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¿Qué dejó la NBA en Cuba?

alina
28 April 2015 12:33pm
¿Qué dejó la NBA en Cuba?

Aparte de varias canchas remozadas al más puro estilo “playground”, la primera visita que realiza a Cuba la National Basketball Asosiation (NBA) dejó la oportunidad de interactuar con leyendas vivas del mejor baloncesto del mundo, algunos consejos y sobre todo, mucho optimismo de cara al futuro.

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Es más, algunos ya sueñan con el regreso de un baloncestista cubano a la NBA, pero de manera diáfana, como algo natural. Claro está, tres días de talleres y entrenamientos no salvarán un deporte afectado, como todos, por déficit de recursos, implementos y fogueo internacional, pero sin dudas ha sentado las bases para el añorado renacer…

Excelencias Cuba preguntó a verdaderos monstruos como el canadiense Steve Nash y el congolés Dikembe Mutombo sobre el potencial de los deportistas cubanos, y ambos coincidieron en que Cuba es reconocida por sus fenomenales atletas. “Al final, en este deporte la actitud puede marcar la diferencia, no tu talla”, afirmó Mutombo, pívot de 2,18 metros de altura, recién exaltado al Salón de la Fama del Baloncesto.

“Cuando estudias el juego, puedes defender bien. Independientemente de mi tamaño, si no hubiera estudiado a cada rival, hubieran acabado conmigo. Así que, cubanos en la NBA… ¿por qué no?”, comentó el gigantesco Mutombo.

“Pienso que para Cuba lo principal es la exposición, o sea, confrontar a jugadores de todo el mundo, de mayor nivel, esa es la clave. Mientras más se expongan, más crecerá el baloncesto cubano: tienen un buen programa, pero necesitan ayuda”, agregó Nash, dos veces jugador más valioso en la NBA, un maestro del regate y la asistencia.

A propósito, Mutombo advirtió que no tiene que ser necesariamente la NBA, pero es imprescindible integrarse a ligas profesionales. Sobre esta visita a La Habana, en plena estela del anunciado restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, el también Embajador Global de la NBA aseguró que esta visita no es política, es algo puramente deportivo, aunque admitió que tendrá un impacto social.

“El baloncesto enseña respeto, disciplina y colaboración. Los jóvenes que aprendan eso serán grandes jugadores, pero también mejores personas y ciudadanos”, acotó. Más allá del impacto personal, esta visita también deja una huella en una esquina donde las “guerrillas” o baloncesto callejero “3-on-3” resisten la invasión futbolística: la cancha de 23 y B, en el Vedado habanero.

Cuatro aros con tablero acrílico marca Spalding, nuevos postes, líneas renovadas e incluso una cerca perimetral restaurada engalana este feudo del basket callejero gracias al programa NBA Cares. Hasta el lugar se llegaron Nash, Mutumbo y su comitiva para dirigir una clínica con niños y adolescentes, desafiando a un sol inclemente. La cancha toma un segundo aire, tras una remodelación que le hicieron a inicios de siglo, cortesía  no de un baloncestista, sino del mismísimo Diego Armando Maradona. De aquella época perduran las torres de luces que permiten jugar hasta entrada la noche.

De vuelta a lo deportivo, Jasiel Rivero se ratificó en la clínica como el mejor jugador que tiene el basket organizado en Cuba hoy día. Quizás él sea uno de los dos cubanos que serán invitados a un campo de entrenamiento para América Latina que organizan la Federación Internacional de Baloncesto Amateur y la NBA, con sede este año en República Dominicana. Ahí no solo podrán pulir sus rudimentos y potenciales, sino que se someterán al escrutinio de scouts y quizás puedan hacer historia.      

Por lo pronto, ya la NBA hizo historia al convertirse en la primera liga profesional de Estados Unidos que viene a Cuba a tender un puente de intercambio y colaboración. Y el resultado ha sido tan electrizante como una canasta que le da vuelta al marcador justo al sonar la bocina. La bola ahora está en nuestra cancha…

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