Música cubana para obra de coreógrafo estadounidense

alina
25 May 2015 11:14pm

La fiesta de las artes plásticas en Cuba que orquesta la Bienal de La Habana convidó al coreógrafo estadounidense Pedro Ruiz y al laureado pianista cubano Frank Fernández a compartir talentos en un mismo proyecto que dará a luz un ballet.

Con coreografía de Ruíz y música de Fernández, la creación fue estrenada en el Teatro Martí de La Habana, este 23 y 24 de mayo. Una selección de estudiantes de la Escuela Nacional de Ballet de Cuba Fernando Alonso protagonizan la pieza, creada en esta fecha para vincularla al principal evento de las artes plásticas en Cuba.

Como otras obras de Ruiz, esta presenta momentos que son auténticos cuadros e imbrica la plasticidad de la danza con los ritmos afrocubanos. Afortunadamente, el creador no renunció a la técnica clásica ni en los pasajes musicales que evocan el sincretismo racial propio de América, casi siempre asociado a un estilo de danza más folclórica, pero su mérito radica en haberlo defendido con éxito pues la coreografía llena cada compás.

“Muchachos dejen que la poesía esté presente en todo, no quiero movimientos vacíos”, indicó el coreógrafo a los bailarines, muchos de ellos recientemente premiados en un concurso internacional.

A Ruiz le interesa la buena técnica y de hecho concatenó pasos complejos y partneos fuera de eje y con desplazamientos a una velocidad poco usual en las obras clásicas, que son las más comunes en el repertorio del ballet cubano.

“La dinámica de la coreografía exige una forma diferente de respirar y de usar la técnica clásica sobre una música muy cubana”, comentó el maestro y de esta manera expuso la mayor novedad del espectáculo dividido en tres movimientos. Para el primero, llamado Summer place (Lugar de verano), Ruiz pidió a los intérpretes hacer gala de la frescura de la juventud, el disfrute propio de esta etapa de la vida y la alegría natural del verano.

“Quiero ver seres humanos, no objetos fríos”, apuntó. Mientras para el segundo momento, titulado Lasting embrace (Abrazo perdurable) implicará en un dueto a dos bailarines del Ballet Contemporáneo Endedans, una compañía cubana de la cual es director artístico asociado en la central provincia de Camagüey.

El tercer momento del espectáculo conserva el nombre otorgado por el autor musical, Tres estados del alma, y habla de amor, soledad y alegría.

“De cierto modo la obra es como una flor que nace, con todo su ciclo”, declaró el profesor ballet del colegio universitario Marymount y de la Ailey School.

Realmente, su pieza es osada y con una intensidad dramática y poética difícil de asimilar por bailarines tan jóvenes, pero el coreógrafo confía plenamente en las capacidades de ellos y además planea presentar el producto en la ciudad estadounidense de Chicago en el próximo mes de junio.

Ruiz fue durante 21 años bailarín principal del Ballet Hispánico de Nueva York y como coreógrafo tiene obras montadas allí y en el Joffrey Ballet, la compañía Luna Negra de Chicago, el New Jersey Ballet y Dance Theatre of Harlem, entre otras.

Una de sus creaciones para el Ballet Hispánico obtuvo el Premio Bessie de Danza, considerado entre las mayores distinciones culturales en Norteamérica.   

Nacido en Santa Clara, pero formado mayormente en Venezuela y Estados Unidos, Ruiz nunca olvidó sus raíces y la pasión que siente por Cuba lo llevó a fundar en 2010 el Proyecto Ventanas, con el fin de propiciar oportunidades de interacción entre artistas de Estados Unidos y la isla caribeña.

Las aspiraciones se cumplieron en 2011, cuando montó en su país natal la coreografía Horizontes en La Habana para Danza Contemporánea de Cuba.   La pieza después se presentó en Nueva York, en el Joyce Theatre, el mismo recinto donde el bailarín había actuado durante más de dos décadas junto al Ballet Hispánico.

Como era previsible, Pedro intentó reencontrarse con sus orígenes mediante la creación de una pieza para la compañía Danza del Alma, de Santa Clara, que bautizó El camino, y realmente le ayudó a darse a conocer mejor en la isla.

Sin embargo, la siguiente propuesta no le llegó en Cuba sino en Nueva York, en 2013, durante una recepción de la Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas. El crítico de arte Luciano Castillo le propuso conocer Endedans de Camagüey y al llegar a esa ciudad de calles intrincadas y brisas dulces nació la coreografía Momentos en el viento, estrenada con gran éxito en el Teatro Principal y luego en el Martí, donde ahora retorna con mucha más fuerzas en calidad de director artístico.

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