La montaña rusa de los viajes de estadounidenses a Cuba

La montaña rusa de los viajes de estadounidenses a Cuba

Por: Martha Honey, PhD Directoral Ejecutiva, Center for Responsible Travel (CREST) Washington, DC USA mhoney@responsibletravel.org y Rafael Betancourt, PhD ABD, Consultor, Center for Responsible Travel (CREST) rbetancourt3114@gmail.com

La política de viajes a Cuba del gobierno de Estados Unidos ha sido una verdadera “montaña rusa” desde que, en 1961, con el rompimiento de relaciones diplomáticas, EE.UU. restringió los viajes de sus nacionales a la Isla mediante controles de pasaportes y posteriormente, financieros.

En 1977 el presidente Jimmy Carter levantó las restricciones de viajes de norteamericanos a Cuba, incluyendo residentes de origen cubano que deseaban visitar a sus familiares en la Isla. Y el gobierno cubano, a partir de 1979, autorizó las visitas familiares de emigrados de origen cubano, que en 1980 alcanzaron la cifra de 100 mil.

En los años 1970, el gobierno del presidente Richard Nixon impulsó los viajes de estadounidenses a Cuba bajo la categoría “people to people” (pueblo a pueblo), con el propósito expreso de fomentar oposición interna al gobierno cubano y promover reformas y cambio de régimen.

En 1982, Ronald Reagan vuelve a establecer restricciones a norteamericanos para viajar a Cuba, y en 1996, la Ley Helms-Burton, aprobada bajo la presidencia de William Clinton, fortalece el bloqueo económico, financiero y comercial a la Isla dándole un carácter extraterritorial, y prohíbe el atraque de barcos de EE.UU. en puertos cubanos.

A la vez, Clinton amplía las categorías de licencias de viaje e intenta agresivamente aumentar los contactos “people-to-people”, convirtiéndose en la más usada por viajeros legales, a excepción de los cubanoamericanos.

Sin embargo, en 2003, George W. Bush elimina dicha categoría, persuadido de que, más que subvertir el régimen cubano, los viajeros norteamericanos regresaban convencidos del error de la política de su gobierno de aislar y perturbar a Cuba.

La llegada a la presidencia de Barack Obama, en 2008, dio lugar a un cambio sustancial en las relaciones con Cuba, implementado particularmente en su segundo término, 2012-2016.

Desde 2008, Obama amplía los viajes de ciudadanos estadounidenses y permite a cubanoamericanos viajar sin restricciones para visitar familiares, así como elimina los límites sobre las remesas a familiares. En diciembre de 2014, Obama y Raúl Castro anuncian el comienzo de un proceso de normalización que llevó al restablecimiento de las relaciones diplomáticas en 2015 y un conjunto acuerdos de mutuo beneficio en diversos sectores.

En 2016, mediante Orden Ejecutiva, Obama autoriza viajes individuales “people to people”. También continuó creciendo el flujo de cubanos residentes en el exterior que viajaron a la Isla a visitar familiares, llegando a 521 mil cubanoamericanos en 2018 (621 mil de todos los países). Como resultado, el número total de viajeros de EE.UU. por vía aérea se triplicó entre 2014 y 2018.

Arribo de visitantes a Cuba

También en 2016 Obama autoriza a los cruceros de su país a navegar a Cuba con pasajeros estadounidenses. Hasta ese momento los EE.UU. tenían prohibido a todo buque que atracara en puerto cubano, tocar puerto de ese país por los siguientes seis meses y, por consiguiente, Cuba se mantenía apartada del lucrativo y creciente turismo de cruceros en el Caribe.

La apertura del mercado cubano llevó a las tres principales navieras estadounidenses, Carnival Cruise, Royal Caribbean y Norweigian a incluir a Cuba entre sus itinerarios y generó un significativo aumento en sus ventas.

Pasajeros en cruceros a Cuba

Para Cuba significó una explosión en el arribo de turistas en cruceros. Entre 2016 y 2018 los pasajeros por vía marítima aumentaron 4,7 veces y los estadounidenses, que no figuraban en 2015, constituyeron el 54 por ciento del total en 2018 con 341 mil turistas, técnicamente viajando bajo la licencia “people to people”.

¿Qué sucedió cuando Donald Trump asumió la presidencia de EE.UU. en 2017?

En junio de ese año, ante una audiencia anticubana en Miami, el nuevo presidente prometió revertir las políticas de Obama de acercamiento a Cuba. En septiembre 2017, el Departamento de Estado redujo el 60 por ciento del personal de embajada de EE.UU. en La Habana y de la embajada cubana en Washington en respuesta a supuestos “ataques acústicos”. En noviembre 2017, prohíben los viajes individuales “people to people” y transacciones con un conjunto de entidades cubanas.

En enero de 2018 el Departamento de Estado emitió una alerta de viajes a Cuba de nivel 3: “Reconsidere viajar”, que ahuyentó a instituciones académicas y culturales y a sus aseguradoras de viajar a la Isla. Sin embargo, en agosto de 2018 volvió a cambiar el aviso de viaje a nivel 2: “Tenga extremo cuidado”, el mismo que aplica a varios países europeos.

El impacto sobre los viajes de estadounidenses a Cuba no se hizo esperar. Las entradas por vía aérea, la mayoría turistas de estancia, cayeron en 2018, mientras que las entradas por vía marítima, principalmente en cruceros que no fueron afectados por esas medidas, aumentaron en 2017 y 2018.

Turistas de Estados Unidos a Cuba

La tendencia alcista de arribos de turistas continuó en el primer cuatrimestre de 2019, con un crecimiento total de visitantes de 6,8 % en relación con igual período en 2018. El turismo de cruceros continuó creciendo: en mayo 2019 reportó un 2 por ciento superior al mismo mes en 2018.  Por vía marítima arribaron 409 mil visitantes.

El mercado de EE.UU. creció un 18,8 por ciento, arribando en el mes de mayo 77 mil 800 estadounidenses, para un acumulado desde enero de 335 mil 350 visitantes. El crecimiento fue particularmente significativo en el caso de los pasajeros en cruceros.

Llegada de estadounidenses a Cuba 2017-2019

Todo cambió a partir de abril 2019 con las nuevas medidas anticubanas anunciadas por Trump. El gobierno proclamó la plena implementación de la Ley Helms-Burton permitiendo en base al Título III de dicha ley, reclamaciones de propiedades nacionalizadas. También informó que limitaría las remesas a mil dólares por persona cada tres meses. En junio 2019 el Asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, prometió acabar con el “turismo velado” a Cuba. El gobierno eliminó la categoría de viajes educacionales “people to people” y prohibió todos los viajes en cruceros, otros viajes en barco y vuelos en aviones privados a Cuba. Además, amenazó que más sanciones están en camino.

El 5 de junio todas las líneas de cruceros de EE.UU. anunciaron la suspensión de Cuba de sus itinerarios. Hasta la fecha no se han afectado las aerolíneas comerciales que continúan transportando a viajeros estadounidenses que cumplen con las otras 11 categorías de viaje autorizadas, incluyendo investigadores académicos, periodistas y personas que viajan a encuentros profesionales. También se mantiene la categoría “Apoyo al pueblo cubano” cuyo objetivo es restringir el acceso de estadounidenses exclusivamente al sector privado, pero que en la práctica poco se diferencia de la extinta categoría “people to people”.

¿Cuáles son los posibles escenarios futuros?

En uno, se producen más retrocesos de Trump que pudieran incluir la eliminación de las licencias generales y el regreso al requisito de solicitar licencias individuales para poder viajar a Cuba; establecer límites de gastos por día; aumentar nuevamente a Nivel 3 la Alerta de Viaje; así como otras operaciones encubiertas y de desestabilización que deterioren aún más las relaciones entre los dos países.

Posibles respuestas ante este escenario pudieran incluir que nacionales de EE.UU. continúen viajando bajo otras licencias – por ejemplo, aquellos que pensaban viajar en cruceros lo harían por vía aérea bajo la licencia de “Apoyo al pueblo cubano”; que viajen a través de terceros países, como en períodos anteriores; que disminuyan los viajeros de EE.UU., pero aumenten viajeros los de Canadá y otros países, etc.

Pero no se espera un verdadero cambio de escenario hasta 2020 en que –esperemos-- un nuevo presidente y congreso-demócratas revoquen las leyes anticubanas y devuelvan a sus nacionales el derecho de viajar a Cuba.

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