Empresario estadounidense dona auto clásico a La Habana

Un carro De Soto, del año 1949, fue donado al historiador de la ciudad de La Habana, Eusebio Leal Spengler, por el reconocido coleccionista de autos antiguos, empresario y filántropo estadounidense, Richard Herman Driehaus. El auto formará parte de la colección del Museo del Automóvil de La Habana.
La nueva pieza de la colección es un De Soto del 49, una marca de automóviles estadounidense fundada por Walter Chrysler, el 4 de agosto de 1928 y que recibió este nombre debido al explorador español Hernando De Soto, quien fuera gobernador de la isla de Cuba y conquistador de la Florida.
El auto clásico es la primera pieza que exhibe el Museo del Automóvil en su nueva etapa, pues el sitio está en restauración. Estilo, calidad y clase a precios asequibles fueron los conceptos básicos en los cuales se inspiró durante muchos años la producción de la marca De Soto.
Al dejar inaugurado el nuevo local, llamado El Garaje, el Dr. Eusebio Leal dijo que “La admirable generosidad del Sr. Richard Driehaus nos ha permitido recibir en La Habana el carro precioso que él tuvo la bondad de obsequiarme en un acto público, deseando que yo luciese en La Habana”.
El donativo no fue planeado, así lo hizo saber el Señor Stephen Murphy, en representación del Señor Herman, también fundador responsable de la oficina de inversiones, y presidente de Driehaus Capital Management LLC. Aseveró que ocurrió durante la entrega oficial a Eusebio Leal del premio Henry Hope Reed 2016, de la Universidad de Notre Dame y que tuvo lugar en Chicago, donde se utilizan autos antiguos para transportar a los premiados. “Entonces, en el espíritu de agradecer a Leal por su obra, Driehaus anunció en su discurso que le iba a regalar este coche”.
Los De Soto fueron clasificados en su momento como “indestructibles”, por la solidez de su estructura y por las prestaciones duraderas de sus motores. En la sala, se exponen datos del mismo como sus dimensiones, el tipo de motor, la transmisión, especificaciones del sistema, capacidades y embrague.
Junto a la pieza, proveniente de Chicago, Estados Unidos, hay una analogía entre la ciudad norteamericana y La Habana, que se remonta del año 1790 hasta 1940. Los carteles explican lo que pasaba en un mismo momento en ambas urbes. El visitante conoce sobre los orígenes y desarrollo de la ciudad de Chicago, el gran incendio que tuvo lugar allí, la revuelta de Haymarket y sus mártires y el auge del jazz.
De La Habana, un gran cartel habla del esplendor de la ciudad, las murallas, los avances científicos técnicos, la primera conversación telefónica, el arte cubano en Chicago, la intelectualidad y el boom de la música cubana.
El Museo del Automóvil es una de las obras principales que se ejecutan por los 500 años de fundada La Habana. Para finales de año se prevé su apertura definitiva en la calle San Ignacio, entre Amargura y Teniente Rey, en el Centro Histórico de la ciudad.