Tecnoazucar vuelve a sorprender, esta vez con el Conde de Cuba

Conde de Cuba, un ron que a primera vista, distingue por la belleza de su presentación, reconocida de lejos por el colorido de sus etiquetas. Nos llega desde las bodegas de Amancio Rodríguez en la provincia de las Tunas, y es ron que alberga todo el sabor de esa rica y exclusiva caña que nace en el Oriente cubano.
Producido por Tecnoazucar cuya directora general, Enilda Menédez, y su director de comunicación, Pedro Martínez, junto a representantes de la distribuidora y destilería española Rives, y funcionario del sector turístico en el país, tuvo lugar la presentación del ron Conde de Cuba 7 y 15 años, en el marco de la Feria Internacional de Turismo FITCuba´19.
Los rones de esta línea se añejan en barriles de roble blanco americano. Fabricados en los Estados Unidos, luego viajan a Escocia o Irlanda, donde se usan un tiempo hasta llegar a Cuba, donde estamos interesados en su madera y no en el sabor al whisky que una vez albergaron.
Aquí se limpian bien y se les somete a un proceso de tueste, logrando obtener un tonel completamente nuevo.
Para quienes no conocemos mucho las interioridades de este mundo, el número significa, en nuestros rones, un añejamiento mínimo de las bases añejas de las que nacen nuestros rones, bases generadas año tras año y añejadas en barriles los mencionados barriles.
Este 7 años es la imagen de un envejecimeinto lento, pausado que nos muestra precisamente la exquisitez de nuestros añejados, que siguen siendo dulces, ligeros, porque tienen el estilo de aquello que nace de las mieles o melaza de la caña de azúcar, una forma típica de hacer el ron en nuestra isla.
Con un color ambarino, transparente, traslucido, lindo, que evidencia el tiempo de añejamiento, y que además fue filtrado, por lo que nunca tiene partículas en suspensión; entra suave y ligero en nariz; 38 grados de alcohol, un destilado, que deja percibir el aroma de la melaza de la caña cubana, el olor de la madera de las barricas y si olemos un poco más a fondo, vainilla.
Una vez que lo pruebas, en boca, lo sientes rico, suave, agradable, que te invita a un segundo sorbo…
Luego de esta primera cata vino un sabroso café guantanamero, que maridó el 7 años, para dar paso acto seguido, a un Conde de Cuba 15 años.
Su botella tiene forma de C, como referencia al propio nombre, pero también a Cuba, Cadiz, e incluso a esa caña de azúcar de cuyas mieles se obtiene tan exquisito producto. Este ron representa el top de los que componen esta línea. Y su número indica el añejamiento más joven de los rones que integran la mezcla de bases añejas que lo componen.
Un ron con un dorado mucho más intenso, con un aroma más complejo, si bien sigue oliendo a caña, a su dulzor sutil y rico que lo distingue del resto de los rones del mundo. En esta mezcla también está presente la vinilla, el aroma torrefacto que le da ese tiempo de envejecimiento en barriles.
La sommelier a cargo de la presentación, Ivonne de la Puente, comentó sobre este 15 años:
“Una vez que lo prueben, lo primero que sentirán será ese dulzor de nuestra caña de azúcar, degusten, huelan, disfruten… 38 grados de alcohol porque también es un destilado, muy bien logrado, que se hace complejo en boca, largo, que después de tragarlo siente que le deja ese sabor a madera, ron y mieles, esa sutileza de algo que nos gusta y nos invita a repetir…un ron que nace del arte de saber mezclar, esa que distingue a nuestros maestros roneros. ¡Salud para todo!”.
