solución fue impulsada tanto por el antecedente de la Universidad Libre de Berlín, como por los casos de borrascas recientes, que produjeron víctimas mortales y grandes pérdidas económicas en España, pero también en Francia y otros países europeos, como fue el caso de Klaus (23-24 de enero de 2009) y Xynthia (27-28 de febrero de 2010).

Esto hizo que Météo-France, IPMA, y AEMET, Servicios Meteorológicos oficiales de Francia, Portugal y España, a los que sumó después el de Bélgica, decidieran establecer de manera oficial, desde la temporada invernal 2017-18, un nuevo sistema de nombres de cara a los medios de comunicación, el público en general, instituciones, colaboradores, etc., en sustitución de los que venía asignando “de per se” la Universidad de Berlín. Fueron también los pasos que poco antes ya habían dado el Met Office y Met Éireann, los Servicios Meteorológicos del Reino Unido e Irlanda, respectivamente.

Además, había importantes diferencias entre el nuevo y el viejo sistema. El nuevo sistema es oficial de los Servicios Meteorológicos, y como tal cuenta con el respaldo de sus gobiernos y el de la OMM, mientras que el de la Universidad Libre de Berlín no lo es. Y otra importante diferencia es que la Universidad de Berlín ha nombrado a todas las borrascas habidas y por haber (y a los anticiclones), mientras que el sistema oficial de los Servicios Meteorológicos europeos, nombra solo a las borrascas importantes, las que potencialmente puedan producir un gran impacto en los bienes y las personas; dándole una tremenda fuerza e importancia, lo que de seguro hará que persista, no sólo por el respaldo, sino por su lógica.

Es que se parte del principio de que es lógico nombrar a las borrascas, por la misma causa por la que nombramos a los huracanes: para individualizarlos, llamar la atención y prevenir daños mayores.

Sin dudas, las borrascas fuertes como “Filomena”, ocasionan importantes pérdidas materiales, pero además ponen en riesgo la vida de las personas (hasta ahora, es lamentable la pérdida de 4 vidas en España), por lo que es conveniente tomar medidas antes de que lleguen. Y para mejorar la comunicación de las alertas de seguridad, es necesario que dicho ciclón reciba un nombre propio, que lo individualice y recuerde en las mentes de las personas, y rápido, pues cada segundo, cuenta.

De esta manera, los Servicios Meteorológicos de España, Francia, Portugal y Bélgica, de manera oficial, nombran las borrascas con Gran Impacto, dentro del llamado Grupo Suroeste europeo, en coordinación con el Grupo Oeste europeo, formado actualmente por los Servicios Meteorológicos del Reino Unido, Irlanda y los Países Bajos.

Con estas decisiones, se ordena institucionalmente por de los Servicios Meteorológicos y los gobiernos, un asunto de gran trascendencia para llamar la atención sobre los avisos de fenómenos meteorológicos peligrosos y prevenir los daños y riesgos a la vida, unificándose bajo un sistema único.

Hay otros detalles que también se toman en consideración. Tal es el hecho de solo nombrar, bajo este nuevo acuerdo, a las borrascas que se considere que puedan ocasionar un Gran impacto y que, además, para el Grupo Suroeste, provengan del Atlántico (como “Filomena”), esto sólo se hará cuando se prevean condiciones que den lugar a la emisión de avisos de viento de nivel naranja o rojo asociados a dicha baja en alguno de los países del Suroeste incluidos en este acuerdo (España, Francia, Portugal y Bélgica).

Por ejemplo, en España, las rachas de viento deben de superar los 90 km/h. Según el acuerdo, el Servicio Meteorológico que dé el primer aviso de nivel naranja o rojo le dará el nombre, siguiendo el orden de una lista preestablecida. Se le ha llamado, listado de “Borrascas con Gran Impacto”.

Debemos decir que, como parte intrínseca de la cooperación con los Servicios Meteorológicos del grupo Oeste, si una borrasca con gran impacto afecta primero a Irlanda, Reino Unido o Países Bajos, entonces el nombre será elegido por uno de estos tres países siguiendo la lista de nombres del Grupo Oeste y se difundirá inmediatamente a los integrantes del Grupo Suroeste, los cuales tendrán que respetarlo. Esto se hará de forma totalmente recíproca en el caso contrario.

El pasado 1 de octubre de 2020 comenzó la cuarta temporada invernal en la que se nombran las “Borrascas con Gran Impacto” en los países del Suroeste de Europa, como se le ha dado en llamar a los firmantes del acuerdo antes citado, o sea España, Francia, Portugal y Bélgica.

Listado Borrascas con Gran Impacto
Listado de Borrascas con Gran Impacto para este año. / AEMET. El listado de nombres preestablecidos por los 4 organismos meteorológicos oficiales, denominados Grupo Suroeste, para esta nueva temporada 2020-21, contempla opciones que van desde Paula a Filomena pasando por Hortense o Ignacio.

 

Se exceptúan a los ciclones post-tropicales o extra-tropicales, ciclones que hayan sido anteriormente tropicales, y hayan recibido ya un nombre por el listado del Comité de Huracanes de la AR IV de la OMM.

Es erróneo afirmar, como muchos creen, que los ciclones tropicales del Atlántico reciben sus nombres del Centro Nacional de Huracanes de Miami, EE.UU., pues éste centro, como uno de los Centros Regionales Especializados de la OMM para los ciclones tropicales, los nombra según los Procedimientos establecidos entre todos los países del Comité de Huracanes de la OMM para la región del Atlántico, mar Caribe y el golfo de México, lo que aparece en el Plan Operacional para Huracanes de la Región.

Para el caso de las borrascas que ocurren en el mar Mediterráneo, se prevé, en un futuro próximo, intentar algo similar. Es así que para la próxima Temporada invernal 2021-22 se tiene el objetivo de crear el Grupo Sureste, que incluiría a gran parte de los países europeos del Mediterráneo oriental.

Me queda pendiente, la interesante historia de los nombres de los ciclones tropicales, la que dejaré para ofrecérselas en algún momento durante la Temporada Ciclónica del 2021, porque ahora, estamos disfrutando del “invierno” caribeño.

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