Los Pórticos de entrada a la Villa de San Cristóbal de La Habana

Apenas un mes y unos días faltan para la celebración de los 500 años de la fundación de la Villa de San Cristóbal de la Habana, una ciudad que sigue su ritmo bullicioso, su andar ajetreado, mantiene el encanto de calles angostas y otras populosas, el aire fresco del Malecón, la alegría de su gente, el ritmo contagioso de su música que tanto atrae a visitantes nacionales y foráneos.
En nuestro recorrido por la parte más antigua admiramos unas piezas que fueron rescatadas, porque con el paso del tiempo habían desaparecido. Se trata de los pórticos que dan entrada a la añeja ciudad en las plazas San Francisco de Asís y Plaza de Armas.
Uno de ellos está situado en la calle O’Reilly y fue levantado con motivo de la celebración del aniversario 498 de la Villa. Está coronado, como en sus inicios en el año 1852, por un escudo con la inscripción "Fidelísima ciudad de La Habana", y da acceso al centro histórico de la urbe, declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.
Queda muy cerca de El Templete, sitio donde se ofició la primera misa y donde hay una ceiba alrededor de la cual los creyentes y también los ateos dan tres vueltas al árbol y piden en silencio un deseo, con la esperanza de que se haga realidad en la víspera del 16 de noviembre, fecha en que se fundó en 1519 la Villa por el Adelantado Diego Velázquez.
La llamada Puerta o Pórtico de O’Reilly, que resultó demolido en 1929-1930, es la entrada a la monumental la calle del mismo nombre y resulta rico en detalles alusivos al comercio, la prosperidad, con la presencia de los cuernos de la abundancia, las frutas tropicales, el caduceo, el ancla, los cofres y barriles.
Cuando lo edificaron en el siglo XIX estaba conformado por pilastras de piedra con molduras cuadradas. Lo remataba un bolardo en la punta y una viga metálica que a su vez soportaba un escudo de la ciudad de La Habana con el año 1856, flanqueado por dos cornucopias.
Respetando todos esos atributos para ser fiel a la memoria histórica, el pórtico tal como se ve actualmente, luego de ser restituido, cuenta con un diseño similar al de sus orígenes.
El Pórtico de la Plaza San Francisco de Asís
En la Plaza San Francisco de Asís está el otro Pórtico, igualmente levantado en el aniversario 498 de la ciudad, y que constituye una de las entradas más importantes de la Villa de San Cristóbal de La Habana, reflejada en los grabados de Federico Mialhe de mediados del siglo XIX.
Estudiosos de este tema indican que la majestuosa puerta permitía la entrada y salida del espacio del puerto a la zona cívica de la urbe, a la plaza y fue concebido en la época colonial como espacio de tránsito entre dos áreas por lo general delimitadas.
Es una réplica del pórtico original lo que se puede ver en la actualidad, que conserva algunos de sus elementos identificativos y decorativos como el arco del medio punto, el pináculo, el medallón con el escudo de la ciudad y tiene una ubicación similar a su antecesor.
Fue construido con pilares o columnas de hormigón armado, así como con piedras Jaimanitas y rejas laterales. Su medallón fue conservado en el Museo de la Orfebrería del Centro Histórico hasta el momento de su restauración. El emblema es original y data de mediados del siglo XIX, refleja a las tres principales fortalezas habaneras, y la llave que es el símbolo del Nuevo Mundo y antemural de las Indias Occidentales.
Se le agregó una corona española encima del área que ocupa el medallón, y la cruz, encima de la corona, que hace referencia a la Iglesia Católica.
La Habana, primer Destino de ciudad de Cuba, cuenta con esas obras restauradas y es eso y mucho más, es la alegría de su gente, su ritmo de urbe donde se mueven cada día miles de personas, el empeño en que sea cada vez más radiante, restañando heridas en sus viejas construcciones, en sus calles arboladas o con las cicatrices que deja el paso del tiempo.