“Alerta temprana y acción temprana, en el Día Meteorológico Mundial 2022”

Celebran Día Meteorológico Mundial 2022

El 23 de marzo de cada año se celebra el ¨Día Meteorológico Mundial” en todo el Planeta. La fecha conmemora el día en que fue puesto en vigor el convenio internacional que constituyó la Organización Meteorológica Mundial (OMM) como agencia especializada dentro del sistema de las Naciones Unidas especializada en asuntos del Tiempo, el Clima y el Agua.

Cada año, la celebración se dedica a un tema específico, usualmente importante que, en el caso del 2022, será “Alerta Temprana y Acción Temprana”.

No creo que pueda imaginarse hoy día un mundo en el que no existan los pronósticos meteorológicos y las personas no estén al tanto de los meteorólogos, por la TV y la radio, de cualquier fenómeno meteorológico que pueda afectarles. Aunque hay que decir que no sólo en esos casos, sino también cuando vamos a pasear, a hacer algo a la intemperie, o para ir a la playa, etc.

La meteorología es la ciencia que se ocupa de la atmósfera y sus fenómenos, y aunque se ocupa principalmente del pronóstico del tiempo, lo que más se conoce en los medios, también va más allá con el estudio de tendencias a largo plazo del tiempo y el clima, y el posible impacto que puedan tener en nuestras vidas. Ya en los últimos tiempos, un importante campo de estudios ha sido el cambio climático.

El tema escogido por la OMM este año para la celebración del Día Meteorológico Mundial es el llamado “Alerta temprana y acción temprana”, tema que recalca la importancia de la información meteorológica y climática para reducir el riesgo de desastres. Dado que el cambio climático hace que los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos sean cada vez más frecuentes e intensos, la OMM fomenta la predicción que tiene en cuenta los impactos para salvaguardar vidas y medios de subsistencia.

 

Las alertas tempranas salvan vidas y medios de subsistencia (foto: OMM)
Las alertas tempranas salvan vidas y medios de subsistencia. Foto: OMM

 

Pero, resulta claro que no basta solo con tener un pronóstico acertado de una situación meteorológica peligrosa. Se requiere además de una mayor coordinación, no sólo entre los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales, sino también con las autoridades responsables de la gestión de desastres y con los organismos de desarrollo, con la finalidad de mejorar la prevención, la preparación y la respuesta a los desastres.

 

La Pandemia de la COVID-19 agravó los retos a los que se enfrenta la sociedad y ha debilitó los mecanismos para hacerles frente. También se puso de manifiesto que debemos adoptar un enfoque verdaderamente multirriesgos y transfronterizo, para avanzar en el cumplimiento de los objetivos mundiales de acción climática, reducción del riesgo de desastres y desarrollo sostenible.

Estar preparados y ser capaces de actuar en el momento oportuno y en el lugar adecuado puede salvar muchas vidas y proteger los medios de subsistencia de las comunidades de todo el mundo, ahora y en el futuro.

La OMM ha señalado en su “Informe sobre el estado de los servicios climáticos en 2020”, que los desastres relacionados con el tiempo, el clima y el agua ocasionaron más de 2 millones de víctimas mortales y 3,6 billones de dólares en pérdidas económicas entre 1970 y 2019. Durante ese periodo, el número de desastres registrados se quintuplicó y las pérdidas económicas se multiplicaron por siete.

 

Vigilancia del Clima: 2021: uno de los siete años más cálidos jamás registrados, según datos consolidados por la Organización Meteorológica Mundial (fuente: OMM)
Vigilancia del Clima: 2021: uno de los siete años más cálidos jamás registrados, según datos consolidados por la Organización Meteorológica Mundial. Fuente: OMM

 

No obstante, y esta es una buena noticia, el número promedio de víctimas mortales en cada desastre se redujo un tercio en esos 50 años. Ello es resultado de mejores pronósticos y alertas con mayor antelación para que se hubieran podido tomar oportunas medidas de prevención, aunque sabemos que ello no ha sido así en todos los casos, aunque sí en la mayoría.

El informe examinó la información sobre riesgos y los sistemas de alerta temprana para amenazas como ciclones tropicales y huracanes, inundacionessequías, olas de calor, incendios forestales, tormentas de arena y polvo, langostas del desierto, inviernos extremos y desbordamientos de lagos glaciares.

El Informe señaló que la frecuencia, intensidad y gravedad de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos están aumentando como consecuencia del cambio climático, lo que supone una amenaza para vidas, ecosistemas y economías.

Los Pronósticos y Alertas Tempranas salvan muchas vidas.
Los Pronósticos y Alertas Tempranas salvan muchas vidas.

 

Aquí es donde entran en juego los sistemas de alerta temprana, con un papel clave en la mitigación de impactos. El informe también hace énfasis en que es necesario ir más allá de solo pronosticar qué tiempo hará; es necesario decir a las personas que es lo que realmente sentirán, qué efectos tendrá en ellos determinada situación del tiempo, para entonces poder prever sus consecuencias, permitiendo así a las personas y a las empresas prepararse en función de las alertas. En un lenguaje algo más técnico, es lo que la OMM y los meteorólogos llamamos, Pronósticos Basados en los Impactos (Impact Based Forecasts).

 

Y, ¿Por qué el énfasis en la alerta temprana y la acción temprana para reducir los riesgos? Es que se ha calculado que, observen bien estos datos,  por cada dólar que se invierte en la preparación para los desastres se pueden evitar en perder siete dólares en pérdidas económicas relacionadas con dichos desastres; es decir, un considerable rendimiento de la inversión.

La cuenta está más que clara. Mediante los pronósticos y las alertas precisas, mediante una buena difusión de los pronósticos, y que éstos sean comprensibles a todos, en un lenguaje coloquial y simple, así como mediante la educación y concienciación del público sobre cómo prepararse para los peligros antes de que estos puedan convertirse en desastres, es posible evitar, en primer lugar, la pérdida de vidas y, en segundo lugar, reducir los impactos económicos y materiales.

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