Entrevista al historiador cubano Gustavo Placer Cervera

alina
18 July 2018 11:57am
Entrevista al historiador cubano Gustavo Placer Cervera

En el contexto de la celebración de la novena edición del Simposio Internacional de la Actividad Subacuática en Cuba (Simposub), Excelencias News Cuba dialogó con el Dr. C. Históricas Gustavo Placer Cervera, reconocido por sus aportes al conocimiento y la conservación del patrimonio natural y subacuático en territorio cubano.

Como un reto y un compromiso para mejorar la obra y seguir adelante consideró Placer Cervera (La Habana, 1941) el galardón que le otorgaron junto a los también doctores Xavier Nieto, Israel Escalona y Nicasio Viña en Simposub, con sede en Santiago de Cuba del 2 al 5 de julio con motivo de los 120 años de la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana.

“A uno le sorprende que le hagan un reconocimiento por la obra de toda la vida, porque todavía pienso seguir trabajando”, declaró el estudioso, que desde 1991 trabaja como investigador de Historia Naval y Militar en el Instituto de Historia de Cuba, y es miembro del Tribunal Nacional para el otorgamiento de Grados Científicos de Historia.

¿Su apellido tiene algo que ver con la familia del Almirante de la Armada Española Pascual Cervera (1839-1909)?

Aunque yo conozco a muchos de los integrantes de la familia del Almirante no hemos encontrado un nexo directo, lo que sí puedo decirle es que los Cervera, mis ancestros, mi abuelo, su familia, eran hombres de mar también.

¿Le ha servido ser un hombre de mar y que su familia lo fuera para poder llegar a ser un historiador de la calidad y el conocimiento marino que usted tiene?

Nunca pensé ser marino, no estaba en mis planes de niño ni de adolescente.

Entré a la Marina de Guerra por una cuestión coyuntural. Yo era uno de los primeros estudiantes becados -después de 1959, con el triunfo de la Revolución se dieron becas a los estudiantes de pocos recursos para que estudiasen- y era estudiante de Ingeniería Civil.

A mediados de marzo de 1961 el Comandante en Jefe Fidel Castro solicitó voluntarios para la Marina de Guerra Revolucionaria, aprovechando el nivel que teníamos, para pasar cursos rápidos en la Unión Soviética. Fui uno de los que se ofreció y de los primeros que estuvo estudiando una especialidad naval en ese país. Pasé un año allí y regresé convertido en comandante de lancha torpedera, con solo 20 años de edad.

Debido a la premura con que fui enviado no se me hizo un examen médico y yo tenía unos problemas en la vista que realmente me hubieran hecho inepto para ser militar; sin embargo, estuve 30 años en la Marina, fui pasado a otros cargos y me estuve desempeñando en el servicio hidrográfico de la Marina, del cual llegué a ser jefe muy joven.

Participé en investigaciones hidrográficas en Cuba: de 1970 a 1972 se hizo el levantamiento completo de las costas y bahías del país, y estuve directamente en el sondeo, es decir, en la medida de la profundidad de varias bahías, sobre todo en el occidente, desde Santa Lucía hasta Cárdenas, Varadero. También trabajé en Siguanea y en el sur, en Guayabal, y luego se me encomendó la verificación de los nombres geográficos, toda la toponimia de las cartas náuticas.

¿Estuvo siempre basado en La Habana?

La base estaba en La Habana, pero Hidrografía atendía a todo el país, porque entre otras cosas también tenía bajo mi responsabilidad todos los faros y señales de Cuba.           

¿Cómo entró a estudiar directamente los fondos de 1898?

Después de estar en el servicio hidrográfico fui transferido a la Academia Naval como profesor, y allí impartí distintas asignaturas. Aprovechando que estaba estable en un lugar terminé una carrera universitaria, soy Licenciado en Matemáticas, especializado en investigación de operaciones.

Una vez, casi accidentalmente, se me dijo que hacía falta un profesor de Historia.

Yo era aficionado a la historia naval, como oficial de la Marina ligado a estos temas. A partir de ese momento empecé a darle mucha más importancia al estudio de la Historia, me especialicé en eso, estuve varios años impartiendo clases de historia naval, hice el programa de expertos de la asignatura y luego pasé a ser profesor en la Academia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Durante un semestre yo era matemático y en el otro semestre era historiador.

Al pasar a la Reserva, después de 30 años de servicio, fue que me dediqué de lleno a la investigación histórica y tomé como tema el 98, porque me parecía, y lo sigo pensando, que el aspecto naval de las guerras de independencia de Cuba todavía necesita un estudio más profundo.

¿Ha podido revisar otros archivos históricos?

Ya iniciado en las investigaciones históricas y trabajando en el Instituto de Historia de Cuba, mediante una beca estuve tres meses en España laborando en archivos españoles, y luego he visitado ese país en distintas oportunidades. He trabajado los temas navales de la historia de Cuba en el Archivo General de Simancas, en los archivos de Sevilla, en los que están en la capital en el Museo Naval y en el Instituto de Historia y Cultura Militar, y también en el Archivo General de Marina en el edificio del Marqués.

¿Qué opina sobre el análisis y el estudio de la guerra del 98 fuera de Cuba?

Mi propósito, en todos los estudios que he estado realizando, dada mi formación militar, ha sido hacer un estudio integral en el que se vea el punto de vista, en el caso de un conflicto, de todos los participantes en el mismo. No me he quedado con la opinión o la documentación de uno de los bandos, porque entonces no puedo tener una visión total del asunto.

En cuanto a la historiografía, me parece que ha adolecido de unilateralidad. Cada quien, dependiendo de su país de origen, su simpatía o tendencia política, se ha ido formando un reflejo unilateral y soslayando una visión integral.

Por eso, aunque mi primera obra respecto a esto fue el bloqueo naval norteamericano a Cuba en 1898, ya mi segundo trabajo -que fue mi tesis para obtener el Doctorado en Ciencias Históricas- abordó las operaciones navales de la guerra hispano-cubano-norteamericana, es decir, las operaciones en Cuba.

Luego me proyecté en un libro que tiene por título El estreno del Imperio, que ve la guerra del 98 en todos sus teatros, cómo estaban interrelacionados los distintos teatros en la guerra y cuál había sido la participación de las partes.

¿La participación española en las conmemoraciones de este hecho histórico son escasas, o le parece a usted que están correctas?

Yo he estado aquí en Santiago de Cuba cuando se conmemoró el centenario, cuando se inauguró la sala de la batalla naval en el Morro de Santiago de Cuba con los 32 integrantes de la familia Cervera y en las otras conmemoraciones que han seguido.

En Cuba se ha recordado ese hecho dándole toda la importancia y la trascendencia que ha tenido, no puedo hacer una comparación, quizás en España la efeméride no se haya visto con todo ese grado de trascendencia.

Esta es una opinión quizás un poco parcial, pero recuerdo que en el centenario se recordó con mucho más énfasis aquí en Cuba que allá en España y me parece que dada esa trascendencia, dado el ejemplo de valor que dieron los marinos españoles, debe tener una repercusión porque fue un ejemplo de entrega al deber y que es válido no solamente para aquel tiempo, sino para todas las generaciones.

En Simposub se premió a la crítica historiográfica, ¿qué nos puede decir de esto?

Este es un premio a un concurso que convoca todos los años la Academia de la Historia para estimular la crítica historiográfica. Se hacen ediciones de libros y casi siempre lo que se habla sobre ellos son solo elogios, y el trabajo del historiador como científico necesita de la crítica para saber hasta dónde se ha podido alcanzar en el conocimiento y qué falta.

En este caso de los distintos materiales que se presentaron - con carácter anónimo, con un seudónimo- el jurado consideró que el trabajo más profundo e integral fue el del historiador y miembro correspondiente nacional de nuestra academia, Israel Escalona.

Sobre los trabajos presentados, no fueron tantos como hubiéramos querido. Hubo algunos muy buenos, la competencia fue muy reñida en el sentido de que la comisión tuvo que decidir por un trabajo cuando varios podían haber merecido premio, pero es solo uno el que se puede dar. Creo que es muy reconocido el trabajo de Israel, es un trabajo de mucha calidad, por eso el jurado que estaba integrado por académicos de un gran conocimiento y mucho prestigio decidió conferir ese premio.

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