Bienal de La Habana: Múltiples miradas en torno al Malecón de La Habana desde el arte

El Malecón de La Habana ha servido de escenario y de pretexto a la XII Bienal de artes plásticas en Cuba, el más trascendental evento de esa manifestación en el país.
Por su condición de archipiélago, Cuba está rodeada de mar pero ningún fragmento del litoral ha desatado tanto tropelaje en el imaginario social y cultural como esa vía. Muy próxima a ella, la artista cubana de la plástica Isis de Lázaro comparte su estudio personal con creadores de España, Argentina y Cuba para ofrecer diversas perspectivas en torno al Malecón habanero.
Desde el pasado 22 de mayo, el evento transforma la apariencia de la más célebre avenida del litoral del país caribeño. Más de 50 proyectos tienen lugar en esa calle, pero Isis propuso a un grupo de colegas adentrarse en el mundo interior y la visión de cada personaje que transita por esa realidad.
Cubanos y extranjeros, personas de disímiles generaciones transitan por la calle o acuden a ella por motivos que van desde la diversión y el entretenimiento hasta la necesidad espiritual de mirar el mar, ver una puesta de sol, encontrar serenidad, recapitular el pasado, llorar penas.
“En el Malecón se crean ambientes muy curiosos de día y de noche por eso propongo múltiples miradas hacia un contexto dado desde la pintura, la escultura, la instalación y el videoarte”, señaló.
Los cubanos Jobana Martínez, Flor de Paz de Lázaro y Gizéh Rangel de Lázaro insertaron sus creaciones en ese proyecto desarrollado en el Estudio Espacio Mínimo, en el barrio habanero del Vedado. Junto con ellos, comparten ese escenario la argentina Beatriz Gerenstein y las españolas Ángeles Saura, Pilar Manuela Soto, Olga Sánchez y Montserrat Ansótegui, todas felices de participar en la presente edición de la Bienal.
Al proyecto resultante le llaman el detector de naturalezas humanas, por la cantidad de sutilezas que logran captar entre todos. Allí, mientras Saura deleita al espectador con la foto de la sombra de un caballo sobre unas margaritas, Gerenstein reflexiona en torno a lo viejo y lo nuevo con una escultura homónima en bronce.
A la española le encanta trabajar con sombras porque estas difuminan la edad y los rasgos físicos. En tanto, la argentina plantea una serie de concepciones mediante líneas rectas o quebradas, balances o desbalances de sus figuras, presencias o ausencias, por ejemplo de las cabezas en una pieza titulada La Pareja, porque cuando la gente se enamora pierde eso mismo. Y además los nudos, que ella aclara, no tiene por qué representar un problema, puede simbolizar una unión fuerte, o el enfrentamiento positivo de un problema, en dependencia de la actitud de la figura humana frente al lazo.
Beatriz viajó a La Habana con Lo viejo y lo nuevo, La pareja, Oportunidad, Dos es bueno y Deshaciendo el nudo porque la línea temática de su obra le pareció en sintonía con el Malecón, un litoral donde conviven múltiples herencias y lo nuevo que surge puja por abrirse paso. Muchas personas tratan de desenredar allí sus conflictos y además, varias de las labores acontecidas actualmente en esa popular avenida son reconstrucciones, y de por sí, toda restauración mezcla lo viejo con lo nuevo, según ella misma reconoció.
Durante estos días, gracias a la Bienal, recorrer el Malecón deviene un verdadero placer. Esculturas gigantes, un cubo azul transparente, un tramo de playa, accidentes simulados para promover reflexiones sobre el medio ambiente, estructuras elevadas para facilitar la observación desde lugares y niveles atípicos y hasta una pista de patinaje sobre hielo sorprenden al caminante por la originalidad y el diapasón de posibilidades.