¿Y si repensamos los jardines de La Habana?

jardines de la habana

La Habana como capital de Cuba tiene gran protagonismo en la historia y el desarrollo artístico, cultural y arquitectónico del país, entre muchos otros aspectos. A lo largo de la historia, ingenieros, paisajistas y proyectistas copiaron modelos europeos para los paseos, alamedas y otros espacios públicos de la urbe.

Sin embargo, clima, las condiciones naturales de la isla y la intensidad del sol durante el día atentan contra el disfrute de esos lugares.

El grupo de arquitectos Infraestudio, asociado al Taller Chullima de Wilfredo Prieto, nos propone una arista bien interesante en este sentido: ¿Por qué no repensar nuestra capital, empezando por los jardines?

Fernando Martirena, miembro de ese conjunto, habló con Excelencias News Cuba al respecto en el marco de la Bienal de La Habana, que concluyó el 12 de mayo pasado.

Él, como parte de Infraestudio, trabaja junto al Taller Chullima y hace un año colabora con el arquitecto mexicano Alberto Kalach en un proyecto cuya premisa es cambiar la ciudad de la Habana solo cambiando sus espacios verdes.

Precisamente, en el marco de la Bienal, Martirena presentó algunos de los resultados de ese trabajo con la obra “Jardines que no existen”. En su opinión, el proyecto en general “no es una oposición a la reconstrucción, sino apostamos solamente por cambiar las cualidades vegetales de la ciudad”.

“Nuestra pieza fue una consecuencia o resultado de todo el proceso del último año, y creamos un jardín en sí mismo, bajo el concepto japonés de que este espacio no es un conjunto de plantas, sino de objetos en un espacio específico”, detalló.

“Muchos jardines japoneses solo son arena y piedra, sin embargo, la colocación de las piedras es lo que define la calidad del jardín”, explicó el arquitecto.

En este caso se utilizó zeolita, piedra natural y las propias imágenes del proyecto como objetos de ese “jardín”.

¿Se trata de reconstruir?

“No nos oponemos a que se reconstruya, pero creemos que reconstruyendo los jardines que ya existen o construyendo nuevos, La Habana puede cambiar radicalmente”, indicó.

Para ello, Infraestudio cuenta con una colección de proyectos o de visiones de la urbe que empiezan a “imaginar” esos espacios vacíos, y como podrían llenarse de bosques.

De acuerdo con Martirena, ese cambio en los espacios citadinos tendría consecuencias pragmáticas inmediatas, como bajar la temperatura, generar más sombra, o reducir el polvo.

En general aumentaría el confort de la ciudad, pero también la calidad de los espacios y la belleza de la ciudad desde el punto de vista de su vegetación.

“No pretendemos cambiar la Habana desde el punto de vista de proyectos, sino cambiar la intencionalidad hacia la ciudad, verla desde una manera diferente”, insistió el arquitecto.

Desde su punto de vista, ya es suficiente con que la gente empiece a mirar esos espacios vacíos y en su propia mente empiece a reconstruirlos llenos de plantas

A largo plazo una de las metas de Infraestudio es que los habaneros puedan plantar su parterre y desde su pequeño fragmento empiecen a embellecer la ciudad, o por otra parte, que de pronto los diseños estatales, desde el Estado, respecto a los parques, sean mucho más verdes de lo que son hoy.

Jardines de La Habana

 

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