Cuba Curiosa: La Caja de las Sorpresas
Frente al antiguo Muelle de Caballería, muy próximo al Castillo de la Real Fuerza, se levanta una de las construcciones más enigmáticas de la Avenida del Puerto: una gran caja gris de metal y cristales con forma de cubo, que los transeúntes miran con curiosidad o indiferencia.
Muy pocos se detienen a averiguar qué hay dentro de la gran caja encristalada, aunque no es un secreto. Basta con preguntarle a alguno de los operarios que allí laboran y les dirá amablemente: “Esta es la caja de las sorpresas. Aquí atrapamos las cosas que usted no se puede imaginar…” Cuando vimos de cerca de qué se trata, les podemos asegurar que es cierto, algunas de los objetos extraídos de ahí son inquietantes.
Así de simple. La "caja", no es más que la Cámara de Rejas del alcantarillado de la ciudad y es la que antecede al túnel del sifón del puerto, considerado una de las siete maravillas de la ingeniería cubana.
La Habana no tuvo un alcantarillado decente durante toda su historia colonial, por lo que era una de las ciudades más mal olientes e insalubres del mundo. Es durante la intervención norteamericana, que se inician los trabajos de construcción de un sistema de alcantarillado moderno para evacuar las aguas albañales y pluviales, a partir de referentes como el de Nueva York o California.
Durante cinco años, desde 1908 hasta 1914, se construyeron las obras. El tramo más complejo de todos fue el sifón del puerto, consistente en un túnel de más de dos (2) metros de diámetro, que cruza por debajo de la Bahía de La Habana hasta la casa de bombas de Casablanca.
Se construyó en condiciones muy difíciles cavando el túnel mediante una coraza de acero que protegía a los trabajadores de derrumbes, e inyectando aire a una presión de 2 Kg/cm2 para mantener la estabilidad del túnel. Las cuadrillas trabajaban en turnos de seis horas, pero dos obreros no resistieron la sobrepresión en el túnel y murieron.
La Cámara de Rejas, oculta a la vista por la caja gris, cumple la función de retirar con tanques de sedimentación y unos rastrillos giratorios los objetos que arrastran las aguas negras, que pueden causar la obstrucción del sistema, hacia el cual convergen las principales redes de alcantarillas de la ciudad.
¿Y qué cosas pueden obstruir el sistema de alcantarillados? Muchas y diversas, por ejemplo, pedazos de madera, latas, escombros, pomos plásticos y de cristal, cadáveres de animales, conglomerados de detritus diversos y otras cosas innombrables y sorprendentes que, de no extraerse, provocarían tupiciones y el desagradable escurrimiento de aguas negras desbordadas por las calles de La Habana.
Cumplida esta tarea, los albañales se escurren por el sifón submarino bajo la Bahía, hasta la planta de bombeo de Casa Blanca, donde toman impulso para llegar por tuberías soterradas hasta la Playa del Chivo, por donde se vierten al mar, a unos 500 metros al este del Castillo de los Tres Reyes del Morro.