Descubre el café que forjó la historia cubana

En el Centro de Interpretación de la Cultura del Café, conocido como Casa Dranguet, un equipo de investigadores, especialistas, técnicos y obreros trabaja para preservar y difundir el legado cafetalero del Sur Oriente cubano. La institución, ubicada en Santiago de Cuba, alberga un pequeño museo donde piezas históricas narran la evolución del cultivo, procesamiento y consumo del aromático grano.
Tania Dranguet, historiadora del arte y especialista del centro, guio un recorrido por las instalaciones. Explicó que el café tiene sus raíces en África, se popularizó en Medio Oriente como una bebida no alcohólica y luego Holanda lo llevó a escala internacional. En América, llegó primero a Martinica desde Francia, pero fue en Saint Domingue, hoy Haití, donde alcanzó su mayor esplendor productivo antes de extenderse a Cuba.
Aunque el café arribó primero al occidente cubano, encontró su mejor entorno en las montañas de Santiago de Cuba y Guantánamo, donde las condiciones climáticas y la altura favorecieron su cultivo. La experta detalló que su procesamiento pasó de métodos artesanales a la industrialización con torrefactoras, marcando distintas etapas en su desarrollo económico y cultural.
El museo exhibe diez piezas clave, entre torrefactoras, molinos, pilones y vajillas de origen asiático y europeo. Además, presenta material multimedia y carteles que reflejan años de investigación. Tania Dranguet destacó que la migración de cafetaleros franceses desde Haití tras la revolución no solo trajo técnicas agrícolas, sino también tradiciones como las Tumbas Francesas, que aún perduran.
El Paisaje Arqueológico de las Primeras Plantaciones Cafetaleras del Sudeste de Cuba ingresó en el Patrimonio Mundial en el año 2000. Tres años después, la Tumba Francesa "La Caridad de Oriente" recibió el título de Obra Maestra del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, consolidando a Santiago de Cuba como un epicentro cultural e histórico del café.