Cayo Santa María, buceo en el inconmensurable abismo azul del atlántico cubano

Cayo Santa María es una pequeña isla de poco más de 13 km², con hermosas playas y exuberantes fondos submarinos. Está situada al norte de Cuba, en su costa atlántica, y pertenece al archipiélago de Jardines del Rey, dentro del ecosistema protegido de la Bahía de Buena Vista, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
Cuenta con una buena infraestructura hotelera, capaz de recibir a un considerable número de turistas que visitan la isla cada año para disfrutar de sus paradisíacas playas y, también, para practicar deportes náuticos.
Desde La Habana, la distancia es de 397 kilómetros por la Autopista Nacional. Cayo Santa María está unida a la isla principal por un pedraplén de 48 kilómetros, cuya construcción comenzó en 1989 y concluyó en 1999, partiendo desde la ciudad de Caibarién
También se puede llegar volando desde La Habana hasta el Aeropuerto Internacional Abel Santamaría, en la ciudad de Santa Clara, y recorrer por carretera los 110 kilómetros que lo separan del cayo, o bien tomar un vuelo directo hasta el aeropuerto de Cayo Las Brujas.
Como en todas las zonas de submarinismo de Cuba, Cayo Santa María es ideal para la práctica del buceo deportivo. Sus aguas cristalinas, de un intenso azul atlántico, ofrecen emociones trepidantes en sus vírgenes fondos marinos.
El centro de buceo de referencia se encuentra en la Marina Gaviota Punta Periquillo, en Cayo Las Brujas, y cuenta con todos los recursos necesarios para la práctica del buceo: equipamiento de primer nivel, embarcaciones perfectamente acondicionadas y un equipo de instructores subacuáticos altamente profesionales, que brindan atención en español, inglés, francés, alemán, italiano, entre otros idiomas.

Existen sitios de inmersión para todos los niveles, desde principiantes hasta buceadores experimentados. Además, este centro imparte cursos para quienes deseen iniciarse en esta apasionante actividad y vivir una aventura submarina inolvidable.
La zona de buceo es muy extensa, con una superficie de 77 844 hectáreas, y está dividida en tres áreas claramente definidas: Cayo Las Brujas, Cayo Ensenachos y Cayo Santa María.
Entre los principales puntos de inmersión destacan: Los Canales, Caleta y Caleta 2, Albacora, Punta Francés, Las Palmas, Ají, La Punta, Borracho 1 y Borracho 2, La Herradura, El Español, Las Pajualas, El Jocú y El Cojín.
Por razones de seguridad, el buceo contemplativo se realiza desde poca profundidad hasta un máximo de 30 metros, con estancias breves para evitar la descompresión.

Como en muchas zonas de buceo del país, esta región cuenta con una exuberante barrera coralina llena de biodiversidad que convierte el entorno en un verdadero acuario natural. Se pueden explorar cuevas y cañones coralinos —llamados cabezos en Cuba— situados entre los 10 y 30 metros de profundidad. Agujeros azules bañados por una luz tenue, paredes cubiertas de esponjas, coral negro y gorgonias, así como pecios olvidados, forman parte del paisaje subacuático. Meros, peces loro, barracudas, morenas verdes, langostas, tiburones, delfines, tortugas, mantarrayas y grandes pelágicos, entre muchas otras especies marinas, son también parte de esta experiencia.
Es, sin duda, uno de los mejores arrecifes poco profundos de Cuba. La visibilidad supera los 30 metros y la temperatura del agua oscila entre los 23 °C en invierno y los 28 °C en verano, lo que hace de este mar un lugar privilegiado para el buceo y la fotografía subacuática.
La cámara hiperbárica más cercana se encuentra en la ciudad de La Habana, a unos 40 minutos de vuelo. Por seguridad, se recomienda no tomar vuelos hasta pasadas 24 horas desde la última inmersión.
Para finalizar, y basada en mi experiencia, recomiendo encarecidamente el buceo en este paraíso submarino, como ya expresé en un relato escrito para esta revista titulado “Buceo en Cuba: pasión bajo el mar”.
Texto: Teodoro Rubio Castaño