La misión de Garibaldi en La Habana

Redacción Exce…
01 July 2019 10:46am
Garibaldi en La Habana

Las calles y establecimientos de La Habana colonial fueron entornos de enigmas protagonizados no pocas veces por visitantes que, de incógnito, trataron de confundirse entre la activa vida social y comercial de la zona para escapar a la vigilancia policial.

Según Juan Arnao, patriota cubano de la época, el destacado revolucionario italiano Giuseppe Garibaldi estuvo en Cuba con un falso nombre como pasajero del vapor Georgia, que atracó en el puerto de la capital cubana entre 1850 y 1851.

La versión recoge que el viaje de Garibaldi tenía la misión de organizar un núcleo de conspiradores por la independencia, con quienes se reunió en una botica en La Habana Vieja situada en la esquina de San Ignacio y Obrapía, propiedad del español liberal Salvador Zapata y López, un farmacéutico de renombre que tenía su negocio situado a pocas cuadras del Palacio de los Capitanes Generales y de las principales instituciones militares de la Isla.

El lugar no podía ser mejor escogido, ya que para ese entonces no abundaban los grandes laboratorios y los dispensarios o boticas eran atendidos por hábiles empleados que producían las más variadas recetas a todas horas del día y la noche, por lo cual no resultaba sospechoso ni para los más hábiles policías el hecho de que varios caballeros coincidieran a cualquier hora en el establecimiento, uno de los más concurridos de la Villa.

Zapata murió poco después del acontecimiento narrado y se llevó a la tumba las informaciones que aportarían luz a la presumida misión conspirativa del gran italiano en La Habana.

¿Cómo conoció Garibaldi acerca de la conspiración de los cubanos?

Para esa época, vale recordar que Garibaldi residió en New York después que su lucha por la unidad e independencia de Italia estaba en un período de reflujo, y en esa ciudad coincidió con su compatriota y colaborador Antonio Meucci, quien residió durante más de diez años en la capital cubana como técnico del Teatro Tacón.

Detrás de su apacible apariencia, Meucci ocultaba un fuerte sentimiento contra la opresión de su patria por Austria y otros poderes europeos, y tuvo una participación destacada en las huestes de Garibaldi. Tras vivir en Cuba e ir para New York se volvió inseparable del gran italiano.

Según versiones históricas por medio de Meucci, Garibaldi debió conocer en EE.UU.  a Gaspar Cisneros Betancourt, Cirilo Villaverde y John Anderson, estadounidense  negociante de tabaco y simpatizante de la unificación de Italia, quien había estado en La Habana  y conocía la situación política de Cuba.

Todas estas personalidades apoyaron en ese momento la solución anexionista que propugnaba Narciso López. el cual se encontraba en campaña para organizar expediciones armadas a la Isla en 1850 y en 1851, pero en la última fue hecho prisionero y ejecutado en garrote vil, mientras que otros 50 expedicionarios fueron fusilados.

Posteriormente Gaspar Cisneros Betancourt, destacado intelectual y publicista cubano, renegó del anexionismo y asumió la causa independentista hasta su muerte en 1866.

En aquel tiempo las actividades conspirativas de Narciso López eran divulgadas por la prensa y seguidas por el espionaje español que estaba tras la presunta participación del líder italiano y sus seguidores en las expediciones de Narciso López.

Por la no existencia de una prueba documental   definitiva durante más de 150 años, la posible estancia de Garibaldi en La Habana fue negada, pero también apoyada por otros importantes testigos y participantes de los hechos.

En nuestros tiempos, el investigador cubano Enrique Pertierra Serra (1957) apoyó la posibilidad de la visita del revolucionario basado en una exhaustiva argumentación que recoge en su texto “Italianos por la libertad de Cuba”, publicado en el 2000 por la Editorial José Martí.

Diario de Garibaldi en vapor Georgia ratifica su visita a La Habana

La certeza sustituyó a las conjeturas cuando, a inicios de este siglo, la escritora italiana Anna Tola encontró en el Museo Estatal de Palermo el Diario de a bordo del recorrido por el Caribe del vapor Georgia, escrito en inglés por el propio Garibaldi, quien dejó claro su estancia en La Habana en 1850, bajo el nombre de Joseph Paine para burlar la vigilancia colonialista.

El paladín de la independencia italiana escribió: “Sábado 16 y domingo 17 de noviembre: Tiempo variable. A las 11:00 de la mañana arribamos a La Habana. Mi reloj está adelantado respecto al del barco dos minutos… “Domingo 17 y lunes 18 de noviembre: Nos mantuvimos en La Habana, intentamos cargar carbón y cambiar pasajeros. La costa de La Habana es alta y regular, con colinas al interior. El Morro sitúa sobre el lado Este de la bahía, es alto al interior, un faro. Un canal navegable en el medio.... “Lunes 18 y martes 19: Nos mantuvimos todavía en La Habana para la actividad ya mencionada (...). A mediodía salimos del puerto en dirección a Chagres (Panamá)”.  El investigador Pertierra sostiene que "Garibaldi era una persona muy experimentada, no un aventurero; tenía un ideal y se mantenía fiel a él. Conocer la situación de la colonia requería de cierto tiempo. En aquellos momentos no se gestaba una revolución genuina, independentista, y el italiano no comulgaba con las ideas del anexionismo, eso fue lo que hizo que no estuviera involucrado en los movimientos separatistas cubanos de la época, recuerde que era anticolonialista".

Iniciada en Cuba la Guerra de los Diez Años contra el colonialismo español, en 1869 Garibaldi le escribió a Emilia Casanova, esposa del escritor cubano Cirilo Villaverde y ligada a las actividades de apoyo a la insurrección en el extranjero, "Con toda mi alma he estado con Uds. desde el principio de su gloriosa revolución”.

En otra ocasión le expresa "No es solo la España quien pelea por la libertad en casa y quiere esclavizar a los demás pueblos fuera. Pero yo estaré toda la vida con los oprimidos, sean reyes o naciones los opresores”, y en otra ocasión le dice en una carta “Yo soy por los republicanos de España, pero no por ese gobierno reaccionario y deseo a su bella patria la total independencia por la cual tan heroicamente pelea."

Garibaldi fue conocido como “el héroe de los dos mundos” por su participación también a favor de las causas liberales en Argentina, Brasil y Uruguay alrededor de 1836 y 1848.

El patriota italiano falleció a los 75 años de edad el 2 de junio de 1882 en Italia, a la que se consagró hasta alcanzar su unidad e independencia.

Actualmente en Cuba se le rinde homenaje a su memoria y se le recuerda como el visitante que llegó a nuestra capital con sus sueños de emancipación y libertad que concibió también para la Isla del Caribe, que estaba sumida bajo el despotismo contra el cual siempre desenvainó su espada.

En una de las paredes exteriores del Palacio de los Capitanes Generales, en el Centro Histórico de la Ciudad,  se puede ver una tarja conmemorativa que fue develada en junio de 1982  en mármol blanco, con letras caladas, donada por la municipalidad de la capital italiana en recuerdo de la estancia de Garibaldi en la Villa de San Cristóbal de La Habana.

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