Una mirada a la temporada ciclónica en junio de 2023

Lo que ha estado ocurriendo en el ambiente meteorológico del Atlántico en este mes de junio, que ya se está terminando, es algo sumamente interesante y que nunca había ocurrido, si la memoria no me falla.
En primer lugar, tenemos un evento El Niño establecido y, aunque aún es débil, presenta elevadas temperaturas en la superficie marítima del océano Pacífico nororiental. Si tomamos esto en cuenta, además de que la Temporada Ciclónica comienza en dicha cuenca oceánica el 15 de mayo, es decir con 15 días de antelación a la de la cuenca del Atlántico, que comienza el 1 de junio, entonces ya deberían haber surgido varios ciclones tropicales en esta área, más que en el Atlántico.
Sin embargo, ello a primera vista pareciera no haber pasado. Los ciclones tropicales han brillado por su ausencia en el Pacífico oriental hasta que el pasado 27 de junio se formara la Tormenta Tropical, convertido el día 28 en el Huracán ADRIAN, mientras que en la madrugada de hoy día 29, y muy cerca de ADRIAN, acaba de formarse la Depresión Tropical DOS del Pacífico oriental, que pudiera intensificarse y llegar a ser tormenta tropical o huracán en los próximos días.
Resulta claro que hasta la fecha es el inicio más tardío de la Temporada Ciclónica del Pacífico oriental (medido por el primer ciclón tropical) desde 2019 y el cuarto inicio más tardío si tomamos en cuenta a los 23 años transcurridos en este siglo XXI.
Claro que esto puede sorprendernos un tanto, dadas las aguas anormalmente cálidas del Pacífico oriental por la presencia de El Niño. Sin embargo, en este punto, la falta de actividad no está demasiado fuera de lo común, ya que el Pacífico oriental comienza realmente a exhibir su mayor actividad en julio. Y aunque a menudo comenzamos a ver ya alguna actividad a fines de mayo hasta las primeras semanas de junio, es generalmente alrededor de la segunda semana del mes de julio que realmente aumenta la actividad ciclónica en el Pacífico oriental.
Resumiendo, comienzo algo tardío de la Temporada Ciclónica en el Pacífico oriental en un año de El Niño, algo que no deja de asombrarnos, aunque aclaramos que no está fuera de lo normal.
Ora cosa diferente es el Atlántico. El mes de junio suele ser de poca actividad ciclónica en el Atlántico, más en un año de El Niño. Sin embargo, la temporada Ciclónica se inauguró el 1 de junio con una Depresión Tropical, que en horas del mediodía del siguiente día2 de junio, se convirtió en la Tormenta Tropical ARLENE. A esto, le siguió la Tormenta Tropical BRET, surgido el 19 de junio, y la Tormenta Tropical CINDY, formada en la noche del día 22.
En resumen, para la cuenca del Atlántico, junio ha sido un mes muy activo y récord por el número de tormentas tropicales que se han formado, tres, en todo el mes. Y eso en un año de El Niño...

En estos momentos en que el clima de nuestro planeta está cambiando, es muy difícil dar una explicación a todo, máxime cuando no se tienen aún todos los datos disponibles. Pero hay algunos elementos que pueden explicar el comportamiento del Atlántico.
En primer lugar, un Atlántico extraordinariamente caliente que proporciona energía calórica suficiente para la formación de ciclones tropicales, algo que ya había señalado en mayo cuando discutíamos los pronósticos para la presente Temporada.
Las anomalías diarias de la temperatura superficial el mar en el Atlántico han sido las más altas los últimos 42 años desde la primera semana de marzo de 2023. En este mes de junio, han sido aproximadamente 0.5 ºC más altas que las temperaturas superficiales diarias más cálidas registradas en junio anteriormente. Por lo general, el promedio diario de la temperatura superficial del mar en el Atlántico Norte alcanza su punto máximo hacia fines de agosto. Lo que está ahora ocurriendo es una tendencia a vigilar por sus implicaciones.
El comportamiento de la temperatura en las aguas del Atlántico pudiera guardar relación con un transporte deficitario de la masa de agua superficial, debido a un anticiclón atlántico más débil y desplazado más al oeste que lo normal. Esto daría origen a vientos alisios más débiles en el trópico y, a su vez, al significativo calentamiento del agua superficial.

Pero hay otro componente importante. El Polvo del Sahara ha influido mucho menos en el Atlántico en el período de la primavera e inicios de verano, no como en los tres años anteriores. Casi todas las regiones del Atlántico han tenido menos oleadas de polvo del Sahara, y los brotes ha sido mucho más leves, que lo que sería normal esperar. Este aspecto ha favorecido que las ondas tropicales se desplacen sin grandes factores en contra por el Atlántico, que la lluvia se haya visto favorecida desde fines de mayo a junio en el área del Caribe, y que ese ambiente más húmedo (ya que el polvo del Sahara viene acompañado de aire muy seco), también haya sido un factor que haya favorecido el tener un junio activo en cuanto a ciclones tropicales.
El porqué de menos oleadas de polvo en el Atlántico hasta ahora en este año, pues no me atrevo a dar una respuesta sin suficiente información, sino más bien una sospecha. Puede ser que la causa sea que las Corrientes en Chorro del Este en África, no hayan sido lo suficientemente fuertes hasta ahora. Las Corrientes en Chorro del Este africano, son las Corrientes de aire que ocurren en las capas bajas de la atmósfera sobre África Occidental, donde el viento medio estacional alcanza su velocidad máxima con un viento que sola del Este. Ello impulse las nubes de polvo surgidas con las tormentas de polvo en el Sahara, hacia el Atlántico. Esas Corrientes de aire se forman debido a las diferencias de la temperatura entre el Desierto de Sahara y el golfo de Guinea.

Pero todo esto que les he contado hoy, realza que, en la atmósfera, y en la naturaleza, todo está concatenado, y cambios en un lugar pueden repercutir en lugares más distantes.
Pero atentos, pues si el calentamiento del Atlántico se mantiene, si continúa la tendencia a haber menos oleadas de Polvo del Sahara (y menos aire seco entrando al Atlántico) y, sobre todo, si El Niño no alcanzara mucha fuerza de aquí a agosto-septiembre (ahora es débil, pero se espera que llegue a ser moderado a fuerte durante o cerca del “pico” de esta Temporada Ciclónica), la Temporada Ciclónica del 2023 podría ser algo más activa de lo que se ha pensado.