Suenan los tambores del San Juan, la fiesta del carnaval camagüeyano

La legendaria Ciudad de los Tinajones, cuarta villa fundada por los españoles en Cuba, con un centro histórico de más de 500 años, declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad, festeja del 24 al 29 de junio sus tradicionales fiestas del San Juan.
Situada a unos 570 kilómetros al este de La Habana, Camagüey vuelve a inundarse de alegría en sus calles y plazas engalanadas por sus moradores, en sana competencia. Por toda la ciudad se escucha el retumbar de los tambores y cencerros de las congas y comparsas que arrollan por la antigua villa de Santa María del Puerto del Príncipe.
Al júbilo de sus habitantes se suman turistas extranjeros y del resto del país, entre ellos muchos camagüeyanos ausentes, que vuelven para disfrutar de estos días de unas fiestas que se remontan a 1725, en las que se da rienda suelta a los goces y placeres del cuerpo y el espíritu.
El San Juan camagüeyano, Las Charangas de Bejucal, las Parrandas de Remedios, y los carnavales de Santiago de Cuba, son las fiestas con mayor arraigo en la Isla.
Mucho ha llovido desde entonces en la capital de la provincia centro-oriental, porque su típica fiesta estuvo asociada desde sus orígenes a la temporada estival y de las lluvias en esta rica zona agropecuaria. Vinculadas originalmente a las ferias ganaderas y las competencias de habilidades de vaqueros y jinetes, se le fueron sumando los paseos en carruajes adornados en los que sobresalían las más bellas damas de la sociedad.
Fiesta nacida del alma del pueblo, pese a los cambios que imponen los años, en el corazón y la memoria de los camagüeyanos sobreviven tradiciones como los deliciosos ajiacos preparados en la olla callejera, con el aporte de vecinos y transeúntes, un espeso sopón de carnes, viandas y vegetales, a los que dan un toque peculiar el maíz y el perfumado ácido del limón.
Los festejos comenzaron con la tradicional lectura del Bando a la medianoche de este 23 de junio, desde los balcones de la sede del Gobierno Municipal (alcaldía) una costumbre que data de 1836, cuando por primera vez se leyeron las normas que debían regir la conducta de los moradores durante los festejos.
Concluida esa formalidad retumbaron los tambores de las congas, bandas compuestas por decenas de tambores de varios tamaños, artesanales o rústicos, fabricados con toneles y cueros de chivos, a los que se suman campanas y cencerros de distinto timbre, capaces de estremecer los cuerpos más insensibles y llevar al frenesí a los que durante 12 meses esperaron este momento para soltar el cuerpo arrollando por las calles.
En realidad, la edición del San Juan de 2015, comenzó el domingo 21 de junio con el carnaval infantil en el Casino Campestre, el mayor parque urbano de Cuba.
Para los jóvenes y todo el que tenga deseos de gozar, el San Juan de este año rescata espacios para disfrutar de orquestas y bailar como El Platanal de Bartolo, escuchar música romántica en el Rincón del Bolero, y disfrutar de espectáculos artísticos en el Teatro del Pueblo, entre muchos otros sitios de fiestas y bailables distribuidos en toda la ciudad.
Desde el 24 y hasta el día 29, con el entierro de San Pedro, los lugareños disfrutarán de los paseos sanjuaneros con seis carrozas, siete congas e igual número de comparsas.
Los residentes de más edad recuerdan las ruidosas competencias entre seguidores de Los Comandos y La Farola, dos de las congas más antiguas, la sorpresiva aparición de los “ensabanados”, fácil y recurrido disfraz para aparecerse de incógnito en una fiesta, o de los temidos “monoviejos”, hombres disfrazados con ropajes llenos de cascabeles y armados con “fuetes” que usaban para asustar a los muchachos que les corrían detrás y se burlaban de ellos para provocarlos.
El San Juan camagüeyano ya abrió paso a una semana de fiestas verdaderamente populares, que invitan a visitar una ciudad única, con sus estrechas y tortuosas callejuelas adoquinadas, salpicadas de iglesias, plazoletas y calles vestidas para la celebración hasta que sale el sol.