Ciclones Tropicales y Tornados, en la mira

Tornado
Tornado captado en Contramaestre, provincia de Santiago de Cuba, el 23 de mayo de 2020.

Ahora que hemos entrado en la Temporada Ciclónica del 2020, ¿se han puesto a pensar que en los Ciclones Tropicales también hay …. tornados?

Es un detalle, quizás poco conocido, pero de que hay tornados en los ciclones tropicales, sí los hay, y bastante. En los Ciclones Tropicales, los tornados ocurren fundamentalmente en el semicírculo derecho, según la trayectoria, pero muy en especial en el cuadrante delantero derecho. Es muy difícil observarlos, debido al ruido imperante del viento dentro del ciclón tropical, así como a la densa cortina de lluvia… sin embargo, ahí están, y su poder destructivo se suma al del ciclón tropical, cualquiera sea su clasificación. Por eso he empleado la expresión ciclón tropical, porque puede ocurrir tanto en una Depresión o Tormenta Tropical, o en el Huracán.

Tornados en Ciclones Tropicales

El siempre recordado Dr. Arnaldo Alfonso, compañero de Universidad y conocido como “el brujo” por sus acertados pronósticos, refiere en su libro “Climatología de las Tormentas Locales Severas (TLS) de Cuba”, que los tornados representan el principal potencial destructivo en lo que a vientos se refiere, en las depresiones y tormentas tropicales, sistemas ciclónicos más débiles, y un elemento muy peligroso en las zonas externas de la circulación de un huracán.

Y es que, efectivamente, en las depresiones y tormentas tropicales las áreas de lluvia están situadas a la derecha de la trayectoria y bien distantes del centro de circulación, como también lo están las TLS y tornados que tiene asociados, por lo que el centro en sí no posee la importancia que tiene en los huracanes.

En el Huracán de Santa Cruz del Sur, del 9 de noviembre de 1932, hubo al menos cuatro tornados conocidos, uno de los cuales produjo daños considerables en Camajuaní, localidad relativamente alejada de la ruta seguida por el huracán de Gran Intensidad en su cruce sobre la provincia de Camagüey.

Durante el azote a La Habana del célebre huracán del 20 de octubre de 1926 hubo tornados a ambos lados de la trayectoria del ojo en lugares localizados a considerable distancia del área de influencia de los vientos huracanados.

Evaluaciones de campo realizadas por especialistas del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología tras el paso de los huracanes Lili en octubre de 1996 y Charley en agosto del 2004, mostraron evidencias sólidas de la presencia de varios tornados, dada la magnitud y característica de los daños observados en zonas puntuales de los territorios afectados.

Precisamente esta semana hizo 32 años de un catastrófico evento, no recordado pues no fue un huracán. Ocurrió a principios de junio de 1988, a sólo dos meses de haber sido yo nombrado Jefe del antiguo Departamento de Pronósticos del Instituto de Meteorología, hoy Centro Nacional de Pronósticos, pero lo tengo claro en la memoria porque en él tuve mi bautismo de fuego.

Una débil depresión tropical atravesaba el occidente de Cuba con trayectoria del Suroeste al Nordeste, sin ninguna posibilidad de desarrollo el 2 de junio, y se desintegró rápidamente, al día siguiente; solo que antes de hacerlo, llevaba consigo un factor muy peligroso: lluvias torrenciales y la posibilidad de tornados.

No prioricé, para nada, ni al centro ni a la trayectoria en la información, sino al factor peligroso, las lluvias localizadas a la derecha y lejos de la trayectoria, como ocurre en estos sistemas débiles. Eso era lo único que importaba, pues por dónde pasó “el centro” de la depresión, entró por el Sur de la actual provincia de Mayabeque y salió cerca de la ciudad de Matanzas; en esa zona no ocurrió absolutamente nada.

Pero……a la derecha y lejos de esta trayectoria, en el evento completo, cayeron 1025mm de lluvia, con un total diario de 867mm en Cienfuegos. También afectó a las provincias cubanas de Villa Clara, Sancti-Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey; donde, en una Tormenta Local Severa se generó un tornado que destruyó cinco aviones soviéticos Migs en la pista del aeropuerto, así como varios edificios en la ciudad. El triste saldo de este evento fue de 90 mil personas afectadas, decenas de heridos, y lamentablemente 37 fallecidos. Y era una depresión tropical… por ello hay que recordar que la lluvia más intensa y los fenómenos severos, no están en la trayectoria, sino a la derecha y lejos.

Las Tormentas Locales Severas (TLS)

Las Tormentas Locales Severas (TLS), y los tornados, uno de los fenómenos que traen asociados, se producen en cualquier momento y lugar, siempre que haya condiciones para ello; las que vienen dadas por una gran inestabilidad en la atmósfera. Eso ocurre en los ciclones tropicales, pero también en otras circunstancias.

Dichas TLS se definen por tener asociados uno o varios elementos, por lo general peligrosos: puede ser lluvia intensa de carácter local o la caída de granizo; puede haber vientos lineales fuertes, que vienen de una misma dirección, la base de la nube, y ocasionan daños, pero no son tornados. Es por ello que tales daños no se observan esparcidos en todas las direcciones, sino en una sola; y hay que tener cuidado, porque a veces se ven daños y se dice que hubo tornado, y no lo hubo. Sólo la inspección lo puede afirmar, si es que antes no se ha visto la característica nube de embudo del tornado.

En la etapa invernal del año, las TLS, y por ende los tornados que generan, están relacionados con los frentes fríos y la energía proveniente de masas de aire con diferente contenido de calor y humedad. Mecanismos similares, por lo general, conforman las TLS y los tornados “invernales” que se producen en Cuba, como el del 27 de enero de 2019 en La Habana, o el del 26 de diciembre de 1940 en Bejucal, dos de lo más intensos que han ocurrido en el país.

Pero en las tormentas eléctricas de verano, también se producen, aunque su mecanismo es diferente. Cuando existen condiciones de gran inestabilidad atmosférica, la nube común, diaria, esas de las tardes de verano, que llamamos Cumulo Nimbus, alcanza un gran desarrollo. Dentro de la nube comienza a producirse un giro de los vientos, que se hace visible debido a la condensación del vapor de agua producto de la saturación del aire que gira a gran velocidad. A esa protuberancia en la base de la nube, se le llama “tromba en altura”, “nube de embudo”, o simplemente, para nuestros campesinos, “rabo de nube”.  Pero eso, no es un tornado aún. Para que sea tornado, ese embudo debe tocar tierra.

NubeEmbudo
Nube de Embudo o tromba en Altura, también conocido como “rabo de nube” entre los campesinos cubanos. Si no baja a tierra no pasa nada, pues no habría tornado.

Es entonces cuando comienza el maremágnum, porque el tornado es el fenómeno meteorológico más potente que existe sobre la faz de la tierra.

Si un Huracán de Gran Intensidad, categoría 5, puede tener rachas de vientos que alcancen algo más de 300 kilómetros por hora, un tornado EF-5 puede alcanzar velocidades de vientos de hasta 500 kilómetros por hora.

¿Hay más TLS y Tornados ahora que antes?

Quizás esta pregunta nos venga a la mente debido a que el pasado mes de mayo fue prolífico en Cuba debido a los reportes de TLS, tornados, trombas marinas (similares a tornados, pero generados en el mar y más débiles), o de trombas en altura. Desde el 1º al 28 de mayo de 2020 se contabilizaron 12 de estos fenómenos.

Cabe destacar que siempre que existe inestabilidad atmosférica, representada por las nubes Cúmulo Nimbus y, por ende, tormentas eléctricas con un gran desarrollo vertical y alguna condición dinámica que las intensifique, se van a producir TLS, o alguno(s) de los fenómenos que trae asociados.

El pasado mes de mayo hubo condiciones atmosféricas que posibilitaron que hubiese muchos días con tormentas eléctricas (y también trajo, la ansiada lluvia).

NubesTormenta
En mayo de 2020 hubo con frecuencia estas formaciones de nubes de tormenta que originaron actividad severa.

Por ello, mi opinión personal, que sé que comparto con otros meteorólogos, es que no ha habido cambios, o al menos es muy difícil de demostrar lo contrario.

Cuando el Dr. A. Alfonso, en la segunda década de 1980, iba a comenzar su trabajo de tesis doctoral, que trataría el entonces muy novedoso tema de TLS y tornados, se encontró con el hecho de que parecía que en Cuba casi no los había. Existían muy pocos reportes.

Entonces ideó hacer una red de “reporteros” con muchos aficionados a la Meteorología, de quienes obtuvo valiosa información, y demostró que sí los había, al mismo tiempo que escudriñando archivos y viejos recortes de periódicos, encontró otros.

Y es que, si un tornado ocurre en el campo, por bien estructurado que esté, no habrá daños y nadie lo informará; algo así como si no hubiera existido para las estadísticas. Tenía que, lamentablemente, ocurrir en un lugar poblado para que se contara a partir de los daños y hubiese noticias, quedando así registrado.

Hoy, la situación está cambiando rápidamente y puede decirse que ya es otra. Cualquiera tiene un teléfono celular, cualquiera que vea, aunque sea una nube de embudo, la fotografía o hace un video, lo publica en las redes sociales o lo hace llegar al Instituto de Meteorología.

Y son muchos los amantes de la meteorología, jóvenes y no tan jóvenes. De ahí, que lo que supuestamente siempre había existido, se pone ahora manifiestamente al descubierto. Por eso ha sido posible conocer que, en el pasado mes de mayo, junto con el inicio de la temporada de lluvias, ha habido, al menos, 12 de estos fenómenos.

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