El paisaje cafetalero: Un paraíso en Cuba

Redacción Exce…
30 June 2025 9:18am
El paisaje cafetalero: Un paraíso en Cuba

En Cuba, tomarse una taza de café recién colado es un ritual que involucra sentimientos, pasiones y conquistas. Cuando se sugiere un origen, se remonta hasta aquel instante extraordinario de la historia universal: la Revolución de Haití. Este hecho, al propiciar la expulsión de los franceses de ese territorio, impulsó a quienes desarrollaban la caficultura a buscar nuevos emplazamientos. Fue entonces cuando esa migración forzada decidió establecerse en las montañas del Oriente de la Isla de Cuba —previo acuerdo con los gobernantes “ilustrados”—, un lugar que reunía las condiciones necesarias para el cultivo y desarrollo del “grano milagroso”.

Su crecimiento fue acelerado: el territorio montañoso, prácticamente virgen, de la cordillera de la Gran Piedra y su extensión por todo el ámbito oriental posibilitó alcanzar importantes niveles de producción y un comercio ampliamente beneficioso con Europa. Este auge se mantuvo durante el siglo XIX, hasta que el inicio de las guerras de independencia del pueblo cubano, en 1868, afectó tanto al mundo del café como al del azúcar, como parte de la intención expresa de poner en crisis la economía colonial. Con altibajos, el aromático grano continuó su desarrollo en el siglo XX, incorporando nuevas tecnologías y mejoras.

Así surgió, para siempre, la cultura del café en Cuba: no solo centrada en su producción y exportación, sino profundamente arraigada en los hábitos y costumbres locales de consumo, hasta convertirse en un verdadero código de identidad regional, crisol de tradiciones y patrimonio de la nación.

En reconocimiento a ese legado, el Paisaje Arqueológico de las Primeras Plantaciones Cafetaleras en el Sudeste de Cuba fue considerado “un testimonio único y elocuente de una forma de explotación agrícola en un monte virgen” y fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial el 29 de noviembre del año 2000, durante la XXIV Reunión del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO, celebrada en Cairns, Australia.

La condición de Patrimonio Mundial, también conocida como Patrimonio de la Humanidad, es un título conferido por la UNESCO a sitios del planeta que poseen valores patrimoniales relevantes y que constituyen hitos en la historia y la cultura universales.

Ubicado en las actuales provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo, este paisaje cultural ocupa un área total de 81 475 hectáreas. En este vasto territorio se encuentran tanto evidencias materiales de las antiguas haciendas cafetaleras como la red de caminos que facilitaban la comunicación entre ellas y con los puntos de embarque para la exportación. Su distribución, en lo intrincado de las montañas, contribuyó a modelar un entorno natural que hoy constituye un paisaje cultural singular y trascendente.

Fruto de esa historia, la cultura material y espiritual que sobrevivió en estas haciendas representa un valioso testimonio de la relación entre el hombre y la naturaleza. A su incuestionable valor histórico, arquitectónico y arqueológico se suma su dimensión paisajística, en la que la inteligencia y el trabajo del hombre se integran a una geografía exuberante y siempre verde, que ostenta también la condición de Reserva de la Biosfera. Visitar una hacienda cafetalera constituye una experiencia atractiva que permite conocer todo el universo del sistema agroindustrial cafetalero, así como los aportes de la flora, la fauna, el relieve y las bondades del entorno.

La gestión para la conservación de este valioso paisaje cultural está liderada por la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba y los Centros Provinciales de Patrimonio Cultural de Santiago y Guantánamo. Estas instituciones, junto a otras entidades activas en el sitio, son responsables de implementar políticas y estrategias destinadas a la puesta en valor del extenso patrimonio existente.

Los estudios e investigaciones realizados a lo largo de estos veinticinco años demuestran que, de este fenómeno esencialmente productivo y económico, derivaron múltiples expresiones culturales, no solo en la arquitectura, la ingeniería o la hidráulica, sino también en la música, la danza, la literatura, la gastronomía, la religión, el arte, los gustos y las costumbres, como parte de un patrimonio intangible, amplio y diverso.

Hoy, este patrimonio mundial —el primero vinculado con el café que ostenta tal categoría— se muestra a visitantes y turistas. Algunas haciendas han sido restauradas, otras esperan su necesaria conservación, pero todas reflejan un legado que inspira la continuidad del proceso productivo del café. Este se entiende como una cadena que enlaza tradición y modernidad, en el marco del Proyecto Los Caminos del Café, un esfuerzo orientado no solo al rescate patrimonial, sino también al desarrollo social de las comunidades campesinas que ven en él una opción de presente y futuro. La colaboración internacional, proveniente de la UNESCO, el Gobierno y entidades francesas, ha sido clave y continúa ampliándose con resultados concretos.

En este 2025, el paisaje arqueológico cafetalero celebra el 25 aniversario de su declaratoria como Patrimonio Mundial. En el marco de tan significativa conmemoración, invitamos a conocer y disfrutar los logros alcanzados en su puesta en valor, así como todo el esfuerzo desplegado para su visibilidad e interpretación. Le invitamos a Santiago de Cuba, a llegar hasta la Casa Dranguet —Centro de Interpretación de la Cultura del Café—, a saborear un “buchito” de café mientras decide emprender la subida al “paraíso”, tal como lo describieron los viajeros del siglo XIX, para llenarse de aromas, sabores y visiones que nunca olvidará.

Texto: Omar López Rodríguez, Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba

Foto: René Silveira Toledo

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