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El olor de la lluvia

Dr. José Rubiera
30 September 2023 7:57am
Lluvia

Me encontraba precisamente pensando en qué les contaría hoy a los amables lectores de esta columna semanal, cuando de pronto comenzó a llover. Lo interesante era que no tenía ninguna ventana para mirar hacia afuera, y la lluvia no era tan fuerte como para escuchar su sonido desde el interior de la casa. Sin embargo, supe inmediatamente que estaba lloviendo…. Por el olor, ese olor tan característico que tiene la lluvia y que a mí, particularmente, me gusta. Pensé entonces en el nombre tan poco conocido que tiene ese fenómeno, y de ahí me vino la idea de que, aunque hace algunos años hablé sobre ello, sería un buen tema para compartir esta semana con mis lectores, y quizás entre ellos, a los que también les gusta el olor de la lluvia.

El olor que se siente cuando llueve se llama petricor.
El olor que se siente cuando llueve se llama petricor.

 

Pero un momento, que como dije en el párrafo anterior, el olor peculiar que se siente cuando la lluvia cae, tiene un nombre, aunque nos parezca raro, y que por ser posiblemente más o menos “reciente”, aún no se ha encontrado recogido como vocablo en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

El nombre en inglés es “petrichor”, y surgió a partir del trabajo de dos geólogos australianos, J. Bear y R. G. Thomas, en 1964, el que apareció publicado en la revista Nature (993/2), como una novedad en la literatura científica.

Así las cosas, dicho nombre se ha españolizado como petricor, y se deriva del griego antiguo πέτρα (pétra) “piedra” y el vocablo ἰχώρ (icór). Este último se refiere a la “sangre de los dioses helénicos”, pues en la mitología griega el “icor” es el líquido que en lugar de la sangre corre por las venas de los dioses.

Hay dos elementos que interactúan con la lluvia de manera interesante. El aceite exudado por las plantas, que es absorbido en la superficie de las rocas durante las épocas de sequía, pero que al entrar en contacto con la lluvia, se libera en el aire. Y junto con él, lo hace otro compuesto, llamado “geosmina”, que es el producto metabólico de ciertas actinobacterias. Este es fundamentalmente el olor que percibimos cuando cae la lluvia.

Pero en la Naturaleza nada ha sido dejado al azar y todo tiene un fin o utilidad dada. Estos autores, en otro trabajo publicado en 1965, concluyeron que ese aceite depositado en las rocas, no solo aporta al “olor de la lluvia” junto a la geosmina, que ya mencioné en el párrafo anterior, sino que, escuchen esto, posee el efecto de retardar la germinación de las semillas y el crecimiento de las plantas en época de sequía, lo que podría indicar que las plantas exudan estos aceites con la finalidad de proteger a las semillas, evitando que germinen cuando no hay agua suficiente y la especie se ponga en peligro de extinción. Esto es algo sumamente interesante, ¿verdad?

Por eso es que el olor de la lluvia es mucho más perceptible cuando llueve después de tiempo que no ha llovido, por ejemplo, después de sequías más o menor prolongadas. Nos ocurre frecuentemente en Cuba cuando llegan las lluvias llamadas primaverales después de transcurridos los meses invernales, usualmente más secos. O cuando tras meses de no llover o llover muy poco, vienen de pronto lluvias.

Sin embargo, el petricor no es el único olor que está asociado a la lluvia… El otro olor característico que se siente antes de que llegue la lluvia o junto con esta, es el del ozono (O3), pero que está realmente asociado a los rayos en las tormentas eléctricas.

Los rayos en las tormentas eléctricas producen el gas ozono (O3), el cual posee un olor característico que se siente cuando hay tormentas eléctricas.
Los rayos en las tormentas eléctricas producen el gas ozono (O3), el cual posee un olor característico que se siente cuando hay tormentas eléctricas.

 

El ozono es un gas que se forma cuando la enorme chispa eléctrica (el rayo) atraviesa el aire. Esta gran energía ocasiona una combinación de los átomos de oxígeno, añadiendo un átomo más a la molécula de oxígeno (O2), creando así el ozono (O3), que tiene ese olor característico que sentimos cuando hay rayos.

Sin embargo, se puede producir ozono en pequeña escala, pues siempre que una chispa eléctrica cualquiera atraviesa el aire (que contiene oxígeno (O2), produce ozono y nos da el mismo olor peculiar que cuando truena. ¿no lo ha sentido Ud. cuando se encuentra junto a un motor eléctrico, o cuando se produce un cortocircuito? Aunque quiero destacar que no es el olor a quemado, sino a ese olor peculiar que identificamos cuando se producen rayos en las tormentas eléctricas. Ah, pero ese olor, no tiene nombre específico. Solo se dice: “Huele a ozono…”. Y ha quedado identificado como el olor a ese gas, simplemente así es.

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