Cuba: Historias de amor eterno labradas en piedra

Redacción Exce…
14 February 2024 8:03am
Art Decó en el Cementerio de Colón

El magnate azucarero cubano Juan Pedro Baró no escatimó gastos a la hora de construir la inmensa tumba de mármol de su único y verdadero amor en el cementerio de Colón de La Habana, un lugar que se ha convertido con el paso del tiempo en depósito de pasiones pasadas.

El romance adúltero de Baró con una de las mujeres más bellas de Cuba, Catalina Lasa, quien murió en 1930, escandalizó a la alta sociedad, pero sigue vivo en los toques lujosos de su mausoleo Art Decó.

"El cementerio está lleno de historias de amor", afirmó Mario Darias, cantautor de 66 años, que ha escrito varios libros sobre el cementerio habanero, fundado en 1876 y que se extiende sobre unas 50 hectáreas en el corazón de la ciudad.

Con sus elaboradas esculturas y arquitectura, el cementerio se considera un museo al aire libre, que alberga los restos finales de héroes de la independencia, escritores, músicos, pintores y médicos famosos. Pero también es un lugar donde los amores (algunos impactantes, otros ocultos, otros frustrados) quedan inmortalizados.

La tumba de Lasa representa una de las historias de amor más famosas de Cuba. La belleza de clase alta estaba casada con el hijo del vicepresidente de Cuba cuando conoció a Baró y se enamoró de él. "La alta sociedad tomó partido en este asunto y les dio la espalda", explicó Darias.

Los dos amantes huyeron a París, donde vivieron hasta 1917, cuando el Papa Benedicto XV accedió a su petición de anular el matrimonio de Lasa.

La pareja regresó a La Habana donde vivieron hasta que Lasa enfermó y murió a los 55 años.

Su mausoleo, actualmente en restauración, está hecho de mármol blanco y granito negro, y rematado con rosas de vidrio realizadas por el vidriero francés René Lalique, fallecido en 1945.

En otra parte se encuentra la tumba de otra pareja de amantes que llamaron la atención en su época, un profesor y una alumna con una diferencia de edad de 30 años.

Modesto Canto (1890-1977) está enterrado junto a su esposa Margarita Pacheco (1920-1959), mucho más joven, en una tumba que lleva los bustos esculpidos de la pareja y la frase "unidos por el amor eterno".

"Mucha gente se oponía a su relación. Todo el mundo decía que ella iba a enviudar muy pronto, pero ella murió antes", afirma Darias.

No muy lejos se encuentra la tumba de Amelia Goyri, quien murió embarazada de ocho meses a la edad de 24 años en 1901, y fue enterrada con su bebé encima de sus piernas, como era costumbre.

Su afligido esposo comenzó una dedicación a su tumba tan intensa que su emoción era contagiosa, y los visitantes del cementerio comenzaron a detenerse para presentarle sus respetos también.

Se erigió una estatua de ella en mármol blanco de dos metros de altura, pero fue en 1914 cuando nació un mito y se ganó el apodo de "La Milagrosa".

La Milagrosa en el cementerio de Colón.
La Milagrosa en el cementerio de Colón.

 

Cuando se abrió su tumba ese año, se dice que la encontraron intacta, con su bebé en brazos.

Desde entonces los cubanos acuden en masa a su tumba para dejar ofrendas y desear suerte, ya sea para concebir o proteger un hijo, de salud o un examen escolar.

El cementerio de Colón, en La Habana, es una atracción turística por su valor histórico, cultural y artístico. Es el único cementerio americano dedicado a Cristóbal Colón, el descubridor de Cuba y otros lugares del continente. Tiene una extensión de 57 hectáreas y alberga más de un millón y medio de restos mortales, entre ellos los de personalidades ilustres de la historia y la cultura cubanas. Posee un gran número de obras escultóricas y arquitectónicas, realizadas en mármol de Carrara, que representan diferentes estilos y épocas. Su entrada principal es un imponente arco de triunfo que simboliza las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad.

Back to top