Inversión extranjera en Cuba: Expectativas y Contratiempos

El mercado cubano se percibe como una plaza atractiva por los altos índices de sanidad, seguridad y educación. La ubicación geográfica en el continente y cercanía a Estados Unidos también se aprecian como un elemento favorable.
Hasta que no se elimine completamente el bloqueo, las empresas radicadas en Cuba no podrán exportar bienes y servicios a Estados Unidos, pero con los nuevos cambios en la política de Estados Unidos, ese día parece más cercano, con lo cual se multiplican las potencialidades de tener negocios en Cuba.
La nueva ley para la inversión extranjera puesta en vigor en 2014, el portafolio de oportunidades de inversión presentado en la Feria Internacional de La Habana y la Zona Especial de Desarrollo en el puerto del Mariel, parecían que podían convertirse en la plataforma mediante la cual se aprovecharía este incremento del interés por invertir en Cuba. Pero hasta el momento ello no ha ocurrido con la velocidad y la magnitud que se espera.
Después de ocho años de transformaciones, el promedio de crecimiento anual de la economía cubana se ubica en 2.7%, por debajo del objetivo planteado por la reforma económica (4.4%). Detrás de estos resultados se encuentra el hecho de que Cuba presenta una tasa de inversión de alrededor de 10% del PIB, inferior a la media de América Latina que supera el 20% y lejos de los niveles de 30% y 40% que han logrado los países asiáticos, con las mejores dinámicas de crecimiento en las últimas décadas.
La inversión extranjera directa, el recurso que debe propiciar un salto en la tasa de inversión durante el proceso de reforma en curso, e impulsará la inserción internacional y modernización del aparato productivo, ha quedado también por debajo de las expectativas.
Una medición de expectativas con el Cuba Standard Business Confidence Index
Comenzando en el primer trimestre de 2015, el sitio web Cuba Standard comenzó a aplicar una encuesta con el objetivo de contar con una medición propia sobre las percepciones y expectativas que tienen los hombres de negocio sobre la evolución de la actividad económica en Cuba. Para el diseño de la encuesta se tomaron los estándares internacionales presentados en el documento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos del año 2003, titulado “Business Tendency Surveys: A Handbook”. La encuesta se aplica trimestralmente por correo electrónico a una muestra aleatoria de alrededor de 100 personas.[1]
Los resultados permiten la construcción de un índice trimestral de confianza u optimismo económico: el Cuba Standard Business Confidence Index (CSCI). El CSCI mide la diferencia promedio entre los porcentajes de respuestas positivas y negativas de cada pregunta. El índice se calcula de manera tal que cae en un rango entre 0 y 100%. El valor de 100 se obtiene si todas las respuestas fueran positivas y cero si ocurre lo contrario.
En el análisis de la evolución del CSCI desde el primer trimestre de 2015 hasta el primer trimestre de 2016, se percibe que en los primeros tres trimestres del año 2015 el índice capturó el incremento del optimismo en relación al futuro de la economía cubana. Sin embargo, desde entonces la tendencia ha sido decreciente.
Para el primer trimestre de 2016, el CSCI se reduce significativamente por segundo ocasión. El registro de 57.2 es el valor más bajo desde que se comenzaran a hacer estas mediciones.
La caída de la confianza empresarial en el primer trimestre de 2016 se aprecia en la totalidad de las preguntas de la encuesta. En particular, en cuanto a las intenciones de invertir, se volvió a presentar una disminución significativa. En el tercer trimestre de 2015 un 45.3% de los empresarios manifestaban un incremento en sus intenciones de invertir en Cuba; en el cuarto trimestre de 2015 bajó a 37.6%, y en el primer trimestre de 2016, este porcentaje se reduce a 28.8%. Ello confirma las informaciones anecdóticas que llegan sobre la frustración de varios inversionistas al darse cuenta que los obstáculos que existen para invertir en Cuba son más complicados que lo que ellos imaginaban.
Sobre este último aspecto proporciona más información la última pregunta de encuesta: ¿Qué factores están limitando su posibilidad para incrementar/desarrollar su actividad económica en/con Cuba? (What factors are limiting your ability to increase/develop business activity in/with Cuba?) Los principales obstáculos señalados son: el bloqueo estadounidense (52.4%), la burocracia del gobierno cubano (también señalado por el 52.4% de los encuestados), el exceso de regulaciones (47.6%), la ineficiencia de la empresa estatal (35.7%) y los procedimientos y las garantías legales (32.1%).
Es decir, factores regulatorios e institucionales aparecen hoy día como las principales barreras a la expansión de los negocios y la llegada de nuevas inversiones a la Isla.
En el caso de Estados Unidos, dependerá de cuánto más pueda avanzar el ejecutivo flexibilizando las sanciones económicas, y a futuro, de las decisiones del Congreso en relación a las leyes que codifican el bloqueo. En el caso cubano, el exceso de regulaciones y la burocracia reflejan el alto grado de intervención todavía presente en el sistema económico. A pesar de las reformas que se han puesto en marcha, no hay una evidencia clara aún en cuanto a la decisión de emprender una apertura internacional amplia de la economía.
Una vez que estos obstáculos se vayan desmantelando la economía cubana podría tomar ventaja de sus principales atractivos, para lograr así captar un flujo suficiente de capitales que le permitan salir del estancamiento en que se encuentra desde finales de los años ochenta.