El cañón más grande del mundo está en el Hotel Nacional de Cuba

alina
14 June 2017 10:12am
El cañón más grande del mundo está en el Hotel Nacional de Cuba

Cuando desde el jardín del Hotel Nacional de Cuba disfrutamos de una de las maravillosas vistas de La Habana y su bahía, nos interrumpe el paso el exuberante cañón Ordoñez y les preguntamos a nuestros clientes:

_¿Ha visto usted un cañón más grande que este?

La mayoría, sorprendidos, responde que no.

Y es que el cañón Ordoñez fue el más grande del mundo a finales del siglo XIX. Desde esa época fue emplazado en lo que hoy es el jardín del Hotel Nacional de Cuba como parte de la Batería de Santa Clara, que integró el 2do y 3er sistema de fortificaciones de La Habana en la época colonial.

Un 13 de junio pero del año 1898, durante la Guerra Hispano -cubana –norteamericana, este cañón disparó por última vez. Un siglo después, el 13 de junio de 1998 volvió a disparar el cañón Ordoñez, cuando fue declarado el Hotel Nacional de Cuba un Monumento Nacional.

Más de la historia de la Batería de Santa Clara

La historia de la Batería de Santa Clara  se remonta al año 1555 cuando el corsario francés Jackes de Sores penetró por la Caleta de San Lázaro para atacar a la Habana. Pero se hizo realidad como consecuencia lógica de las medidas tomadas por el gobierno colonial español tras la toma de la Habana por los ingleses en 1762 a favor de reforzar algunos puntos estratégicos de la costa. Se decidió entonces emplazar frente al mar en el macizo rocoso que gozaba de una posición privilegiada una batería.

La Batería fue emplazada durante el gobierno del teniente coronel Proscopio Basscourt Conde de Santa Clara en los terrenos de su propiedad (13 acres) en la colina de Oliver más tarde Taganana, que habían sido donados en 1797 al gobierno español facilitando así su construcción.

Una trinchera y quizás otra obra provisional ocuparon inicialmente esta elevación.A partir de entonces, la Batería de Santa Clara comenzó a desempeñar una función activa y fundamental en el segundo sistema defensivo de la ciudad concebido desde mediados del siglo XVIII.

La función táctico-estratégica la garantizó su cota tipográfica que le permitía visualizar la costa de este a oeste, la entrada del canal del puerto y una buena parte de la primitiva villa, al mismo tiempo le facultaba establecer comunicación y cruzar sus fuegos con otros puntos fortificados de la costa.

A mediados del siglo XIX la Batería de Santa Clara fue modernizada tras los proyectos de reinterpretación de las fortificaciones debido a la creciente expansión de los barrios suburbanos y a la lógica pérdida de los valores de las fortalezas que obstaculizaban determinadas zonas. Coincide este período con el derribo parciales de las murallas habaneras y la construcción de tres poderosas baterías: La Velasco, Las Animas y La Reina, esta última, situada donde está hoy el Parque Maceo, tuvo una relación recíproca y dinámica por entrecruzar sus fuegos con la de Santa Clara y crear una sólida pantalla defensiva en el sector por la costa este de la ciudad.

El proceso independentista  que comenzó con la guerra de los diez años -1868- y se extendió hasta 1898 absorbió y revirtió la defensa hacia el interior del país y las costas se vieron relativamente abandonadas.

En el último tercio del siglo XIX, se resolvió dotar a la ciudad de dos proyectos de artillería y de defensa, uno de ellos, dirigido por el teniente coronel de ingenieros Rafael Cerero, fue en la Batería de Santa Clara a la cual se le agregó un polígono ampliado por la gola, los parapetos fueron redelineados, se hicieron más sólidos y le fabricaron traveses-repuestos cubiertos con tierra.

Los restos de la tecnología militar y los nuevos conceptos de la balística a partir de la segunda mitad del siglo XIX repercutieron en la Habana entre 1896 y 1898; el sistema más completo que España tuvo en los tiempos modernos se reflejó en el campo atrincherado de la línea costera habanera cuya barrera protectora estaba formada por enormes masas de tierra, parapetos y traveses, baterías atrincheradas y por el resto de las fortificaciones abalaustradas levantadas en siglos anteriores, las cuales quedaron en segunda y tercera línea. La Batería de Santa Clara y el resto de las otras baterías costeras fueron cubiertas con taludes de tierra para defenderse y protegerse del enemigo. De este modo, la Batería de Santa Clara se integraba al tercer y último sistema defensivo de la ciudad de la Habana.

Entre 1895 y 1898 se situaron allí los cañones Krupp y Ordóñez, este último inspirado en el cañón naval francés de 1870. Su constructor fue Salvador Ordóñez y se consideraba el cañón más grande existente para su época, su calibre era 30.5 centímetros, tenía 10 metros de longitud y 48 300 kilogramos de peso.

En junio de 1898 durante el bloqueo naval a la Habana, efectuado en el transcurso de la guerra hispano-cubano-norteamericana, el Ordóñez disparó al crucero norteamericano Montgomery. Según consta en la placa colocada por el historiador de la ciudad, Emilio Roig de Leuchsenring en 1956.

Al culminar la guerra de independencia con la firma del tratado de París el 10 de diciembre de 1898, el lugar donde se emplazaba la batería se convirtió en un cuartel. En  agosto de 1929 las tierras del cuartel militar fueron otorgadas por subasta a la compañía americana Purdy and Herderson y comienza el movimiento de tierras con vistas a la construcción de un hotel de lujo, el Nacional de Cuba.

De aquel conjunto arquitectónico militar, actualmente, quedan vestigios de dos cañones de  largo alcance el Krupp y el Ordóñez, de extraordinario valor, por ser representativos de la moderna artillería de fines del siglo XIX y porque son pocos los que existen en Cuba y se conservan de este tipo. En 1982 al declararse a la Habana vieja Patrimonio de la humanidad por la UNESCO, se integró también a la declaración su sistema de fortificaciones y por ende los restos de la Batería de Santa Clara.

Tomado del Blog del Hotel Nacional

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