La Terraza de Cojímar celebra su centenario

A siete kilómetros de La Habana, en el poblado costero de Cojímar, un edificio de paredes cargadas de historia celebra su primer centenario. Se trata de La Terraza de Cojímar, el emblemático bar restaurante que Ernest Hemingway convirtió en su segunda casa y que, desde 1925, ha sido testigo de anécdotas literarias, encuentros con figuras globales y la evolución de una comunidad.
Recién remozado con apoyo de la empresa Palmares y colaboradores locales, el lugar conserva el mobiliario y la esencia de la primera mitad del siglo XX, como un viaje en el tiempo para sus visitantes.
La historia comenzó el 20 de mayo de 1925, cuando el local abrió como Villa Arecas, una bodega mixta. No fue hasta 1940, bajo un nuevo dueño, que se transformó en restaurante y adoptó el nombre que hoy lo identifica.
Según Iván Morgado Castro, uno de sus capitanes, el sitio rápidamente atrajo a médicos, artistas y empresarios, pero fue la presencia del Nobel de Literatura lo que lo inmortalizó. Hemingway, quien anclaba su yate El Pilar cerca, encontró en La Terraza un refugio para compartir relatos de pesca con los locales. En su novela El viejo y el mar, el autor retrató Cojímar y este rincón, consolidando su fama internacional.

Hoy, entre fotografías envejecidas y pinturas cubanas contemporáneas, la mesa número 11 —reservada permanentemente para el escritor— sigue intacta. Morgado Castro, quien conoció a Gregorio Fuentes, el legendario patrón del yate de Hemingway, recuerda que Fuentes, nacido en 1897, fue uno de los pocos en vivir tres siglos.
La Terraza también ha recibido a personalidades como el cineasta Oliver Stone, quien visitó el lugar en el 2000 junto a Fidel Castro, así como al expresidente Daniel Ortega, al atleta Teófilo Stevenson y al cantante Charles Aznavour.
Katiuska Meriño, directora del Departamento de Alamar de Palmares, explica que el restaurante es parte de una ruta turística que incluye La Bodeguita del Medio y Finca Vigía, atrayendo a viajeros estadounidenses, chinos, rusos y turcos, entre otros. Para muchos, el almuerzo en La Terraza es el broche de oro de un recorrido por la huella de Hemingway en Cuba.