Obama: un actor importante en vínculos deportivos Cuba-EE.UU.

alina
09 March 2016 8:06pm
Obama: un actor importante en vínculos deportivos Cuba-EE.UU.

Con un pasado juvenil vinculado sobre todo al baloncesto, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha sido un gran entusiasta de los deportes a lo largo de su vida. En el contexto cubano, no es casual que su visita coincida con la celebración de un partido de pretemporada de las Grandes Ligas de béisbol, el primero en casi 60 años.

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Muy activa fue hace tres años su participación en la fallida campaña de la ciudad de Chicago para organizar los Juegos Olímpicos de 2020, en definitiva otorgados a Tokio.

La que es apenas la segunda visita oficial de un presidente estadounidense en funciones a Cuba en toda la historia, tiene como trasfondo las negociaciones para la normalización del status de los peloteros cubanos en la Gran Carpa, quienes en la actualidad deben tomar la ciudadanía de un tercer país y renunciar a la cubana, para poder insertarse en algún club norteño.

Renunciar a la ciudadanía cubana implica para ellos no poder regresar a la tierra que los vio nacer, salvo excepciones como las ocurridas en diciembre pasado que, como parte de este proceso para llegar a una relación de normalidad, fueron autorizados para volver José Dariel Abreu (Medias Blancas de Chicago), Yasiel Puig (Dodgers de Los Angeles), Alexei Ramírez (Padres de San Diego) y Brayan Peña (Cardenales de San Luis), peloteros cubanos que desertaron de la isla para poder jugar en Estados Unidos.

Esa política discriminatoria ha sido también la piedra angular de las numerosas deserciones ocurridas en los últimos 20 años, la más reciente y sonada la de los hermanos Yuliesky y Lourdes Gourriel durante la Serie del Caribe de República Dominicana, en febrero pasado.

Para nadie es un secreto que la intención de que la visita a Cuba tenga lugar mucho antes de que expire el mandato de Obama es tener tiempo suficiente para conectar los nuevos dictámenes regulatorios en Estados Unidos con el proceso de cambios en la mayor de las Antillas, de modo que se concrete el relajamiento de los viajes y el comercio y la nueva política se vuelva irreversible, independientemente de quién gane las próximas elecciones.

Por eso también la Casa Blanca espera que la delegación incluya a congresistas tanto demócratas como republicanos, para subrayar el apoyo bipartidista a su política de lograr relaciones normales con el país caribeño.

Todavía no se confirma si Obama lanzará la primera pelota en ese desafío, primero de un club estadounidense en Cuba desde 1999, pero ya ha mandado su mensaje, y ese lleva 90 millas y va directo al centro del plato: las cosas entre Cuba y Estados Unidos no pueden seguir como han estado en las últimas décadas.

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