El regalo para una reina de España que los turistas disfrutan

alina
21 August 2018 3:16pm
El regalo para una reina de España que los turistas disfrutan

Cuenta la historia que en honor a Isabel la Católica el almirante genovés Cristóbal Colón bautizó con el nombre de Jardines de la Reina al conjunto de cayos que bordean la costa sur cubana.

Aunque la reina de España nunca vio el lugar debió sentirse orgullosa del gesto de Colón, porque sin dudas en los fondos marinos de esos islotes señorea la belleza de la naturaleza.

Jardines de la Reina, ubicado en el litoral sur de las provincias de Ciego de Ávila y Camagüey, cuenta con unos 2 mil 170 kilómetros cuadrados distribuidos en cayos estrechos y relativamente pequeños, ricos en matorrales, complejos de vegetación y varias franjas de dunas arenosas.

Hasta allí únicamente se llega por mar y debido a su aislamiento geográfico y por no tener desarrollo poblacional sino sólo un turismo muy limitado, se considera el más conservado de los cuatro grupos insulares que rodean la isla mayor de Cuba e incluso del Caribe.

Declarado reserva marina en 1996, y una parte del área como Parque Nacional en 2010, clasifica como un reservorio genético por las especies exclusivas de insectos y moluscos que atesora y por su diversidad biológica.

Sus fondos marinos albergan animales como los meros y las guasas, que en otras zonas de la geografía caribeña han desaparecido o, en el mejor de los casos, su presencia se limita a un reducido número de ejemplares.

Poseen una gran cantidad de corales, gorgonias, esponjas, moluscos, crustáceos y peces, de gran valor contemplativo, ambiental y económico, y es el principal sitio de desove de las cuatro especies de tortugas marinas de Cuba (carey, tinglado, verde y la caguama).

En Jardines de la Reina la fauna también destaca por los Perritos de Costa o Bayoyas y el Correcosta o Culebrina, subespecies de reptiles, exclusivas del territorio; y por las aves Marbella, El guincho, El Gavilán Batista, el Halcón de Paloma y el Carpintero Verde.

De igual manera viven allí el mamífero terrestre jutía conga y los marinos tonina, delfín moteado del Atlántico y el cachalote.

Las profundidades dejan ver a peces como el Sábalo, Robalo, Macabí, Pargos, Palometas, Albacoras, Cojinúas, Meros, Chernas, Guasa y Cubera, entre otros.

Para quienes gustan bucear el Parque cuenta con un centro internacional de esta actividad, donde los naturalistas reciben las ofertas de inmersiones en toda la extensión en los cayos Grande, Caballones, Anclitas, Piedra Grande y Cachiboca.

El atractivo principal de los buceadores es la convivencia prolongada y segura con las distintas especies de tiburones, entre ellos los sedosos y los grises del Caribe.

La explotación turística, que incluye además del buceo, la contemplación y la pesca recreativa, ocurre sobre bases ecológicas y sostenibles, lo cual permite mantener sus valores naturales casi intactos.

Mediante el Sistema Nacional de Áreas Protegidas se desarrollan proyectos de estudios en coordinación con los centros científicos de Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana y el de Investigaciones de Ecosistemas Costeros, en cayo Coco, en el norte avileño.

De igual manera especialistas de Flora y Fauna de ese propio territorio central mantienen un trabajo sostenido en el cuidado de toda esa área a través de los planes de manejo, que incluyen programas educativos en las comunidades cercanas, como Júcaro, en el municipio de Venezuela.

Quizás Isabel la Católica se contentó al saber que a unos pequeños cayos a cientos de kilómetros de España los bautizaran con el calificativo de Jardines de la Reina para rendirle honores, sin embargo sí es seguro de que los cubanos viven orgullosos de contar con un sitio así, pues, aún con los años desde que Cristóbal Colón lo descubrió, se muestra y funciona como un laboratorio natural y reserva de especies casi en extinción.

Fuente: ACN/ Radio Avileña

Back to top