Cuba y sus parajes: Vivir donde el diablo dio las tres voces

En Cuba, cuando se afirma que alguien vive muy lejos o que algún lugar está muy distante o casi inaccesible, se dice que vive donde "el diablo dio las tres voces". Otros de manera más contundente utilizan una expresión considerada malsonante o vulgar: "eso está en casa del cará...".

Lo cierto es que la vida en cualquier punto distante o aislado del territorio nacional cubano, pone a prueba la inteligencia y la laboriosidad de sus habitantes, herederos de un legado generacional que los mantiene atados al terruño.  Sus abuelos viven o están sepultados ahí, sus padres los trajeron al mundo en ese lugar y ellos, a falta de otra experiencia, se quedaron viviendo ahí.

Por supuesto que, en estos tiempos, la búsqueda de nuevas oportunidades promueve la emigración de muchos jóvenes que viven en lugares intrincados, con preferencia hacia La Habana, de donde también regresan un tiempo después, al no encontrar anclaje en el ambiente estresante de la capital.

Entre los que eligieron quedarse, conocí tiempo atrás, a una pareja de jóvenes que había construido con sus propias manos un bohío junto al mar, en una desierta y virginal playa de Baracoa, donde viven rodeados de cocoteros y cacaotales, ligeros de ropa y colmados de la brisa marina, todo el santo día, criando a sus animales y saliendo a pescar parguitos y rabirrubias.

Entre el mar y las montañas, el lugar donde viven, es la materialización misma del Paraíso… allá donde el Diablo dio las tres voces y bien lejos de las pandemias y coronavirus que hoy tienen al mundo en jaque.

Nota: Fotos tomadas antes de la COVID-19.