Los poetas cantan a la belleza de La Habana

Redacción Exce…
27 May 2019 11:58am
Los poetas cantan a la belleza de La Habana

No han sido pocos los poetas que han cantado a la belleza de La Habana, que se yergue majestuosa y con especial elegancia para festejar este año el medio milenio de existencia.

Uno de ellos Ángel Augier, sumó, según Eusebio Leal, un mérito más a su hoja de servicios a la cultura cubana con lo que el Historiador de La Habana calificó de preciosa recopilación de obras poéticas dedicadas a la capital de la Antilla Mayor.   

“Ahora que la Ciudad es sacudida por un impulso renovador, resultará útil gozar y meditar en cómo ella inspira a tantísimos poetas a ofrendarle sus cantos, escribió el historiador, eterno enamorado de La Habana, en el prólogo que atesora los versos que el bardo le dedicó a la vetusta urbe y que la colección Sur publicó con el título La poética Habana. Cien poemas. 

Los versos que Ángel Augier dedicó al patio del antiguo Palacio de los Capitanes Generales, actualmente Museo de la Ciudad, que solía frecuentar entre 1937 y 1945, fueron escogidos en un certamen lírico cuyo jurado los consideró la mejor composición de todas las concursantes.  

A la luz de tu sombra conmovida/ Deja escuchar a tantas voces tuyas. / Me quedaré desnudo de silencio/ Cuando me des tu intimidad desnuda, exclama el poeta. Seducido por el encanto del patio de esa Casa. Los recuerdos que corren por tu sangre/ Te han dejado fragante de ternura, / Fuerte de eternidad estremecida/ Y el color secular que te circunda/, añade con una delicada lírica capaz de estremecer hasta los espíritus menos sensibles.

El espíritu de la ciudad, asentada definitivamente en 1519 al borde de una amplia bahía, se nos ofrece a través de cada poeta que le canta, escribe Augier al citar a Félix de Arrate y Acosta (1701-1765) autor de los primeros versos que dijo encontrar dedicados a la ciudad provenientes de un hijo notable de La Habana, autor de la primera Historia de Cuba.

En pleno siglo XIX el joven poeta José Silverio Jorrín, desde la loma de Guanabacoa, se inspiró para decirle a La Habana: ¡Cuál bellas luces, opulenta Habana, /desde la árida cumbre de esta loma ¡/ ¡Cómo se tiñe el sol ahora que asoma/ con el vivo arrebol de la mañana!”

Lugares especiales tiene La Habana en sus plazas, calles, parques y en su hechizante malecón al que cantan numerosos poetas, entre estos el célebre Agustín Acosta (1886-1979) cuando embriagado por el sol y el mar exclama en su poema En el malecón, escrito en 1915: Tarde de retreta. Tiene el Malecón/ una bulliciosa dulzura discreta. / La música encanta nuestro corazón/ con un emotivo valse de opereta/.

Fina García- Marruz, delicada poetisa, evoca en 1923 la casa donde transcurrió la mayor parte de su vida, su habanera calle de Neptuno, y la recuerda en toda su intimidad cuando dice: La casa de Neptuno aún me guarda, / a mi difunta edad la ronda leve/guarda mi abrigo, mi cuaderno guarda/ y mi oscuro paraguas cuando llueve.

Un excelso poeta habanero es Roberto Fernández Retamar, quien quiso despedirse de su amada ciudad, pero algo que más que un adiós fue un reencuentro al exclamar en su poema Adiós a La Habana: Única ciudad que me es de veras. /Ni mejor ni peor, ni llena ni pobre: verdadera./ exclama el lírico, quien subraya: Ciudad agrietada cada día por el sol/y rehecha en silencio/desde el atardecer/para que la mañana la encuentre de nuevo intacta,/con solo algunos papeles y muchos besos de más/.   

Con exquisita ternura Fayad Jamís, natural de Zacatecas, México, expresa su idolatría en su poema Si no existieras, donde dice: Qué sería de mí si no existieras, / mi ciudad de La Habana/. Si no existieras, mi ciudad de sueño/ en claridad y espumas edificada,/ qué sería de mí sin tus portales,/ tus columnas, tus besos, tus ventanas/.

Tan antiguo como sus columnas es el canto de trovadores y poetas a la conocida como Llave del Nuevo Mundo. Una de las más populares melodías dedicadas a la esplendorosa urbe es de la autoría de Ireno García que a modo de pegajosa exhortación convoca: Vamos a andar La Habana, amor, pegándonos al mar. Apunta el día y la ciudad se quiere levantar. Ya sale el sol desde un balcón dorando una canción.

También Gerardo Alfonso, cuyos versos son tarareados por los habaneros con un orgullo muy legitimo, expresa un sentido amor por la capital cubana cuando en su canción Sábanas blancas dice…Habana, si mis ojos te abandonaran... si la vida me desterrara a un rincón de la tierra, yo te juro que voy a morirme de amor y de ganas, de andar tus calles, tus barrios y tus lugares... 

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